Análisis a Fondo
Exhiben López Obrador y Delgado una película para niños
Pero como dice Roberto Coello, mejor veremos y diremos
Por Francisco Gómez Maza
A dos asuntos torales se han referido, este martes 20 de noviembre, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y el líder de la mayoría en la Cámara de Diputados, Mario Delgado que, si se cumplen tal cual están planteadas, despejarán muchas inquietudes y preocupaciones y es posible que, en algún momento, dejen sin argumentos y resquemores irracionales, y en muchos casos satisfechos, a los detractores o enemigos del próximo presidente de la república. Yo soy de aquellos que no está de acuerdo con la militarización de la policía concretada en la Guardia Nacional. Probablemente tendrá que convencerme de que los guardias no van a actuar con la fiereza del soldado mandado a matar porque para eso está entrenado: tendrá que convencer a muchos organismos defensores de derechos humanos y a la misma Organización de las Naciones Unidas.
Frente a la generalizada corrupción de la estructura de poder de Enrique Peña Nieto que, a todas luces, en muchos casos, merece entregarse a la justicia, y que ella juzgue si merece castigo, el presidente electo descartó que su gobierno de especialice en persecuciones de casos de corrupción, aunque rechazó que vaya a ponerle freno a los procesos legales que están ya abiertos contra políticos o empresarios por corrupción.
Pero sí habla abiertamente de perdón. Así… es lo que se está planteando, decirle al pueblo “Punto Final”: Acabar con la historia trágica, horrenda, de corrupción, de impunidad. Punto final a la política antipopular entreguista y que, en adelante ya no haya perdón a corruptos“, también está aún en entredicho. Punto Final al pasado y de aquí para adelante, ningún perdón a los corruptos, inclusive al presidente de la república. Y que se destierre la corrupción para siempre. Menudo trabajo. Olvida el presidente el axioma de que en arca abierta hasta la justo peca. Y más cuando su partido, Morena, está lleno de gente buena, pero también de alimañas, de cucarachas, de pulgas, de alacranes, de ratas y ratones, entre otros depredadores. Tendrá que bregar con su propia realidad. En el partido de AMLO hay gente muy mañosa, venida del PRI, sobre todo, pero también del PAN y del PRD, en donde aprendieron todas las mañas de la corrupción y la impunidad.
Pero bueno, el señor López Obrador pretende, así lo declara, “que comencemos una etapa nueva y que ya se inicie una nueva historia”. Su gobierno, insiste, no apostará a la persecución. “Lo que he venido diciendo es que no es mi fuerte la venganza y que no creo que sea bueno para el país el que nos empantanemos en estar persiguiendo a presuntos corruptos. Sí se operará por eso, si somos honestos, tendríamos que empezar por los de arriba y no sólo los de ahora, sino los de tiempo atrás”
Como dice mi paisano Roberto Coello Lescieur, mejor veremos y diremos, en este candente tema de dónde brotan olores putrefactos, nauseabundos, entre la Casa Blanca, OHL y Odebrecht, entre otros.
En segundo asunto, que como dije arriba a mi me molesta terriblemente, es el de la Guardia Nacional formada por militares, del Ejército y de la Marina. Sobre todo, los de la Marina, que a la hora de la hora son infames y lo han probado en la guerra dizque contra el narcotráfico, en la que se han destacado por atacar a civiles y desaparecer a jóvenes, que nada tienen que ver con las bandas criminales. Los soldados se han caracterizado a su vez por represión y represión, y represión, así como por ajusticiamientos extrajudiciales, de los cuales tienen puntual registro la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y otras comisiones auspiciadas por la Iglesia Católica.
Ahora da la cara el coordinador del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, quien asegura que la Guardia Nacional sólo actuará en el ámbito civil. La verdad no sé qué quiera decir, porque las fuerzas armadas siempre han actuado en el ámbito civil, desde que Calderón le declaró la guerra a la delincuencia organizada. Nunca se ha sabido que los soldados secuestren a un soldado, o ejecuten a un soldado, o entierren a un soldado. Sus víctimas son civiles y muchas nada tienen que ver con el crimen ni con los narcotraficantes.
Este martes 20 de noviembre, Morena inició en la Cámara su proyecto de ley para limitar la función de la Guardia Nacional propuesta por AMLO, a sabiendas de que no nos iba a caer bien a muchos. Yo debo confesarlo. Estoy indignado porque he sufrido en carne propia la acción criminal de soldados sin escrúpulos entrenados sólo para matar.
Dicen las notas periodísticas que Delgado dice que la Guardia Nacional, base del modelo de seguridad pública de Andrés Manuel López Obrador, tendrá funciones acotadas al ámbito civil; que ningún militar tomará las decisiones. Ah. ¿Será? No le creo a Delgado, aunque diga que la iniciativa propuesta para su estudio, discusión, dictaminación y aprobación diga que la actuación de esta Guardia, que
estará integrada, en su mayoría, por elementos de las policías naval y militar, actuará bajo mandos civiles. Me cuesta trabajo creerlo, aunque no sea dogma de fe. Es que quienes mandan en este país no son los presidentes, sino el Estado Mayor del Ejército y la Armada. Así ha sido siempre y no tiene por qué cambiar, mientras se trate de la seguridad de los intereses de los dueños del país, los poderosos plutócratas que hacen y deshacen con la vida de los mexicanos.
La iniciativa de reforma constitucional para dar vida a esta Guardia dice:
“La Guardia Nacional será auxiliar del Ministerio Público, quedará bajo su mando y quedará claro que su actuación se circunscribe al ámbito de lo civil; por lo tanto, su actuación pública será dentro del fuero civil”
Voy a hacer un gran esfuerzo para darle el beneficio de la duda al Nuevo Gobierno.