Prioritario preservar, digitalizar y difundir libros y las colecciones

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Ciudad de México, México.– Debido a la emergencia sanitaria, la Biblioteca Nacional de México, al igual que diversas instituciones en el mundo, se ocupa de preservar sus colecciones y de la difusión del conocimiento, ya que los textos son la herencia del pasado, el libro explora el proceso de comunicación y las palabras son acervos culturales de las comunidades y de la humanidad.

En lo anterior coincidieron especialistas al participar en ciclo internacional “Una cita en la Biblioteca Nacional de México: actualidad y porvenir de la historia del libro y la edición tras la pandemia”, organizado por el Programa Historia del Patrimonio Documental Mexicano, del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM.

Para Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades de la Universidad Nacional, los conceptos que surgen de las palabras nos ayudan a conocer el mundo.

Destacó que existen textos de diversos tipos “que transmiten ideas y pensamientos que viven y palpitan entre las tapas de los libros; ya Richer nos decía que texto es aquello que se realiza como discurso escrito y se destina a un lector, que al interpretarlo puede abrirse a la comprensión de sí”.

La lectura, agregó, nos permite establecer un diálogo con el autor y otros autores e introspectivamente con nosotros mismos. “Imagino los libros como mariposas de múltiples alas que transportan palabras, las propias, las ajenas y las que dejan de ser ajenas cuando las hacemos propias”.

Durante la charla virtual, Pablo Mora Pérez-Tejada, director del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, destacó que preservar los textos en este momento es prioritario, así como la digitalización y difusión de los libros y las colecciones periódicas.
“Estoy seguro que los humanos superaremos la actual crisis de salud. Creemos que libros son, con mucho, la mejor y menos costosa vacuna”, destacó el también investigador.
En tanto, Robert Darnton, profesor emérito de la Universidad de Harvard, presentó su libro “Pirating and Publishing. The book trade in the Age of Enlightenment” (Piratería y publicaciones. El negocio del libro en la era de las luces), en el cual trabaja desde 1965.

Al referirse a su obra, el escritor dijo desde Estados Unidos: “el propósito del libro es explorar el proceso de comunicación, especialmente de aquellos que producen libros. Actualmente pensamos que todo es automático para autores, libreros y demás, pero en los siglos XVI y XVII no era así, se trataba de un proceso muy complicado que requería de muchos intermediarios”.

Para Pablo Avilés, coordinador del ciclo de charlas, los textos son la herencia del pasado y los documentos la elección del historiador. A lo largo del tiempo las colecciones de éstos representan la producción editorial, hemerográfica, documental de nuestra historia, por lo que es necesario reflexionar sobre su organización y su dispersión.

“Como si se tratara del negativo de una fotografía la historia de estas colecciones incluyen no solo la historia de su adquisición y la de su organización, sino también la historia de su dispersión, ausencia y éxodo; es la historia de una diáspora cuyas huellas constituyen también la historia de nuestro patrimonio”, comentó el también investigador.

El ciclo de charlas permitió analizar el estado que guarda el ámbito de las ediciones, y los estudios del libro en la comunidad internacional, a fin de que sirva como base para contribuir a la comprensión de la historia. En estos encuentros participaron expertos de las universidades de París, Complutense de Madrid, de Cambridge y de Barcelona, entre otras.