Análisis a Fondo
Parece propaganda priista
Como las tortas y refrescos
Por Francisco Gómez Maza
Los mismos socialistas lo reconocen. No pueden resolverse los problemas del desarrollo, de la pobreza, de la desigualdad regalando el dinero. Nunca. Nadie. Ningún pobre va a salir de la pobreza con 2,000 o 3,000 pesos mensuales. Tiene que comer, tiene que darle de comer a otros, tiene que hacer muchos gastos, y no le queda, obviamente, para divertirse, para descansar o para construir una casa. Con ese dinero no va a llegar a ninguna parte. No sirve, pues, de nada regalar el dinero, presidente.
Y actualmente, para casi todo hay un depósito bancario, como si se tratara repartir tortas y refrescos para atraer las simpatías de los iletrados, como ha ocurrido siempre cada vez que hay campañas y jornadas electorales. Regalar despensas, regalar tortas y refrescos no se diferencian de regalar una pinchurrienta cantidad de dinero cada dos meses, que les servirá poco a los pobres, que sólo les creará necesidades que antes no sentían.
Por qué regalar el dinero del presupuesto, que no es propiedad del gobierno, sino del pueblo que cumple con sus obligaciones tributarias. Ese dinero le va a servir al beneficiario sólo para chucherías y le hará falta al Erario para construir infraestructura, escuelas, hospitales, o para impulsar las actividades económicas.
Por qué no echar a andar la imaginación y crear pequeñas empresas productivas para, en vez de gastar el dinero en tonterías, ponerlo a producir, como lo hace quienes se dedican por ejemplo a fabricar tacos de canasta. Yo conozco a una mujer cuyo marido tenía una unidad de transporte urbano que chocó y despedazó y se quedó en la miseria, sin su autobús. Ah, pero la mujer sabía hacer tacos y puso manos a la obra. Puso un canasto de tacos enfrente de la Clínica 32 del IMSS y más temprano que tarde ya tenía 20 puntos de venta de tacos de canasta tan sólo en la zona donde viven.
¿Y el camión de transporte urbano, amiga? Y quién se acuerda de él. Con los tacos de canasta ganó el triple de lo que sacaba mi marido transportando a la gente. El camioncito quedó en la historia porque además no recuperó nada, ya que ese tipo de transporte no tiene derecho a ser asegurado.
Éste es un ejemplo de una familia pobre que sale de la pobreza mediante el trabajo. Y López Obrador va a tener un rotundo fracaso económico regalando el dinero. La mayoría de los mexicanos no tienen criterio. Es lamentable. Tienen el dinero contante y sonante que les quema las palmas de la mano y van inmediatamente a un centro comercial o a un mercado a comprarse todo menos lo que necesitan.
El Socialismo Real tiene mucha razón en estos menesteres de “acabar” con la pobreza. El axioma es sencillo: De cada quien según su capacidad. A cada quien según su necesidad. Este principio me parece realmente realista. Y perdóneme, presidente, regalar el dinero es una estupidez, o lo más deleznable, comprar las simpatias de los pobres para mantener popularidades y eternizar al partido en el poder. Igualito a como lo hicieron los priistas durante casi un siglo que corromper al electorado.
El dinero sirve para mucho. Es un medio de pago, para empezar. Para alimentarse, para transportarse, para curar las enfermedades, para pagarlos útiles y.libros escolares de la familia, para satisfacer muchas necesidades, pero debería dar para ahorrar. Yo acostumbro echar en un cochinito de barro las monedas de diez pesos. Y me olvido. El otro día tenía necesidad de dinero porque en mi cartera y menos en mi monedero tenía un tlaco. Pero me acordé del marranito. Y me dije: resuelto. Necesitaba cuando mucho 500 pesos. Me cansé de estar sacando las monedas por la ranura de la alcancía. Rompí el cochinito y empecé a contar: Y qué creen: ¡Conté 70,000 pesos! Sin comentarios.