Análisis a Fondo
No es enchílame otra que Cultura se mude a Tlaxcala
Lo importantísimo sería llevar a las industrias a las costas
Por Francisco Gómez Maza
Hay decisiones indecisiones de López Obrador que confunden, que pareciera que no tienen ni pies ni cabeza. Tengo la sensación (ojalá se equivoque mi cerebro) de que en muchas ocasiones habla para agradar a sus seguidores, o provocar a sus enemigos, sin medir consecuencias.
Y las decisiones que no se cumplen le restan credibilidad, no sólo ante sus enemigos, que están a la caza de errores para magnificarlos, y usan esas indecisiones para continuar denostándolo, haciendo mofa de él, sino ante los más pensantes de sus fans, con eso de que la presidenta de Morena contradice la política de austeridad, pues fue captada utilizando un avión privado, tanto que Tatiana Clouthier, la no morenista que salió más fiel al presidente fundador de Morena que el más fiel de los seguidores morenistas del tabasqueño, le ha pedido a la ex empresaria que no involucre al mandatario en esas prácticas nada ortodoxas, propias del corrupto pasado, cuando hasta para desplazarse de la oficina a casa utilizaban un vehículo volador.
Es también el caso de la secretaria de cultura, Alejandra Frausto Guerrero, que no tiene para cuando descentralizar esa dependencia dedicada a organizar al selecto grupo de intelectuales, escritores, teatros, pero alejada del impulso de la cultura. Me parece que nadie entiende que cultura no es entretenimiento, sino teogonía, teología, filosofía, usos y costumbres de los pueblos y comunidades; de todos los pueblos, tanto originarios como mestizos. Ayer domingo llevé a mis hijos a la feria de San Antonio de Padua, parroquia que está en los límites de Iztapalapa y Benito Juárez, sobre Plutarco Elías Calles, y la tal feria era todo, menos feria popular. Un vil negocio para explotar a los papás, utilizando a los niños. Pero de cultura popular no tenía nada. Y así más o menos andan esas “ferias” en todo el país, como la feria de San Marcos en Aguascalientes, que es una enorme cantina y burdel.
Pero iba a hablarles de la descentralización anunciada hace muchos meses por el presidente, tanto en campaña como cuando asumió el poder. Y a mí se me hace que esa descentralización quedará en puro jarabe de pico, porque fuera del INEGI y de Capufe, que ya estaban descentralizadas desde endenantes, la mudanza de la Secretaría de Cultura a Tlaxcala ha quedado en veremos. Nada. Se suponía que sería trasladada a un edificio precioso, que fue la Casa del Artista en el centro histórico de Tlaxcala. Pero ahí no despacha la señora Frausto. ¿Y despachará en algún momento? Pregunta para doña Ale.
La señora Frausto había dicho que, desde el principio de la administración, operaría en Tlaxcala, pero sigue en su oficina principal en Chimalistac.
Otro tanto ocurre con el resto de las dependencias que cambiarían de sede. En realidad, la descentralización de la burocracia es un mito que han creado varias administraciones priistas y nunca se ha concretado, Pero en honor a la verdad, no es muy importante descentralizar las secretarías de estado porque, en un régimen presidencialista, el gobierno federal pierde el control de sus colaboradores. Y la capital de la nación es el centro neurálgico de las actividades burocráticas.
Lo que debería descentralizarse, sacarse de la Ciudad de México es el aparato industrial y llevarlo a las costas, como ha ocurrido en muchos países de oriente y de Europa, e inclusive de Sudamérica. Las costas, los puertos son los lugares indicados para instalar las plantas industriales, porque de ahí es más fácil comerciar con los países que demandan manufacturas, materias primas y alimentos de México.
Sin embargo, en esta administración gubernamental, deslindada del antiguo régimen por una política nacionalista, que pretende recuperar todo lo perdido en los años de la aplanadora priista neoconservadora, librecambista, neoliberal {Miguel de la Madrid (1982-88)-Enrique Peña (2013-2018}, no ha abordado este tema, infinitamente más importante para el crecimiento económico de México que la desconcentración administrativa burocrática. China, por poner un ejemplo, tiene sus desarrollos tecnológicos e industriales, mirando al mar, desde donde sale un enjambre de grandes embarcaciones a todo el mundo. De ahí su éxito y su posicionamiento por encima inclusive del imperio estadounidense. Me lo dijo mi ingeniero químico que prácticamente se pasa buena parte del año auditando las múltiples plantas de panificación mexicana establecidas en el continente amarillo.