Datos del INEGI sobre COVID-19 muestran una realidad diferente a la planteada por gobierno federal, dice legisladora opositora

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Ciudad de México, México.— “La diferencia entre las cifras oficiales y las dadas a conocer por el INEGI con respecto al número de muertes por COVID-19 nos dejan algo en claro: en nuestro país han muerto más personas de las que se dice por esta enfermedad, en realidad, no sabemos bien cuántas personas han muerto a consecuencia del Coronavirus ni tampoco tenemos claridad sobre cuántas se encuentran actualmente enfermas”, según dice la diputada Federal perredista, Claudia Reyes Montiel.

Indicó que “estos datos no hacen más que demostrar que en el país el número de decesos es mayor al que se nos ha dicho, y que las autoridades de salud no tienen un verdadero control la pandemia, al contrario, han sido rebasadas en varios sentidos”, afirmó.

Agregó que “esta falta de precisión sobre los datos se suma a una serie de errores que se han tenido por parte del gobierno a lo largo de esta crisis que vivimos, como el no querer realizar más pruebas o descalificar medidas preventivas como el uso del cubrebocas, errores que no hacen más que confirmar que durante este año de pandemia en el gobierno ha privado la necedad e improvisación por encima de la planeación, lo cual ha costado la pérdida de miles de personas.”

Otro dato preocupante que nos brinda el INEGI, dijo, “es que muchas de estas personas murieron en sus domicilios, lo que nos habla de que no hay una atención oportuna, principalmente, porque las instituciones de salud ya se han visto rebasadas, y ante esta situación los enfermos de Covid-19 están falleciendo en sus casas, sin ninguna atención que les brinde una esperanza.”

La legisladora por el Estado de México planteó que “ante esta situación no es de extrañar que estemos ocupando el primer lugar como el peor país para vivir durante la pandemia, esto según los resultados del Ranking de Resiliencia de Bloomberg.”

“Ante un gobierno que se ha destacado por cambiar la verdad a su antojo, que se niega a aceptar sus errores, información como la brindada por una institución como el INEGI sirve para hacerle contrapeso con datos confiables y verificables. Es precisamente esta tarea de poner límite al poder y servir como contrapeso al mismo lo que molesta al Presidente sobre los órganos autónomos, de ahí su interés de querer acabarlos y acallarlos”, concluyó.