TRAS LA PUERTA DEL PODER
Por Roberto Vizcaíno
Obligado por el derrumbe de la línea 12 y por la derrota electoral en la Capital del país, Andrés Manuel López Obrador decidió -por lo que se ve- no dejarse derrotar por el destino y abrió su juego sucesorio.
Arrastrados por ambos eventos a la descalificación prematura y a desgracia anticipada, sus dos alfiles sucesorios-Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum-, fueron entonces llevados de la mano por el tabasqueño hasta una orilla segura a fin de poder seguir compitiendo.
Así salió de su boca la primera lista de sus posibles sucesores. Los dos primeros, Ebrard y Claudia. Otros cuatro fueron el relleno.
Y el ausente, Ricardo Monreal, dejó en claro de inmediato que ni siquiera AMLO podría dejarlo fuera de esta contienda. Así, cuantas veces lo ha ignorado, es cuantas veces el zacatecano se ha metido de nuevo en el debate y la lista sucesoria de los medios.
Y para ratificar que sigue ahí, la semana pasada Monreal fue el primero de los aspirantes en pedirle a AMLO y a Morena, piso parejo y reglas claras en esta sucesión. Días después Mario Delgado, líder por oficio de Morena, le respondía a Monreal que el candidato de este partido saldrá de una encuesta.
De las filas de Ricardo salió entonces su “sombra política” Alejandro Rojas Díaz Durán, su suplente en el Senado, para advertirle a Delgado que muy bien, que era perfecto lo de la encuesta, “siempre y cuando no fuera patito como las aplicadas para sacar candidatos en el proceso electoral anterior”.
En apenas unas semanas, a Claudia Sheinbaum sus simpatizantes y grupos morenistas diversos la han vitoreado llamándola públicamente presidenta, presidenta, presidenta.
Este pasado fin de semana -dijo que, con el visto bueno y la aprobación de AMLO, Marcelo Ebrard reapareció sonriente, en una comida a puerta cerrada en Toluca, con 150 invitados, en su mayoría colaboradores y simpatizantes.
Ahí les dijo que, consultado sobre la realización de este encuentro, el Presidente lo había aprobado.
Marcelo diría ahí que por supuesto que no estaba muerto políticamente.
Esto fue ratificado en la mañanea de AMLO de ayer, desde donde Ebrard agradeció a su Jefe haberlo metido en su lista de posibles sucesores.
Y habló ahí del encuentro de Toluca:
“En primer lugar, les dije: ‘hay que agradecer al Presidente que nos tome en cuenta’; segundo lugar, faltan dos años y medio, dediquemos a trabajar, seamos eficientes, respetemos a los demás, actuemos en función de eso, no perdamos la concentración en lo que estamos haciendo.
“Seamos consistentes, perseverantes y leales, y por supuesto, cuando se den las normas, lleguen los tiempos faltantes, estamos a la mitad del gobierno; cuando eso llegue, estemos preparados para participar de acuerdo a las reglas que en su momento se den…
“Es verdad la información, y por eso se dijo, para que no haya especulación. Esa es la posición en la que yo estoy y mis colaboradores y amigos… no vamos a distraernos y vamos a seguir actuando con eficiencia”, aclaró.
Ahí se sabría que el encuentro de Ebrard fue el sábado anterior en el jardín de una casa de un amigo en Ocoyoacac, Estado de México.
Presente en esa mañanea, el presidente López Obrador avaló con todo a su Canciller y lo colocó en los hechos como el puntero en sus preferencias hacia la sucesión de 2024.
Más claro ni el agua más clara del arroyo político.
El camino que apenas comienza es inédito. López Obrador está decidido, obvia, evidentemente, a conducir él mismo su pasarela de posibles sucesores en sus propios foros y bajo sus condiciones.
Aquí al que ha dejado fuera es a Monreal, En este punto habría que recordar lo que dijo el ex líder panista Germán Martínez quien le advirtió a AMLO que los hechos indican que de un tiempo a la fecha, no sólo en México sino en el mundo, los presidentes no pueden ya dejar herederos.
Rescató los hechos de que ni Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón ni Enrique Peña Nieto pudieron imponer a sus sucesores. En cada uno de estos casos salieron presidentes otros personajes.
En cada caso el ganador fue quien se opuso al dedazo.