Análisis a Fondo
Habrá desabasto de agua y más inundaciones
Y la destrucción fue ocultada por el gobierno
Por Francisco Gómez Maza
El peligro, El nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, en construcción y en litigio mediático, viene siendo un gran negocio del presidente Enrique Peña Nieto y de poderosos empresarios, entre ellos grandes líneas aéreas, hoteles de gran turismo, grandes desarrolladores turísticos, entre otros que, en aras de realizar pingües transacciones financieras y comerciales, en donde no tienen ninguna vela ni las clases medias, ni los trabajadores, a quienes les seguirán pagando sueldos miserables, pero empleando sus pensiones manejadas por las Afores, destruirán mil hectáreas del lago Nabor Carrillo, santuario de vida y la última zona lacustre de este otrora Anáhuac lacustre, en donde los españoles y los criollos secaron todos los espejos de agua para levantar la desorganizada Ciudad de México.
Hace unos días, el digital SinEmbargo, difundió un extenso informe, que deberían leer quienes se constituyen en férreos defensores de la construcción del aeropuerto, y los simpatizantes del Nuevo Gobierno así como sus críticos para descubrir los terribles daños que sufrirá el Valle de México y la Ciudad capital, que uno de estos días sucumbirá hundida en un subsuelo como puede verse por los cada vez más frecuentes estallidos que dejan socavones más peligrosos que el socavón de Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes, en la carretera México Cuernavaca. Lo único que le queda a la ciudad en el subsuelo son las aguas negras, que inundan el ambiente de fétidos olores a mierda podrida. Y no hay habitante de esta gran urbe que no los aspire. Me apena decirlo, pero los chilangos moriremos ahogados en aguas negras.
De acuerdo con el informe publicado por SinEmbargo, el Lago Nabor Carrillo es una de las únicas fuentes captadoras de lluvia en el Valle de México, con una capacidad de 12 hectómetros cúbicos. Y hoy se enfrenta a su extinción. La disyuntiva es: ¿seguridad hídrica o aeropuerto?
En el Nabor Carrillo llegaron a ser contabilizadas más de 350 mil aves, alrededor de 250 especies distintas, de las cuales 104 son residentes y 146 migratorias o invernales. Entre las clases reconocidas se han ubicado tres familias endémicas a los humedales del centro de México; cinco en la lista roja de la IUCN; 19 especies consideradas en la NOM-059-ECOL-2010 como en peligro de extinción, amenazadas o en protección ambiental; 23 más enlistadas como prioritarias para la conservación por la Semarnat y 199 en el Acta para la Conversación de las Aves Migratorias Neotropicales (NMBCA).
Ignorar lo que ocurre con el lago, alertan especialistas consultados por este diario digital, dañará a los animales que lo han convertido en su hábitat y, a su vez, tendrá fuertes consecuencias en el clima y la disponibilidad de agua del Valle de México.
En abril de este mismo año, narra el digital, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) admitió la conversión del lago en una pequeña laguna de regulación que no podrá replicar la concentración aviar actual. Es por ello que organizaciones de la sociedad civil, activistas y académicos denunciaron el inicio de la desecación del Lago Nabor Carrillo. El daño provocado por las obras de construcción del Nuevo Aeropuerto no fue anunciado por ninguna de las evaluadoras del proyecto. Las afectaciones ambientales, ecológicas y sociales simplemente fueron ignoradas.
José Luis Luege Tamargo, ex titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y ex director de la Conagua, argumenta que el Gobierno federal ocultó a los mexicanos la destrucción del hábitat de un número importante de aves locales y migratorias. La Manifestación de Impacto Ambiental del proyecto omitió tanto esa condición como la de los beneficios en el microclima para el Valle de México, lo cual viola la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección del Medio Ambiente.
A pesar de la advertencia de un daño ecológico irreversible que se causaría por la extinción del único cuerpo de agua vivo en Texcoco, los trabajos continúan y ya han reducido al 30 por ciento su capacidad total.
En abril de este mismo año, la Comisión Nacional de Agua (Conagua) admitió la conversión del lago en una pequeña laguna de regulación que no podrá replicar la concentración aviar actual. Es por ello que organizaciones de la sociedad civil, activistas y académicos denunciaron el inicio de la desecación del Lago Nabor Carrillo. El daño provocado por las obras de construcción del Nuevo Aeropuerto no fue anunciado por ninguna de las evaluadoras del proyecto. Las afectaciones ambientales, ecológicas y sociales simplemente fueron ignoradas.
El Plan Lago de Texcoco tenía el objetivo de crear un sistema hídrico completo para el almacenamiento y tratamiento del agua del área metropolitana como una forma de resolver los problemas de hundimiento de la ciudad. Para ello, se construyó un primer modelo a escala de lo que podría representar la recuperación de todo el viejo lago. El Lago Nabor Carrillo nació en 1982 luego de que se colapsaran mil hectáreas para su llenado.
El modelo que para entonces ya era replicado por los ingenieros Fernando Hiriart, Roberto Garau y Gerardo Cruckshank se convirtió en la obra más exitosa de recuperación ambiental del país. De manera gradual miles de aves comenzaron a apropiarse del Nabor por lo que fue reconocida como región hidrológica prioritaria por parte de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y como humedal prioritario para la distribución de aves playeras en México en la Estrategia para la conservación y Manejo de Aves Playeras y su Hábitat en México (Semarnat 2008). Y aún hay más…