¿Por qué protege AMLO a Rosario?

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Tras la puerta del poder

Roberto Vizcaíno

El jueves 8 de este agosto Rosario Robles deberá declarar ante un juez contra el cual ya consiguió un amparo porque, se supone, tiene una orden de aprehensión en su contra.

La comparecencia de Robles -primera desde que se iniciaron las denuncias periodísticas en su contra a mediados del sexenio anterior-, fue orquestada por Santiago Nieto, ese rottweiler judicial y mediático hoy al servicio de Andrés Manuel López Obrador -antes de Miguel Barbosa desde el Senado-, que opera eficientemente con razón o sin ella, con pruebas o sin ellas, desde la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda.

Hasta hoy Nieto se ha significado por utilizar desde la UIF el recurso de la filtración mediática, para iniciar los escándalos, y luego le entrega el expediente a Alejandro Gertz Manero (a quien usa descarada y cínicamente como su peón judicial) para que la Fiscalía General de la Nación obtenga las ordenes de aprehensión por ejemplo en los casos de Emilio Lozoya y familiares y en el de Alonso Ancira, dueño de Altos Hornos de México.

Nieto por su parte aplica la congelación de cuentas bancarias a diestra y siniestra sin tener fundamentos legales, afirman quienes saben.  Lo hace apoyado en el escándalo mediático.

Hoy Rosario Robles está en la picota pública de nuevo por instrucciones y acciones de Nieto.

En este nuevo embate judicial contra la expresidenta del PRD, exjefa de Gobierno del DF, exsecretaria de Sedesol y de Sedatu se han vertido muchas opiniones.

Una es la de Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política y líder de la mayoría de Morena en el Senado, quien hacia fines de la semana anterior dijo:

“Sería lamentable y alarmante que la resolución judicial para otorgar una suspensión provisional ante una posible orden de aprehensión contra Rosario Robles se haya conducido por circunstancias de índole político o de interés particular”.

Y recordó que él mismo, desde mediados de septiembre anterior, apenas iniciada esta legislatura, solicitó la comparecencia de Rosario Robles sobre el supuesto desvío de 708 millones de pesos en la Secretaría de Desarrollo Social y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.

Una semana después Monreal intentó crear una comisión legislativa que investigara lo señalado en una investigación periodística circulada bajo el título de “La estafa maestra”.

Pero en ese momento una declaración de Andrés Manuel López Obrador en una de sus mañaneras paró en seco todo:

Rosario Robles es sólo un chivo expiatorio”, dijo.

Es decir, AMLO considera que Robles es solo un pretexto para encubrir a otros. Y Monreal dejó en el congelador legislativo su propuesta de investigar a Robles.

Rosario fue quien le entregó a AMLO la Jefatura de Gobierno en el 2000 cargo al que llegó el tabasqueño luego de recibir, dicen, muchos recursos desde la jefatura de Gobierno encabezada por Robles, y de que no cumplía con los requisitos de residencia según denunciaron y probaron entonces 2 de sus contrincantes: Pablo Gómez y Demetrio Sodi.

AMLO NO QUIERE REMOVER EL PANTANO

Cuatro años después de aquella transición de la cual han circulado hoy fotos donde aparecen AMLO, Rosario, Cuauhtémoc Cárdenas y otros ilustres perredistas muy sonrientes y abrazados se reveló el cochinero.

Era el sexenio de Vicente Fox y AMLO construía hábilmente su candidatura a la presidencia.

A inicios de marzo de 2004 Joaquín López Dóriga transmitía en el principal canal de Televisa -obviamente con la aprobación de Emilio Azcarraga-, un video que exhibía a Gustavo Ponce, jefe de las finanzas del DF encabezado por López Obrador, jugando en el exclusivo casino “Bellagio” de Las Vegas.

Tres días después desde el mismo canal, pero por la mañana, Brozo tendía una emboscada mediática René Bejarano, a quien llevó a su estudio para exhibirle un video donde se le veía recibiendo fajos y fajos de billetes en una maleta, fajos que terminó metiendo a las bolsas de su saco.

Bejarano, entonces líder del PRD en la Asamblea de Representantes y el principal aspirante a suceder a AMLO en la Jefatura de Gobierno; exsecretario particular del tabasqueño y su evidente operador político, cayó en desgracia. Renunció a la Asamblea y luego fue enjuiciado.

A raíz de eso el escándalo alcanzó al empresario de la construcción Carlos Ahumada y a Rosario Robles, quien tuvo que renunciar a la presidencia del PRD y a su afiliación partidista.

Ese pantanal hundió además al delegado en Tlalpan, Carlos Ímaz, entonces esposo de Claudia Sheinbaum, a Ramón Sosamontes, y a otros perredistas que hacían fila en el despacho de Ahumada para recibir su tajada.

Pero sobre todo se reveló que a cambio del reparto de dinero, Ahumada recibía contratos millonarios de obra del gobierno de AMLO.

Eso, afirman hoy quienes sabe, es lo que no quiere remover AMLO abriéndole un expediente judicial a Rosario Robles, de quien la semana anterior volvió a opinar que “es un chivo expiatorio” que los culpables son los de “hasta arriba”. Algo inasible, innombrable. Nadie pues.

La obviedad indica que el mensaje de AMLO es hacia los suyos, a Santiago Nieto, para Gertz Manero y para el resto de su círculo interno, para que ya no le muevan ni hagan olas con lo de Sedesol y Sedatu.

Y por si no lo hubieran entendido, él mismo se encarga de subrayar que él no ha dictado ninguna instrucción contra Robles.

Es algo así como gritarles: ¿Qué no entienden que no quiero que le muevan?

Con todas las broncas que tiene encima -la caída a ceros de la economía, las grandes obras de Santa Lucía-2 Bocas y Tren Maya empantanadas por amparos, con el parón en seco de inversiones y con la ola de asesinatos e inseguridad creciendo-, a López Obrador lo menos que le interesa es que se vuelva a abrir aquel expediente de Ahumada, Bejarano, Imaz Sheinbaum, Robles y él mismo.

De ahí que quizá la comparecencia de Rosario el jueves próximo quede solo en algunas fotos de primera plana entrando y saliendo del juzgado.

¿O a poco Nieto y Gertz se van a lanzar el tiro de aprehenderla?

RETO

Sin darle respiro al tema, Alejandro Rojas Díaz Durán, suplente de Ricardo Monreal en el Senado, y el más activo aspirante a la dirigencia nacional de Morena que hoy regentea la vitriólica Yeidckol Polevnsky, pidió a los otros 2 contendientes -a saber: Mario Delgado y Bertha Lujan-, a debatir públicamente sus propuestas.

Para que las bases militantes y la sociedad, dijo, comparen proyectos, trayectorias, ideas y propuestas de cada uno.

Rojas señaló que las bases de Morena y el resto de los mexicanos tienen el derecho de saber hacia dónde va este movimiento hoy en el Poder.

Por su influencia en la vida del país, señaló, la elección de la dirigencia nacional de Morena es un asunto de interés nacional.

Rojas indicó que exige el debate, porque sabe que sus contendientes “quieren una elección cerrada, sin la participación de todos los morenistas, con un padrón rasurado, manipulado y extraviado en quién sabe qué oficinas de Morena, en tanto que él impulsa que participen todos los que hicieron posible el triunfo del movimiento y del Presidente de México en 2018”.

¿Con qué cara les impiden participar en el movimiento que forjó el triunfo de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, cuando sin ellos, el triunfo hubiera sido imposible?, señaló.