Ciudad de México, México.— La desigualdad entre los géneros es milenaria y hunde sus raíces en sistemas de dominación que generan relaciones de poder desventajosas para las mujeres y las niñas, aseguró la presidenta de la Cámara de Diputados, Laura Angélica Rojas Hernández.
Lo anterior, añadió, provoca vulnerabilidad, abandono, acoso, hostigamiento, disparidad salarial, humillación, falta de pleno ejercicio de los derechos, violaciones, dolor, miedo, golpes, injusticia, muerte y muerte brutal.
Durante la ceremonia del Día de la Bandera presidida por el Presidente de la República, la diputada Rojas Hernández expresó que ante una sociedad indolente y a veces cómplice frente a familias desintegradas, y autoridades muchas veces negligentes e incapaces de generar condiciones de igualdad y de prevenir y sancionar las violencias y los feminicidios, las mujeres están dolidas y desesperadas.
“Las mujeres estamos dolidas, hartas, desesperadas, furiosas. Abril, Ingrid, Fátima, junto con las miles de muertas y desaparecidas, violadas, maltratadas, cada nuevo caso, hace que la furia crezca”, advirtió.
Ante eso, precisó, todos quienes tenemos el privilegio de servir en un cargo público debemos ser sensibles, receptivos a la crítica y acelerar el paso para generar soluciones y resultados porque no hay una razón más importante para la existencia del Estado que la de la protección a sus ciudadanos.
Reconoció la voluntad del gobierno de la República para atender el problema, así como la de la Conago y la del fiscal general de la República con quien la Cámara de Diputados trabaja para definir un solo tipo penal de feminicidio que propondrán a fin de homologarlo en los estados.
Subrayó que también es necesaria una Ley General que establezca una política integral en la materia, para delinear los presupuestos a nivel federal y local para garantizar que las instituciones responsables de la protección de las mujeres y niñas puedan funcionar.
Por eso, concluyó, las hijas de este México necesitamos que nuestra bandera nos cobije, nos abrace y nos proteja, y que la construcción de una sociedad auténticamente igualitaria sea la nueva causa por la que todas y todos luchemos, en auténtica unidad.