Ciudad de México, México.– Desde hace 26 años, desde el paraje Ayecatl, José Téllez, se dedica a este oficio. Desde los 16 años aprendió la construcción de canoas en el barrio Caltongo. Narra con nostalgia: “Mi maestro fue el señor Ángel Roldán, quien me enseñó todos los secretos de este arte con paciencia y sobre todo cariño”.
Explica que utiliza maderas de oyamel y encino que traen desde Michoacán y cáscara de coco como sellador. Considera que su oficio es un arte, pues se tiene que cuidar hasta el mínimo detalle; por ejemplo, las hendiduras entre cada trozo de madera deben quedar bien selladas, pues más allá de su estética tan característica, las embarcaciones deben ser seguras.
Recuerda que una vez le pidieron una trajinera para una ocasión muy especial; un joven la solicitó para pasear con su novia. El comprador trajo sillas elaboradas por un herrero y él construyó el resto. Sobre aquella trajinera, el novio pidió matrimonio a su amada.
Entre las principales herramientas para crear embarcaciones están: el formón, prensa, barreta, cinceles, sierra, garlopa, taladro y macetón, entre otros.
Las embarcaciones pueden medir entre diez, ocho y seis metros de largo con precios que van desde 14 mil hasta 35 mil pesos.
José Téllez señala que no sólo construye y repara canoas de la entidad, sino que los productores de Tláhuac le solicitan sus servicios. Asimismo, habitantes de Iztapalapa le han encargado pequeñas réplicas para colocar en planteles escolares, templos religiosos o jardines.