Pancho Villa figura fundamental en historia de México como héroe o bandido a 96 años de su asesinato

0
rbt
Anuncio

Ciudad de México, México.– José Doroteo Arango Arámbula, conocido como Pancho Villa, es uno de los jefes militares más importantes de la Revolución Mexicana y una figura emblemática en la historia nacional.

En todo el país existen monumentos, escuelas, avenidas, calles y productos comerciales que llevan el nombre de este caudillo. Constantemente citado en frases populares, libros, corridos, leyendas y discursos políticos, que lo mantienen vivo como mito y personaje de la historia mexicana.

Rayo Saucedo, Salvador Heredia, Antonio Flores y Gorra Gacha, son sólo algunos de los muchos alias que Doroteo Arango adoptó antes de convertirse en Pancho Villa. Huperfno desde niño, pasó de ser jornalero, pequeño agricultor, minero, albañil y bandido, a un legendario líder revolucionario.

Héroe o villano. Brillante estratega militar, mujeriego, asesino, violador o sólo un hombre decidido que luchó por el bienestar social, Villa es el prototipo del macho rebelde, fuerte, valiente e inteligente, que inmortalizó sus proezas en fotografías y video filmaciones.

“Pancho Villa, tremenda figura en la historia de nuestro país. Un gran estratega, un hombre muy leal, sensible, de principios, que en el mes que gobernó Chihuahua tuvo logros sociales muy importantes; capaz de atacar Nuevo México en Estados Unidos, se casó más de 30 veces y pensaba que la educación era básica para el mejoramiento de un pueblo, siendo un hombre que no tuvo estudios”, resaltó la diputada Guadalupe Chávez Contreras.

“Hombres como Pancho Villa hacen falta en este país. Un hombre de una sola pieza. Para nosotros, los de izquierda, un gran símbolo para la libertad del país”, comenta la legisladora, presidenta de la Comisión de Pueblos, Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes e integrante del grupo parlamentario de MORENA.

Vida de Pancho Villa

El Centauro del Norte nació el 5 de junio de 1878 en la Hacienda de Río Grande, en San Juan del Río, Durango, en una familia de campesinos. Quedó huérfano y muy joven huyó a la sierra para ocultarse después de matar a uno de los propietarios de la finca donde trabajaba, el cual pretendió violentar a su hermana.

“Cuando en mi azoramiento me vi libre, monté mi caballo y sin pensar más que en alejarme, me fui a buscar refugio entre las soledades de la Sierra de la Silla, que está frente a la hacienda de Gogojito. Mi conciencia me gritaba que yo había hecho bien. El amo, con cinco hombres armados, con todo el aparato de su poderío, había intentado imponer a mi hogar con una contribución forzosa a la honra. No le bastaba el sudor de sus siervos (…) necesitaba también a nuestras hembras”, narró el general Villa en sus memorias.

En 1910, al iniciar la Revolución Mexicana, se unió al movimiento de Francisco I. Madero en contra de Porfirio Díaz, donde mostró gran habilidad en el arte de la guerra y amplio conocimiento geográfico del terreno.

Después del asesinato de Madero, huyó a Estados Unidos. En 1913 regresó a México y formó un nuevo ejército revolucionario, La División del Norte, para apoyar la lucha de Venustiano Carranza y Emiliano Zapata contra Victoriano Huerta, a quien derrotaron en 1914.

Ese mismo año Pancho Villa fue gobernador provisional de Chihuahua, donde recuperó  tierras de los hacendados y las distribuyó entre campesinos y soldados. Además, quitó a la burguesía trenes y comercios, y abarató los precios del maíz, frijol, carne y otros productos.

Villa y Zapata se sintieron engañados por Carranza y retomaron las armas para levantarse contra él. Álvaro Obregón los derrotó y Carranza consolidó su poder. Para demostrar que Carranza no controlaba el país y poner en su contra a Estados Unidos, Villa invadió el pueblo de Columbus, Nuevo México, con 600 hombres. Esta es la única vez que un ejército ha pisado territorio estadunidense.

En respuesta, el presidente Wilson envió un ejército al norte de México para acabar con Pancho Villa, pero su conocimiento del terreno y el apoyo de la población permitieron a Villa y sus tropas resistir los ataques durante cuatro años.

A la caída de Carranza en 1920, el nuevo presidente Adolfo de la Huerta ofreció amnistía y un rancho en Chihuahua a Villa, a cambio de detener sus tropas y retirarse de la vida política.

Asesinato del Centauro del Norte

Pancho Villa fue asesinado el 20 de julio de 1923, en Hidalgo de Parral, Chihuahua, cuando iba hacia su rancho. Fue emboscado y victimado a balazos mientras viajaba a bordo de su automóvil. El asesinato fue incitado por el presidente Álvaro Obregón (1920-1924) y su sucesor, Plutarco Elías Calles (1924-1928), temerosos del apoyo que Villa pudiera brindar a Adolfo de la Huerta, que buscaba suceder a Obregón en la Presidencia.

El Siglo de Torreón publicó: Al pasar Villa por la calle de Gabino Barreda de esta ciudad (Parral) tripulando un automóvil Dodge, que él mismo manejaba y acompañado de cinco personas más, fue atacado del interior de una casa, disparándose sobre él una descarga cerrada de fusilería, dejando la agresión repentina e impidiendo todo intento de defensa por parte de los asaltados. Villa quedó muerto en su automóvil recibiendo cinco balazos, tres hombres de la escolta terminaron también muertos y dos heridos”.

El general se había retirado de la vida política y vivía en la Hacienda de Canutillo, dedicado a las labores del campo. Sin embargo, por su liderazgo popular, aún era considerado un peligro latente para los intereses de quienes ostentaban el poder.

Recientemente había concedido entrevistas a periodistas estadunidenses y declarado que de ser necesario se levantaría de nuevo en armas, lo cual preocupó a su antiguo enemigo, Álvaro Obregón, y a Plutarco Elías Calles, quienes son considerados los conspiradores detrás de su muerte.

La historia oficial señala como autor intelectual a Jesús Salas Barraza, diputado de la legislatura estatal de Durango, y a Melitón Lozoya, pero diversas versiones establecen que se tejió en torno a ellos una cortina de humo para calmar al pueblo y ocultar a los auténticos responsables.

Tras el asesinato de Villa, se montó un velatorio improvisado en un hotel, en el que los curiosos pudieron constatar que Villa en verdad estaba muerto, y se publicaron varias fotografías que atestiguaban el hecho, ya que varias ocasiones había corrido el rumor de su muerte.

El mito de Pancho Villa

La historiadora Guadalupe Villa Guerrero, nieta del Centauro del Norte, afirma que la imagen de su abuelo, por ser una figura histórica y mundialmente reconocida, ha sido sobreexplotada. “Es un personaje que, como mito, construye una realidad material”.

La historiadora, autora, junto con su hermana Rosa Helia, del libro Villa de mi corazón, en el que se analiza cómo el pueblo mexicano se ha apropiado de la figura de Francisco Villa, asegura que “es una imagen que vende: su relevancia le permite a muchas variantes obtener algún tipo de beneficio a cambio de emplearla, es una figura redituable”.

Incluso la cinematografía contribuyó a la creación del mito de Pancho Villa. El general era un hombre vanidoso, al que le encantaba posar ante la cámara y llegó a firmar contratos con una productora de Hollywood, la Mutual Film Corporation, para filmar dos películas, en las que se narra lo acontecido en campamentos y batallas, ubicándose como la primera estrella del cine mexicano.

El periodista y cronista estadunidense John Reed, quien siguió a Villa en sus andanzas, lo describió como un lobo: “Es un hombre aterrador, ninguno de sus hombres se atreve a cuestionar sus órdenes”.

Similar es la apreciación de Alberta Claire, reportera estadunidense que lo entrevistó y fotografió. “Pancho Villa, el más osado y poderoso mexicano que produjo esta era, cuyo nombre y hechos vivirán por siglos venideros después de que se haya ido”.

Guadalupe Villa explica que el mito y la leyenda de su abuelo no surgen después de su muerte, sino que se construyen a lo largo de toda su vida, con sus acciones, hazañas e imagen.

En los estados del norte del país, como Durango y Chihuahua, surgió en los años cuarenta el mito de que Villa hacía milagros y se propagó la venta de imágenes, veladoras, medallas y oraciones para alcanzar sus favores.

Entre las numerosas leyendas que se cuentan de él, para resaltar su inteligencia e ingenio, se dice que acostumbraba dormir en dos o tres lugares diferentes durante la misma noche para no ser sorprendido; que utilizaba vestimentas de mujer para huir del enemigo; y que los caballos de su ejército tenían colocadas las herraduras al revés para que dejaran las huellas en sentido inverso a su dirección real.

“Pancho Villa es un ícono de la lucha social y de la lucha popular en la Revolución Mexicana. Él dirigió uno de los mejores ejércitos en la historia del país: La División del Norte, conformado en su mayoría por personas sin una formación militar, gente del pueblo. Su historia está llena de anécdotas muy curiosas”, explica Laura Robles Hernández, coordinadora de servicios educativos del Museo Nacional de la Revolución.

Villa firmó un convenio con una empresa cinematográfica, de lo que hoy es Hollywood, y permitió que grabaran algunas de sus batallas, a cambio de una remuneración económica. “Muchos de los registros y acervos cinematográficos y fotográficos que tenemos de la Revolución Mexicana fueron en gran parte a partir de este vínculo de Pancho Villa con la industria del cine, que creó toda una imagen en torno a él. Para algunos es un héroe, para otros un bandido bárbaro y sanguinario”, relató.

La historiadora Robles informó que en este museo, dentro de la sala La Revolución Popular, existe una sección dedicada a Pancho Villa, que guarda uno de sus sombreros, una de sus sillas de montar y armas de la época, la cual es muy popular principalmente entre los turistas estadunidenses.