¿Se sabrá de los 43?

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Análisis a Fondo

Crea nuevo gobierno Comisión de la Verdad

Es el primer paso para la pacificación: Encinas

Por Francisco Gómez Maza

Un asunto muy mayor es el de la desaparición, hace poco más de cuatro años, de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, desaparición que ocurrió en Iguala, también en ese estado. Y tan mayor como los millares de desapariciones ocurridas en el sexenio del priista Enrique Peña Nieto y en el del panista Felipe Calderón (arriba de 25 mil, cifra que obviamente fue incrementándose y ocultándose). El gobierno anterior al recién inaugurado no puso mayor interés en aclarar las cosas, lo que lo colocó bajo sospecha en cuanto a la autoría de las desapariciones. Inclusive en una ocasión memorable el propio presidente de la república pidió a los mexicanos liberarse del apego a las desapariciones.

Se ha llegado a especular que los estudiantes normalistas aún están vivos, recluidos en alguna mazmorra gubernamental. Muchos padres y parientes de los desaparecidos están convencidos de ello y por eso luchan y por eso presionan al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, desde la campaña electoral como candidato, tanto que el nuevo gobernante prácticamente inaugura su administración con la creación de la, rechazada por el gobierno anterior, Comisión de la Verdad, aclarando que su gobierno no encubrirá a nadie en el proceso de la investigación que se apoyará en todos los actores rechazados por el gobierno de Peña, como el Grupo Multidisciplinario de la OEA y el de los argentinos.

La secretaria de Gobernación, la magistrada en retiro, Olga Sánchez Cordero, anunció la creación de la Comisión para la Verdad, que tendrá el compromiso de investigar los hechos ocurridos en Iguala, entre el 26 y 27 de septiembre de 2014. Investigar a fondo, con objetividad y con imparcialidad, remarcó Sánchez Cordero.

El objetivo de la Comisión es esclarecer lo que ocurrió aquella trágica noche, hasta que todos los mexicanos sepan lo que realmente pasó, quiénes fueron los responsables, y que respondan ante la justicia, sin importar quiénes eran o qué cargo ocupaban en ese entonces. El propósito que animará y guiará los trabajos de la Comisión será llegar a la verdad, para luego darla a conocer a las madres y a los padres de los 43 jóvenes desaparecidos, así como a toda la sociedad. Quién atenderá la integración y desarrollo de los trabajos de la Comisión será el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas Rodríguez. La Secretaria de Gobernación dijo que, como madre y abuela, “con el corazón estrujado… daba su palabra a los padres y a las madres, a las abuelas, a las hermanas y hermanos de los 43 jóvenes de Ayotzinapa, de que pondrá todo su esfuerzo, todas sus capacidades, todos sus conocimientos para llegar a la verdad y dar así una respuesta a cada uno de los familiares. “Vamos a esclarecer lo ocurrido, vamos a conocer la verdad de lo que sucedió en Iguala hace cuatro años, para así hacer justicia”, se comprometió la funcionaria.

El subsecretario Encinas Rodríguez aseguró que, con la firma del decreto presidencial para crear la Comisión de la Verdad en el caso Ayotzinapa, el gobierno federal da el primer paso en la construcción de la pacificación, para que las víctimas de violencia y abuso de autoridad tengan acceso a la justicia.

En el marco de la firma de este decreto, señaló que el Ejecutivo federal honra su compromiso con familiares de los normalistas desaparecidos y la sociedad, y que el objetivo es conocer la verdad, esclarecer los hechos para deslindar responsabilidades, reparar las violaciones a los derechos humanos y hacer justicia.

Agregó que esta comisión retomará las investigaciones ya realizadas para desahogar todas las líneas de investigación que fueron subestimadas o que se dejaron a un lado.

Estaremos muy pendientes de los trabajos, de las investigaciones que vaya logrando la anunciada Comisión de la verdad. Pero ya de entrada el nuevo gobierno hace suya el reclamo de justicia de un grupo de ciudadanos que han padecido la desventura de no saber absolutamente nada del destino de sus hijos por poco más de 4 años.