Ciudad de México, México.– Portadora de una cardiopatía congénita conocida como “Transposición de las Grandes Arterias” (TGA), la pequeña Kailani nació a las 32 semanas de gestación en una clínica privada de la Ciudad de Aguascalientes, donde presentó dificultad respiratoria que ameritó ventilación asistida e intubación con respirador.
Después de 24 horas mostró mejoría, sin embargo, le detectaron una cardiopatía en donde la aorta salía del ventrículo derecho y la arteria pulmonar del ventrículo izquierdo, justo al revés de lo normal. Este padecimiento se presenta en uno de cada tres mil nacimientos en el mundo.
Debido a su complejidad, gravedad y grado de fatalidad, era necesario un tratamiento quirúrgico más especializado. Al ser derechohabientes del IMSS, los padres de Kailani solicitaron su traslado al Hospital General de Zona No. 2 en Aguascalientes, hospital COVID-19 que pidió antes de su ingreso una prueba confirmatoria, de la cual la pequeña resultó positiva.
Con diagnóstico confirmado de COVID-19 fue valorada en el HGZ No. 2 y los médicos refirieron que requería ser trasladada de inmediato a una Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) para atender su cardiopatía con oportunidad, y esto ocurrió en el Hospital General “Dr. Gaudencio González Garza”, del Centro Médico Nacional La Raza en la Ciudad de México.
En ambulancia vía terrestre, Kailani ingresó el 17 de julio a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales.
“Llegó estable, respirando normal, tolerando la vía oral, se le hicieron los estudios pertinentes incluyendo otra ecocardiografía. De manera súbita presentó un deterioro respiratorio que requirió ventilación de alta frecuencia, con lo cual ella fue respondiendo favorablemente”, informó la doctora Juana Pérez Durán, jefa del Servicio de Neonatología de la UMAE.
La especialista detalló que se logró extubar y programar la cirugía de corazón dentro de sus primeros 10 días de vida, tiempo en el que se tiene que resolver esta cardiopatía para evitar complicaciones e incluso la muerte, porque depende de un conducto que normalmente se cierra por sí solo en todos los bebés, lo que era fatal para Kailani.
Se sometió a una cirugía de corazón abierto, -encabezada por el doctor David Arellano Ostoa, cirujano cardiovascular pediátrico-, la cual tuvo una duración de cuatro horas donde se corrigió la mala posición de los vasos y se cerró ese conducto.
“La historia de la operación quirúrgica que corrige esta malformación es uno de los más grandes éxitos de la medicina del Siglo XX, que abrió la puerta a los grandes avances que hoy tenemos en cirugía cardiaca neonatal. Hace 30 años la mortalidad de la Transposición de las Grandes Arterias era del 90 por ciento durante el primer año de vida. Hoy, es justamente lo contrario: el 90 por ciento logra sobrevivir con una cirugía como ésta”, comentó Arellano Ostoa.
Después permaneció sedada en terapia intensiva con ventilación mecánica e intubada por 10 días, múltiples medicamentos y nutrición parenteral. Kailani fue recuperándose y se retiraron poco a poco los medicamentos de apoyo, la ventilación y se comenzó con la alimentación.
“Ésta es una de las cardiopatías que más se atienden en esta UMAE, un promedio de siete a 10 casos al año. Lo importante es el diagnóstico temprano, se hace la corrección pero el manejo post quirúrgico es muy complejo, ya que se debe cuidar sangrado, aparato respiratorio, digestivo, neurológico, entre otros aspectos”, agregó la doctora Pérez Durán.
Por su parte, la neonatóloga Sandra Luz Albarrán Juárez, médico tratante de Kailani, refirió que después de que estos bebés son sometidos a muchos procedimientos es necesario ayudarlos a rehabilitarse en la succión, ya que hay un poco de retraso y no logran alimentarse por sí solos de manera correcta.
Ante esto, fue necesario capacitar a los papás sobre cómo alimentar y rehabilitar a Kailani con ejercicios a base de estimulaciones de cavidad oral y mejillas; sobre cuidados de heridas, posiciones que puede tener la pequeña, entre otros.
“Kailani es un caso especial, toda su evolución fue exitosa, todos nos encariñamos mucho con ella, es un ejemplo de vida. Gracias al apoyo de sus papás quienes estuvieron al pendiente de su evolución y cuidados durante 41 días, ha sido posible darla de alta a los 50 días de vida y libre de COVID-19”, indicó Albarrán Juárez.
“A mí me dijeron que aquí había los mejores doctores para realizar su cirugía. Todo estuvo muy bien, los cirujanos, las enfermeras, los doctores, todos nos han tratado de maravilla. Siempre tuvimos mucha fe en los doctores y en Dios, todo está en manos de ellos”, expresó Miriam, mamá de Kailani.
“Quiero agradecerle a toda la gente que trabaja aquí en este piso del hospital por todo lo que hicieron por mi hija. Muchas gracias a las doctoras Juana y Sandra que tanto nos ayudaron para que mi hija saliera adelante”, expresó el señor Juan Ricardo, papá de Kailani al momento de abandonar el hospital, rodeados de una valla humana de trabajadores que los despidieron con aplausos.