Estudio inédito documenta rasgos de especie marina endémica en cueva en Cozumel

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Ciudad de México, México.– Ofiuros cavernícolas que habitan en la cueva “El Aerolito”, en Cozumel, son más grandes y sus extremidades más largas en comparación con especímenes que viven fuera de ese entorno; además, su pigmentación es peculiar, debido a la escaza luz, descubrieron expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Mediante un estudio inédito, científicos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM, y de la Universidad de Quintana Roo, detectaron características distintivas en Ophionereis commutabilis, lo que agrega evidencia a la afirmación de que se trata de una especie endémica de esa cueva.

Los ofiuros son un grupo de animales marinos, de la familia de los equinodermos (ekhino: espina, y derma: piel), al que pertenecen los erizos, las estrellas, los lirios y los pepinos de mar. O. commutabilis es la primera especie descrita de ofiuro cavernícola endémica de México, y la tercera en el mundo (las otras son de Estados Unidos y Japón).

La vida cavernícola implica condiciones, como ausencia de luz, baja cantidad de oxígeno y temperatura, así como escasez de alimento, explicó Francisco Solís Marín, investigador del ICML.

El estudio, codirigido por Solís Marín, y en el que también participó el estudiante del posgrado en Ciencias del Mar y Limnología, Francisco Márquez, fue publicado en el Journal Subterranean Biology.

Particularidades

  1. commutabilis, cuyo hallazgo se dio a conocer en 2019, es de mayor tamaño en relación con las especies de ofiuros que habitan fuera de la cueva. Sus brazos y pies ambulacrales (con ventosas) son más largos, y los individuos adultos tienen características juveniles (paedomorfismo).

“El rasgo más notorio es la longitud de los brazos y de los pies ambulacrales, así como el sistema de fotorreceptores o receptores de luz y la pigmentación peculiar, con colores opacos como gris o blanco, probablemente resultado del ambiente donde residen, con luz casi nula”, destacó Solís Marín.

Existen pocos estudios sobre la adaptación a la vida cavernícola, por lo que el objetivo de este trabajo fue emplear métodos comparativos entre las especies O. commutabilis y O. reticulata (especie que vive fuera de la cueva), para analizar y comparar los rasgos troglomórficos (características propias de animales que se desarrollan en zonas oscuras), que implican, en el caso de la primera especie, la adaptación orgánica a ambientes de cuevas anquihalinas o de agua salobre.

“El troglomorfismo es una adaptación a la vida cavernícola y se ha investigado principalmente en artrópodos y vertebrados de cuevas acuáticas y terrestres. No se había analizado en equinodermos exclusivos de cuevas, sólo teníamos suposiciones de su apariencia”, detalló el universitario.

Especies en peligro

Cerca de “El Aerolito” se han desarrollado complejos turísticos con campos de golf, que para su mantenimiento utilizan fertilizantes que permean hasta la cueva marina, y a largo plazo podrían modificar ese ecosistema, alertó Solís Marín.

De acuerdo con el también curador de la Colección Nacional de Equinodermos de la UNAM, “El Aerolito” cuenta con cerca de 180 metros de canales y reservorios, y se han descrito más de 100 especies de invertebrados marinos que habitan ahí, lo que hace de este sistema uno de los más ricos en vida. Es necesario un plan que proteja a estos ambientes frágiles sin perjudicar el turismo de la zona, aconsejó.

“Dar a conocer los resultados de este trabajo es un logro para el Instituto y para la Universidad de la nación; es la primera vez que se tiene evidencia de las adaptaciones de estos organismos acuáticos en cuevas, que se alimentan de tapetes microbianos”.

El universitario comentó que una vez concluido el confinamiento seguirán explorando esa cueva, donde incluso han encontrado dos nuevas especies de estrella de mar. “Es un laboratorio natural, donde viven muchas más especies endémicas que no han sido descritas”.