Sin duda estamos frente a la construcción de una candidatura presidencial firme

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TRAS LA PUERTA DEL PODER

Por Roberto Vizcaíno

No hay hoy en México quien no hable de Andrés Manuel López Obrador. El tabasqueño, dijera mi abuela, como las de otros muchos, es el ajonjolí de todos los moles.  Desde sus mañaneras, sin duda eje de su estrategia de manejo de poder y de gobierno, López Obrador dicta agenda y abre los temas que durante las siguientes 24 horas dominan a todos los mexicanos. La polarización social, el encono, los rompimientos con sectores, los pleitos callejeros desatados desde sus conferencias-monólogos-neo-homilías de corte evangelistas y populistas, es ya profunda y mantiene ya en la radicalización a familias y segmentos poblacionales.

Mientras, el país cae en la más profunda crisis económica nunca antes vista.

En este escenario y contexto, no falta quienes sigan a Andrés Manuel López Obrador con un morbo exacerbado respecto de su futuro. Él mismo alimenta a sectores que lo repudian, con su intención de ir a una consulta de ratificación de mandato. Alrededor de esta intención giran muchos mexicanos que alucinan ideando movimientos adelantados de recolección de firmas para exigir su remoción. Al parejo, en el bando contrario, sus seguidores mantienen una campaña en redes sociales bajo el lema de: AMLO no estás-solo.

Esas posiciones dominan a todos los niveles sociales que, en lo político y económico, la academia y la intelectualidad, deriva en debates y análisis, ejercicios prospectivos y seguimientos, en que se habla de los posibles sucesores del tabasqueño.

No pocos coinciden que los tres apuntados desde hoy, a 4 años de la sucesión presidencial de López Obrador (el camino no sólo es muy largo sino muy incierto, sobre todo por la tortuosa y pendenciera personalidad del mandatario a suceder), son: el canciller Marcelo Ebrard, la jefa de Gobierno de la CDMX Claudia Sheinbaum y el zacatecano Ricardo Monreal, sin duda el mayor líder dentro de la LXIV Legislatura.

Claudia, opinan todos, es la más incapaz pero la preferida del Presidente.

Marcelo es, sin duda el más experimentado, y el mejor posicionado hasta hoy ya que ejerce casi una vicepresidencia desde la cual no pocas veces rebasa al Jefe, con el aplauso de este.

Monreal llega pleno a este momento, con una posición en la que ha tenido que sortear poderosos obstáculos.

Un permanente escollo y amenaza a su futuro político, son los saboteadores internos aliados desde siempre a ese fantasma que no termina de morir dentro de Morena, y que navega con el nombre falso de Yeidckol Polevnsky, grupo que dentro del Senado encabeza Martí Batres con el único objetivo de hacer fracasar a Monreal.

Pero como en política, ya lo decía don Jesús Reyes Heroles, todo lo que se opone, apoya, Monreal ha hecho de la concertación y la aprobación de dictámenes por mayoría su mayor logro.

Así ha sacado adelante, incluso por unanimidad, las reformas más cuestionadas e importantes para López Obrador. Ahí está la creación de la Guardia Nacional. No ha faltado el escándalo que ensucia su camino, como el nombramiento de la presidenta de la CNDH.

Al parejo de todo eso y más, el zacatecano se ha significado por ser el político que recoge desde el Senado los asuntos espinosos que le han hecho crisis -o que de plano no ha sabido gestionar- a López Obrador para convertirse en el negociador no sólo dentro del Senado, sino dentro de la llamada 4T.

Es claro que Ricardo Monreal construye en ese espacio su precandidatura presidencial para el 2024.

Y a cada fallo de AMLO él avanza convirtiéndose en la opción de sectores importantes.

López Obrador ya lleva un año 6 meses de su sexenio. La experiencia dice que ya casi lleva consumida la cuarta parte de su mandato. Y que no le ha ido bien. Y que las consecuencias de la pandemia sumadas a sus incapacidades y errores, ya hicieron fracasar su intención de una transformación de régimen y que por el contrario ya México ha ingresado a una grave crisis de seguridad pública, económica y social de consecuencias impredecibles.

ENCUENTRO CON EL CCE

Es así que entre más oscuro es el futuro de México, más se valora a quienes pueden sacar adelante al país. Ayer Monreal cumplió con un paso importante en este camino al encabezar un encuentro con la cúpula del Consejo Coordinador Empresarial el cual hace una semana fue rechazado por López Obrador.

Encabezados por su presidente, el empresario Carlos Salazar, y por Monreal como presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado,  se realizó un diálogo

En el que participaron los senadores Mónica Fernández,  presidenta del Senado; Mauricio Kuri, líder de los panistas y precandidato al gobierno de Querétaro; Geovanna Bañuelos, coordinadora del PT; Sasil de León Villard, del PES; Miguel Ángel Osorio Chong, exsecretario de Gobernación, exprecandidato rpesidencial del PRI y coordinador de los senadores del tricolor; Dante Delgado, exgobernador de Veracruz y líder de Movimiento Ciudadano; Manuel Velasco, exgobernador de Chiapas y líder de los verdes en la cámara alta; el exjefe de Gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera, Coordinador de los senadores del  PRD; Josefina Vázquez Mota,  exsecretaria de Sedesol, de la SEP y excandidata presidencial del PAN; Arturo Garita, Secretario General de Servicios Parlamentarios del Senado; Mauricio Farah, Secretario General de Servicios Administrativos y Abelardo Martín, Coordinador de Comunicación Social del Senado.

Por el empresariado hoy tan vapuleado por AMLO, asistieron: Salazar, presidente del CCE; Francisco Cervantes Díaz, líder de Concamin; José Manuel López Campos, presidente de la CONCANACO; Valentín Diez Morodo, presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y del Instituto Mexicano para la Competitividad; Sofía Belmar Berumen, presidenta de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros; Vicente Yáñez, cabeza de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales; Bosco de la Vega, dirigente del Consejo Nacional Agropecuario;      Álvaro García Pimentel,  presidente de la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles; Nathan Poplawsky Berry, dirigente de Canaco CDMX; Odracir Barquera, director General de Planeación del CCE; Enoch Castellanos Férez, presidente Nacional CANACINTRA; el aguerrido Gustavo De Hoyos, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana; Antonio del Valle Perochena, presidente del Consejo Mexicano de Negocios y Carlos Hurtado, director General del CEESP.

Un conglomerado que no se reúne nunca. Ni siquiera para informes presidenciales o para anuncios de apertura del Tratado de Libre Comercio. Nunca. Sólo ayer porque sabían que este encuentro era vital, esencial para su sobrevivencia en México. Para ir junto con Monreal y los coordinadores parlamentarios del Senado a construir una alianza inédita del capital con esta parte del Congreso, con el otro poder operativo del Estado Mexicano, con el que pueden construir el contrapeso que se requiere no para oponerse o hacerle la guerra a López Obrador, sino para construir nuevos caminos de rescate para México.

Desde el inicio del encuentro Monreal planteo la gravedad del momento.

“… los pronósticos no son alentadores”, dijo. Todos lo entendieron.

Salazar, cabeza del empresariado no se fue por las ramas. Y inició con un reconocimiento a Monreal.

Fue el inicio de un camino que puede ser transexenal. Saben ya que Monreal no cierra sino abre puertas de diálogo y concertación. Justo lo que requieren ambos sectores -el político y el del dinero-, para avanzar.

Ambos saben que unos sin los otros no tienen futuro.