Ciudad de México, México.– El endeudamiento bruto externo de México asciende a 456 mil 251 millones de dólares, lo que representa 40 por ciento del producto interno bruto (PIB), y aumenta en relación directa con cada devaluación, afirmó Claudia Maya, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM.
A ello se aúna que 20 centavos de cada peso que exportamos provienen del petróleo, y con la caída de los precios del hidrocarburo se pierden ingresos, dijo.
La constante desregulación financiera y comercial, así como las políticas económicas actuales, generan mayor inestabilidad; además, la reducción del gasto público produce mayor endeudamiento en las familias y los propios gobiernos, y la incertidumbre en los mercados se acentúa si el endeudamiento es en moneda extranjera, para empresas y gobierno.
En la mesa “Financiarización y desigualdad: la región de Norteamérica en la dinámica poscrisis”, la universitaria indicó que cuando se presentan riesgos en la bolsa de valores, los capitales emigran a otros países con mayor estabilidad, deshaciéndose de los valores mexicanos, y eso ha causado la reciente devaluación de nuestro peso.
La financiarización es un patrón de acumulación donde el sector financiero domina sobre el sector productivo, estableciendo nuevos patrones y estrategias de negocios, que se generan en los mercados financieros con efectos devastadores para la producción, el empleo y el crecimiento económico, explicó.
Lo ocurrido durante la semana pasada no es casualidad: la tendencia a la baja en los mercados globales, una de las peores jornadas desde el crac de 1987 para la economía mundial, es resultado de la acumulación de eventos, actividades especulativas y estrategias de grandes conglomerados financieros, y de políticas económicas procíclicas de contracción económica de los últimos 35 años.
Claudia Maya recordó que la crisis de 2007-2008 fue forjada en Wall Street, Estados Unidos, debido al comportamiento de los grandes conglomerados financieros, “pero la tendencia de financiarización, que implica el dominio del capital financiero sobre el capital productivo, no es exclusivo de la Unión Americana, ya ha permeado a todo el mundo”.
La situación de inestabilidad financiera representa un riesgo, pues al caer los mercados financieros globales, afecta toda la cadena económica y de financiamiento, por la gran interconexión de las actividades financieras y especulativas de esos conglomerados, advirtió.
Financiarización
Naciones que tradicionalmente habían sido exportadoras de materias primas y que tenían una dinámica distinta a la financiarización, también han entrado en esta dinámica, como México y Canadá.
En Canadá, por ejemplo, a partir de los años 90 han tenido reformas económicas orientadas a liberalizar la economía y al sector financiero; esos cambios estaban pensados para una mayor integración del comercio e inversión extranjera, pero no ha sido a nivel global, sino propiamente de la economía de Estados Unidos.
“En el marco del Tratado de Libre Comercio, las exportaciones de Canadá a EU han representado el 76.3 por ciento, y a México alrededor del 1.5 por ciento”, dijo la académica de la UNAM.
En cuanto a las importaciones canadienses, 52.2 por ciento provienen de la Unión Americana, 12.1 de China y 6.2 de México. “El dinamismo e integración financiera canadienses es con EU”, remarcó.
Canadá, que había sido un país exportador de materias primas, con una industria importante, a partir de 2007, y como resultado de la crisis mundial, da el paso para convertirse en una “economía casino”; ahora los bancos canadienses ocupan el cuarto lugar dentro de los más rentables del mundo, “eso habla de una transformación de la economía que se orienta cada vez más hacia la financiarización”.
El sector industrial canadiense se debilita, la inversión extrajera directa se reduce, pero la inversión extranjera en cartera se dispara. Todo este proceso se apoyó en las reformas estructurales de las últimas décadas y en la apertura de su sector financiero a raíz de la crisis del 2007-2008.
Ante esa apertura económica, el gasto público se vio reducido, “ésta es una característica de los procesos de financiarización, donde las políticas de austeridad cobran relevancia porque son exigencias para mantener una economía estable, con una inflación controlada” y bajos salarios.
La contracción de la inflación también tiene un efecto directo en el empleo. Los niveles de desempleo en Canadá han sido bajos, pero también los salarios, lo que ha aumentado la desigualdad en un país que tradicionalmente mantenía estándares de vida altos y estratos sociales homogéneos.
Como parte de la contracción del gasto público, hay un creciente endeudamiento de los hogares. Los resultados de las políticas de austeridad y monetarias con metas de inflación son dañinos, y a ello se suma un inestable crecimiento del PIB, finalizó la experta.