Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Simplemente no recuerdo otro momento de México como este. Ninguno donde el Presidente entrante haya asumido un rol tan determinante como el que ha construido Andrés Manuel López Obrador durante este mes.
Montado sobre un resultado electoral que nadie previó -53% de los votos y el control absoluto del Senado y Cámara de Diputados así como 5 gubernaturas y mayorías totales en casi todos los estados-, López Obrador actúa desde el primer minuto del anuncio de su triunfo, como Presidente en funciones de México.
No sólo ha anunciado los nombres de quienes ocuparán los principales cargos de su gobierno sino que ha dictado la muerte del viejo régimen y ha comenzado a prefigurar el suyo sin enfrentar ni análisis o crítica seria.
AMLO puso fin al inoperante sistema administrativo gubernamental al decretar la compactación brutal e inmediata del sistema de adquisiciones a través de una sola ventanilla: la de la Oficialía Mayor de Hacienda. En lo adelante, ya sea la compra de un lápiz, un mazapán o una refinería, todo se realizará a través de esa dependencia.
Ninguna secretaría o paraestatal podrá realizar ninguna compra si no es a través del nuevo sistema. Obvio que toda compra pasará frente a sus ojos y su voluntad personal. La de López Obrador, por supuesto.
El fin del viejo régimen se consolidará con la desaparición de todas las oficinas y áreas de comunicación social del Gobierno para concentrarse en una sola coordinación dentro de la Presidencia que encabezará López Obrador.
El cierre de la pinza de esta decisión está en el recorte del 50% del gasto en la publicidad del Estado.
Estas dos decisiones anunciadas en las primeras horas de su triunfo por López Obrador prefiguran el desempleo de miles de periodistas y el cierre y fin de muchos medios de comunicación con lo que eso represente para el debilitamiento o desaparición de la libertad de expresión en México.
Todo lo anterior no puede desvincularse del anuncio de que López Obrador y los suyos buscarán recortar el 50% en las prerrogativas de los partidos políticos.
Todos los anteriores anuncios alarman a los opositores de AMLO, quienes ven en cada decisión la intención de fortalecer aún más el poder casi absoluto obtenido por el tabasqueño y su partido, Morena, en las urnas para achicar más los ya de por sí inexistentes contrapesos.
En esta misma línea ven la decisión de López Obrador de desaparecer las delegaciones federales en los estados para establecer representaciones únicas en las 32 entidades.
Esta decisión crearía poderes paralelos en cada estado. Habría en los hechos 2 gobernadores: el que representaría a AMLO y el elegido por los votos. El conflicto estaría garantizado. Y más si los representantes del Presidente son los opositores a los gobernadores en cada estado.
Hay que recordar que el Gobierno Federal muchas de las veces invierte en obras y programas más que los gobiernos locales. Bajo el esquema anunciado por López Obrador es fácil entender que sus representantes se convertirían en los candidatos a gobernador en cada estado sin posibilidades de que ningún otro pudiera competir con ellos.
Dos ejemplos dejan en claro los alcances de esta decisión:
– AMLO ha designado a la senadora Delfina Gómez como su representante en el Estado de México. Delfina fue derrotada hace un año por apenas unos puntos por el gobernador Alfredo del Mazo. Es obvio que la senadora se convertirá en el principal elemento de desestabilización en esa entidad.
– López Obrador está a punto de designar a Miguel Barbosa como su representante en Puebla. Barbosa fue derrotado por Martha Erika Alonso el 1 de julio. Barbosa busca hoy anular el proceso electoral en Puebla e incluso ha acudido a la violencia en este empeño. Designarlo su representante equivaldría lanzarlo a una guerra con consecuencias insospechadas.
Estas y otras decisiones han pasado sin mayores críticas ni reclamos porque al mismo tiempo el virtual presidente ha tenido encuentros con secretarios del presidente de los Estados Unidos Donald Trump y el primer ministro Justin Trudeau y ha anunciado otras muchas decisiones, como el de inversiones por 150 mil millones de pesos para el sector energético donde ha decidido el rescate de 4 refinerías y relazar la explotación petrolera.
En lo general durante los pasados 30 días Andrés Manuel López Obrador ha dejado en claro su estilo personal de gobernar.
El es quien dirige sus conferencias de prensa y él es quien toma todas las decisiones y decide los nombramientos y programas. El es quien sin guardias de por medio atiende y saluda a los ciudadanos ya sea desde las escaleras o rejas de su casa de campaña o desde la ventanilla de su auto.
Un presidente tipo Pepe Mújica.
Un presidente que no se conforma con actuar en su ámbito, sino que ya ha lanzado a los suyos a anunciar recortes y cambios en el Senado y la Cámara de Diputados. En cada caso se quiere reducir los presupuestos en un 40% y someter a los legisladores a salarios controlados sin bonos ni beneficios como gastos médicos privados ni viáticos o la asistencia de asesores o secretarios particulares.
Es apenas el esbozo de la restauración del régimen del hombre fuerte, único, de un solo partido, sin contrapesos y alérgico a la crítica.
Esto es lo que nos ha dejado su actuación en apenas el mes de julio que hoy termina. Nos falta verlo actuar en agosto, septiembre, octubre y noviembre, antes de que asuma el poder el 1 de diciembre.
Con lo ya visto y vivido, ¿podríamos decir qué régimen nos espera con López Obrador?
Pues si lo tiene claro, por favor dígalo Usted…
OPOSICIÓN RESPONSABLE
En este contexto Claudia Ruiz Massieu, senadora pluri electa y presidenta del CEN del PRI no elude que su bancada de apenas 13 legisladores de los 128 que forman la cámara alta, que será coordinada por el hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong, exsecretario de Gobernación, tendrá una tarea especialmente compleja.
Ruiz Massieu dice que su grupo sabe que, con su mayoría legislativa de Morena, PES y PT, el presidente ganador López Obrador bien puede hacer cualquier reforma o incluso desaparecer las que se promulgaron durante la gestión del presidente Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, confía en que su grupo podrá presentar alguna oposición y someter estas decisiones del próximo presidente a un debate en el que cuenten los argumentos y las razones.
Para ello afirma, se tiene que reconocer que el voto mayoritario de los ciudadanos le dio a AMLO un poder casi absoluto y que eso es algo que no se puede ignorar.
Ruiz Massieu indicó por otra parte que el proceso de renovación de la dirigencia de su partido está en curso y que será el Consejo Político el que decidirá si ella sigue o no al frente del PRI.