Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
De aquí al lunes 11 de este marzo correrán los análisis sobre los primeros 100 días de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. De logros y pendientes. De qué ha cumplido y qué no.
Lo primero que hay que aclarar en este recuento es sin duda lo de los días que lleva en el poder porque el tabasqueño ha resultado ser un mandatario absolutamente atípico en un momento increíblemente extraordinario de México.
Lo de los 100 días es sin duda un mero formulismo dentro de la tradición del ejercicio del gobierno, porque la verdad es que López Obrador–estoy seguro que usted coincidirá conmigo-, comenzó a gobernar desde la noche misma del 1 de julio en que todos lo declararon ganador.
Ya en su alocución ante los medios y sus partidarios en aquel hotel donde dio su primer mensaje ya hablaba y se comportaba como Presidente de México.
Y ni que decir de su entrada triunfante esa misma noche al Zócalo, esa plaza que es el ombligo de México que él hizo suya desde los tiempos de las tomas de los pozos petroleros en su natal Tabasco y con su plantón para reclamar su supuesto triunfo ante el gane de enemigo ancestral Roberto Madrazocomo gobernador de aquel estado a mediados de los noventa.
Esa noche del 1 de julio López Obradorcomenzó a gobernar ante la aceptación y rendición total de Enrique Peña Nieto, quien desde entonces le entregó el país.
Desde esa noche, es decir desde hace 284 días, él comenzó a darle la puntilla a su decisión mayor de cancelar la construcción del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, a dictaminar que su alterativa sería el aeropuerto militar de San Lucía y sobre todo esa noche, primero desde el hotel y luego en el Zócalo comenzó a repartir el dinero que ha comenzado a hacer realidad ahora para adultos mayores, estudiantes de todos los niveles, a discapacitados y madres que son en realidad jefas de familia.
Entre julio y el 1 de diciembre que tomó posesión de la Presidencia, acudió ante empresarios y banqueros para hacer acuerdos de gobierno y establecer alianzas y programas conjuntos. Es decir, para comenzar a gobernar con ellos.
En ese entretiempo comenzó a delinear su estilo de Gobernar al realizar giras de agradecimiento por los estados y donde estableció su forma de comunicarse con los ciudadanos. Lo que hoy hace es exactamente la continuación de aquellas giras por el país.
Desde entonces estableció que él es el centro de la comunicación con los medios y los mexicanos, primero en la escalera de su casa de transición en la colonia Roma y ahora en el hermoso salón de la Tesorería de Palacio Nacional.
Una conducción sin cambios donde él es quien da la palabra a los reporteros y quien les contesta lo mismo sobre el curso del tramo de una carretera local en Sonora, que sobre las negociaciones del problema de los taxistas en Los Cabos, o sobre el espinoso caso de las predicciones de las calificadoras internacionales respecto la enorme deuda de Pemex y la solvencia crediticia de su gobierno.
El lo es todo en su incipiente régimen.
¿Qué ha logrado y qué no?
El afirma que todo va bajo su conducción en forma inmejorable, que la economía mexicana no tiene otra alternativa que el crecimiento al 4 por ciento del PIB como lo prometió en campaña que la pacificación y abatimiento de la violencia y las ejecuciones bajarán conforme comiencen a dar resultado sus programas sociales y su combate a la corrupción, el principal causante de todos los males de México.
En este contexto, dueño absoluto del escenario y el contexto, de las decisiones menores y mayores en el país, con todo sometido a su puño y su creciente popularidad, Andrés Manuel López Obradores sin duda un presidente feliz. Tan feliz como ninguno de sus antecesores logró ser.
¿Y QUÉ DICEN SUS OPOSITORES?
Lo que dicen sus contrarios es simple y llanamente lo contrario. Ven una conducción fallida, errática, caprichosa de su administración, basada en ocurrencias.
Repudian sus consultas, desestiman sus proyecciones, y ven riesgos y peligros en su descalificación a instituciones centrales de la democracia como el Banco de México, la Suprema Corte y los organismos autónomos todos.
Todos sus opositores enumeran a la menor pregunta, la retahíla de errores y malos augurios del gobierno de López Obrador.
Sus contrarios no pueden entender cómo es posible que pese a decisiones tan contundentes y dañinas como el recorte presupuestal a estancias infantiles, a su decisión de no actuar contra los de la CNTE que obstruyeron vías en Michoacán causando enorme daño económico a las industrias del centro del país, de su draconiana decisión de cerrar ductos y producir un desabasto de gasolinas en 12 estados 8 de cada 10 mexicanos todavía lo sigan apoyando.
De entre todos sus opositores quizá uno singular sea el hoy senador chihuahuense Gustavo Madero, quien sin embargo hace una evaluación más o menos serena del tabasqueño en su actuación como Presidente de México.
Ex presidente del PAN, ex participante esencial en el Pacto por México que luego produjo al menos 11 o más grandes reformas estructurales, Madero es sin duda uno de los panistas con mayos experiencia con cercanía en el poder.
El chihuahuense aspiraba a ser candidato del blanquiazul a la Presidencia de México en 2018 y no lo logró debido a la traición que le hizo Ricardo Anaya, a quien Maderohabía dejado en la presidencia del PAN precisamente para preparar su lanzamiento.
Este panista considera que, a 100 o 284 primeros días de gobierno, Andrés Manuel López Obradorha resultado ser un excelente y muy preocupante líder político, con una gran atracción popular y con una calificación de 6 de una de cero a diez en la conducción económica, y absolutamente reprobado en la realización o ejecución de sus tareas gubernamentales.
El senador Maderocuestiona sobre todo el entorno y calidad del equipo de AMLO de donde surgen por ejemplo iniciativas como la de sancionar e intentar controlar y acotar a las calificadoras internacionales.
El panista advierte que detrás de los ataques a calificadoras como Ficht Ratings, Standard&Poor’s y Moody’s, se oculta un autoritarismo que pretende silenciar a quienes no están en la misma frecuencia de la “Cuarta Transformación”.
“Es alarmante y me preocupa la incapacidad para procesar los dichos de personajes y órganos que no comulgan con la 4T; ahora son las calificadoras, pero ya le tocó a la sociedad civil, periodistas, órganos autónomos, partidos e incluso funcionarios federales”, precisó.
Lanzada esta iniciativa por el senador Salomón Jara, vocero de la fracción mayoritaria de Morena en el Senado, pretendìa reformar el artículo 340 de la Ley del Mercado de Valores, con la intención de que la CNBV pudiera revocar los permisos a las agencias calificadoras cuando sus evaluaciones pudieran ser consideradas contrarias a la estabilidad financiera de nuestro país.
La iniciativa fue de inmediato cuestionada por los especialistas en finanzas, los analistas políticos y la oposición toda.
Pero sobre todo fue repudiada de inmediato no solo por el propio presidente López Obradorsino cuestionada y rechazada por Ricardo Monreal, líder de la mayoría de senadores de Morena.
El senador Maderoconsideró que, de presentarse y aprobarse una medida de esta naturaleza, sería completamente contraproducente para la economía de México y principalmente para Petróleos Mexicanos (Pemex) que cuenta con una enorme deuda; ya que, se daría una señal negativa a los mercados porque nuestro país estaría en la penumbra y los inversionistas, al carecer de estudios e información, evitarían acercarse.
Aunque Morena, Monreal yAndrés Manuel López Obradorreculen, aseguró Madero, los impulsos de los integrantes de la “Cuarta Transformación” están ofreciendo un panorama del sentir y visión, de la intolerancia y deseos por censurar todo aquello que no está de su lado.
Esta es una muestra de lo que en estos días de evaluación de los primeros días de Gobierno de López Obrador predominará en todos los medios y las mesas de análisis de México.