Análisis a Fondo
Promete democracia, libertad y la defensa de los derechos
Por Francisco Gómez Maza
El sindicalismo mexicano, en manos de líderes corruptos, no representa los intereses de los trabajadores y menos los defiende. Los trabajadores van al garete, sin rumbo, y son la servidumbre de empresas y empresarios, que no respetan sus derechos plasmados en la Constitución. Los gobiernos de la derecha, especialmente Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, inclusive, reformaron la constitución para beneficiar a los patronos y los trabajadores no disponen de ninguna instancia que los defienda, inclusive del despido de la fuente de trabajo sin indemnización alguna, ya no digamos de los niveles depauperados del salario y de las otrora prestaciones sociales.
El futuro del sector laboral, en estas condiciones, suena hueco, sin esperanzas de salir de la pobreza y de condiciones laborales esclavizantes. Parecen, los trabajadores, condenados en vida. Como si estuvieran recluidos en un centro penitenciario. El salario apenas les alcanza para medio vivir y millones subsisten de la propina porque el salario no da para mucho. La pobreza hace presa fácil de inmensas masas de trabajadores y las oportunidades de elevar el bienestar se esfuman ante la frialdad de los empresarios y la vista gorda de los gobiernos. Inclusive, apenas acababa de tomar posesión el nuevo gobierno, de corte nacionalista (algunos lo califican de izquierda), cuando comenzaron los despidos de servidores públicos, que terminaron a media calle y sin calzones y sin esperanzas de recuperar su puesto de trabajo y menos de conseguir otro empleo ni en el sector público ni en el particular.
Pues ante este panorama desolador para los trabajadores (se incluye este escribidor), nos desayunamos este lunes 11 de febrero con la noticia de que Napoleón Gómez Urrutia (Senador por Morena) anuncia el nacimiento de la Confederación Sindical Internacional Democrática (CSID), que ocupará el vacío, dice, abierto en el sindicalismo mexicano “y ayudará en la transformación de México hacia la democracia, libertad y la defensa de los derechos de los trabajadores”.
El anuncio lo hizo Napito al colega Juan Arvizu, de El Universal, quién lo entrevistó; La CSID aglutina federaciones estatales que se desprendieron de la Confederación de Trabajadores de México (CTM); sindicatos de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), así como organizaciones independientes. Esta formación la encabeza el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSSRM), del que Gómez Urrutia es presidente. La constitución de tal confederación se realizará este miércoles 13 de febrero
“Yo creo, como ha dicho el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que vamos a cambiar este mundo del trabajo con base en el convencimiento, la democracia, la libertad y tratando de evitar choques”, le dijo Gómez Urrutia a Arvizu. Por el momento, el sector obrero está totalmente dividido, polarizado y confrontado. Y Napito propone defender los derechos fundamentales de los trabajadores: el voto libre, secreto y directo, elegir a las organizaciones a las que quieran pertenecer, a sus líderes. “Libertad sin represiones, sin amenazas, sin chantajes”.
Y es que el sindicalismo mexicano se quedó, como lo advierte el dirigente de los mineros (sin ser minero) y senador rescatado del exilio por el ahora presidente López Obrador, en el antepasado, no en el pasado, y tiene líderes que son caciques y pillos. Se ha creado un vacío de liderazgos.
Ésta es una organización que nace con una visión más moderna, libre, democrática, abierta, con consultas y elecciones directas; es esa la idea, y con una visión de restituir este mundo del trabajo y cambiar la política laboral equivocada en los últimos años, en la que los salarios de los trabajadores han sido totalmente contenidos, reprimidos. Es un cambio importante que se va a generar con una visión moderna de largo plazo, comprometida con los derechos de los trabajadores, con México y con toda aquella política gubernamental que vaya en el mismo sentido y la misma dirección.
Por el momento, están comprometidas una decena de federaciones estatales (algunas que se han salido de la Confederación de Trabajadores de México); hay sindicatos independientes. Muchas esperan la constitución formal de la CSID para adherirse y crear un organismo cúpula de todo el sector obrero, seguramente equivalente al Congreso del Trabajo (CT). Bueno, pues al parecer la idea es acabar con la explotación inmisericorde de los trabajadores. Quizá el exilio le enseñó a Napito que un dirigente laboral no es un cacique, no es un padrino de mafia, no es un empleador inmisericorde, sino un defensor del derecho humano al trabajo y a una vida realmente plenamente digna. Pero mejor dejemos al tiempo para averiguar si realmente el líder minero busca lo que dice buscar y la nueva central no agarra el mismo camino de la CTM o del llamado Congreso del Trabajo, o el de los líderes que se presentaron con piel de oveja, pero resultaron unos verdaderos coyotes, verdaderas hienas que se alimentan con la sangre, el sudor y las lágrimas de los trabajadores y son aliados incondicionales de los patrones.