Análisis a Fondo
Los hospitales ya no disponen de respiradores
El agua se acaba; no es nada catastrofista
Por Francisco Gómez Maza
No sale sobrando, de ninguna manera, machacar, insistir en que lo único que nos salvará del contagio de la Covid-19 es alimentar nuestro estado consciente y cumplir los protocolos sanitarios.
En una palabra, cuidarnos para evitar el contagio y, así, cuidar a los demás.
Preocupa, por sobre cualquier otro asunto importante en la vida, la situación, gravísima, que estamos enfrentando.
Pareciera que aún hay muchos mexicanos – en México nos tocó vivir a unos 130 millones de personas de este planeta- que viven como si no los asechara ningún peligro. Parece que no han caído en la cuenta de que la Covid-19 es una enfermedad, o gama de maldiciones sanitarias, muy preocupante, que mata si nosotros actuamos con la ligereza e irresponsabilidad con la que nos hemos comportado.
Ya vamos a cumplir un año de peligro para nuestra salud y nuestra vida; ya han muerto, por lo menos, unas 128,822 personas hasta el día martes 5 de enero, entre los cuales contamos con amigos y familiares. Y se han contagiado un millón 462,490, entre febrero de 2020 y hoy seis de noviembre.
Y la situación de la lucha contra el nuevo coronavirus se sigue agravando particularmente en los estados de la cuenca del Valle de México, lo que se llama la Megalópolis, y Baja California, así como el resto de la Federación, en donde nadie puede aventurar que ya la han librado”, no obstante que pudieran estar en semáforo verde, entre ellos Chiapas.
Al incremento de los contagios hay que agregar que el sistema hospitalario de la zona más poblada del país, o sea la Megalópolis, integrada por Ciudad de México (16 alcaldías), Estado de México (80 municipios), Hidalgo (29), Morelos (33), Puebla (22). Tlaxcala: (60). Y Morelos, Estado de México, convertido en sistema hospitalario covid-19.
El llamado desde este espacio es a que nos cuidemos; que nos quedemos en casa si no tenemos ninguna urgencia y, si salimos, renunciar a estar en rebaño, sino –más vale- mantenernos a dos metros entre uno y otro, no saludar de mano, no tocar superficies, llevar el líquido sanitizante y bactericida, usar el cubre bocas y no es exagerado cubrirse la cara con una máscara trasparente.
Las personas de la llamada tercera edad es mejor que se mantengan en casa, leyendo, escuchando música, mirando alguna película, haciendo actividades tranquilizantes, entre otras muchas que puede sugerir la imaginación.
A DESFONDO: Por ahora son muy pocos los ciudadanos que tienen conciencia de la existencia del agua. Y el agua disponible para regar las plantaciones de alimentos cada vez se acaba más. Hasta el momento, ha disminuido alrededor del 30 por ciento, como lo estiman los expertos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA). Esta disminución del agua será una limitante para la producción del ciclo agrícola otoño-invierno 2020-2021. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), las 210 presas del país tienen almacenados 66 mil 607 hectómetros cúbicos (hm3) de agua, cifra inferior a los 91 mil 330 de un año antes.
Siete estados del país concentran 16 presas con agua para uso agrícola, con una capacidad de poquito más de 55 mil hm3, que representan 44.3 por ciento del total nacional. Pero el almacenamiento actual del recurso, en esas presas, está a solo 41 por ciento de su capacidad total, y refleja una caída de 44.2 por ciento en su comparación anual debido a importantes sequías en el norte del país.
Mientras tanto, hace unas semanas el uso del agua ya es una mercancía en el mercado bursátil de Nueva York, lo que es un reconocimiento a la enorme crisis de escasez que se vive en el mundo. Y preocupan las sequías sin precedentes, afrontadas en el noreste de México y en el suroeste de los Estados Unidos.