Bendito Coronavirus

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Análisis a Fondo

Crisis económica para los medianos y pequeños

Los trabajadores siempre han estado en recesión

Por Francisco Gómez Maza

Aclaremos. La gente de a pie, la que camina en transporte público que apenas lleva un poco más de los 6 pesitos del pasaje, los trabajadores, los pobres y miserables de este país guadalupano ni idea tienen de que, si el coronavirus hace empeorar las cosas, la economía entrará en otra recesión. Ellos han vivido, y viven, en recesión de por vida.

Y si las empresas entran en otra recesión será de las medianas a las microempresas. La gran empresa está blindada por el capital exponencialmente acumulado y, si las empresas llegasen a sufrir, serán ellas y no los empresarios quienes sufran.

En esta situación que estamos viviendo, cuánto recuerdo aquel axioma que descubre una gran verdad: Empresa pobre, empresario rico. Y es que, por lo general, el empresario – digo: por lo general; no se me vayan a enojar mis amigos empresarios –, el empresario voraz no se preocupa porque en la crisis la empresa dé al traste. Él tiene el dinero de su dudosa propiedad en un mercado offshore.

Ya la economía mundial, la de las grandes exportadoras y globalizadas va que vuela a la crisis más espantosa. Ciertamente ahora impulsada redobladamente por la peste del coronavirus – pandemia, le dice la Organización Mundial de la Salud-. De ésta hablamos, sin ser sibilinas, hace un lustro aquí en este mismo espacio. Cuando dijimos que la economía mundial se encaminaba a una explosión que dejaría sin comer a millones y no éramos profetas de la destrucción. Imagine lo que pasaría con la economía mexicana, la economía de las clases dominantes; la que se mide por el PIB. Ésta no se escaparía de otra recesión si la pandemia del coronavirus llegase a empeorar (que parece que esto ocurrirá en el mundo).

El país sufriría no sólo por la proliferación de la infección y la debilidad del sistema público de salud, sino por los efectos económicos en el resto del mundo. La economía caería de nuevo en recesión durante el segundo trimestre de este año, vaticinio con el que está de acuerdo hasta Moody’s Analytics, cuyo director de Investigación Económica Alfredo Coutiño está en acuerdo total.

Aunque, en América Latina, los países del sur son los más vulnerables, porque son socios comerciales de China, México enfrenta el riesgo de un impacto económico amplificado, debido a su poco espacio fiscal a lo que se suma la limitada flexibilidad en la política monetaria, así como su debilidad económica, de acuerdo con análisis de Moody’s.

Supuestamente, el año pasado (2019), el producto concluyó con una contracción de 0.1 por ciento. Imagine cuánto descendería en esta ocasión, gracias al virus. Hasta este domingo, supuestamente sólo había en México 13 infectados. Y no es el número. Es el impacto sicológico que ha pegado entre los mexicanos, especialmente entre los de la clase media acomodada, que han vaciado los supermercados y almacenes de rollos de papel de baño y de antibacteriales. (la verdad, ignoro para qué tanto papel de baño; ni que el coronavirus soltara los intestinos)

Algunos especialistas sugieren que, ante la recesión que está por venir, el Banco de México tendría que anunciar un recorte más de su tasa de referencia, pero esta vez un recorte draconiano. Mientras, el dólar estadounidense sigue ganándole al peso, lo que no es bueno por donde se le vea.

Pero lo mejor de todo para compensar, por un lado, los efectos económicos de la pandemia y por el otro para no ser alcanzados personalmente por ella, es quedarse en casa, por lo menos 15 días, en tanto pasa el pánico que ha engendrado ese maldito bicho. Y tratarse con cariño. Tomar mucha agua. Y no seguir produciendo bilis de chismorreo disque político.

Por lo pronto, la Reserva Federal (Fed) recortó este domingo de manera sorpresiva su tasa de referencia en un punto, ubicándola en una horquilla entre el 0 y el 0.25%, por las consecuencias económicas de la epidemia de coronavirus. ¿Ayudará esto a paliar la crisis de los grandes capitales? Talvez no talvez sí. Pero por lo menos mantiene ocupados a los analistas de las bolsas y del sistema bancario.