Ciudad de México, México.– El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP), de la Cámara de Diputados, señala que los cambios arancelarios adoptados por México ante las medidas comerciales realizadas por Estados Unidos, son de carácter sancionatorio, pero los programas de promoción para los sectores afectados aminorarán el efecto que estas modificaciones tendrían en el mercado.
Sin embargo, afirma, prolongar estas acciones puede tener efectos relevantes en el desarrollo del sector del acero, pues le restará competitividad a la región de América del Norte.
En el documento “Régimen Fiscal de la Industria de Acero”, el CEFP destaca que las tarifas comerciales impuestas por Estados Unidos al acero y aluminio mexicanos “violan el marco legal definido por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la normatividad establecida en el Capítulo VIII: Medidas de Emergencia del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN)”.
Tales medidas también podrían inhibir el comercio exterior entre estas dos naciones e incrementar los costos de producción que derivarían en un aumento de los precios de los bienes finales asociados. Sin embargo, precisa, las medidas aplicadas no tendrán un impacto relevante tanto en la economía como en las finanzas públicas.
De acuerdo con la Cámara Nacional de la industria del Hierro y el Acero (Canacero), en México los sectores más afectados por los aranceles impuestos por México a productos de acero de EU son el de la construcción, el cual requiere del 61.5 por ciento de la producción total; el de insumos metálicos y el automotriz, que demandan 18.8 y 10.6 por ciento de la producción total, respectivamente.
Según la Canacero, las modificaciones arancelarias realizadas a los productos relacionados con aceros planos (lámina caliente y fría, incluidos recubiertos y tubos diversos) y lámparas, tendrían un impacto de dos mil millones de dólares anuales (mdd), cifra que representa el 0.5 por ciento del valor de las exportaciones totales realizadas durante 2017 (409 mil 409 mdd), por lo que “el efecto a la economía sería menor, aunque a decir de la Cámara afectaría significativamente al sector”.
El CEFP considera difícil cuantificar el impacto de las medidas arancelarias en las finanzas públicas. Sin embargo, “se puede afirmar que la imposición a las importaciones de los productos involucrados provenientes de Estados Unidos tendría un efecto recaudatorio”.
No obstante, dado el volumen menor de transacciones de estos bienes realizadas dentro del total del comercio exterior con dicho país, “su aportación sería marginal”. Ello, sin considerar el efecto de la magnitud de la elasticidad de la demanda estadounidense de estas mercancías, por lo que “de asumirse una elasticidad baja, el efecto en las finanzas públicas sería aún menor”.
Precisa que el mayor impacto se vería reflejado en las variables macroeconómicas, en especial en los niveles generales de precio, debido al incremento de los productos e insumos que demanda la industria nacional, así como en las variables financieras derivadas de la volatilidad e incertidumbre en los mercados internacionales.
En el documento, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas relata que la industria de acero representa una de las manufacturas metalúrgicas más importantes de la economía. Según la Canacero, durante 2017 México fue el treceavo productor de este metal en el mundo, con una fabricación anual de 18.8 millones de toneladas de acero crudo (tac) y una estimada de 29.5 millones para 2018.
Además, empleó el año pasado, en forma directa e indirecta, a 672 mil personas, mientras que el consumo nacional de acero crudo fue de 30.8 millones de toneladas, que representa el 6.2 por ciento del valor del Producto Interno Bruto (PIB) industrial y el 2 por ciento nacional.
Respecto al comercio internacional, México exporta 5.1 millones de toneladas de productos siderúrgicos y se importan 14.7 millones de toneladas, por lo que “somos claramente deficitarios en materia siderúrgica”.
Puntualiza que, desde 2016, la industria del acero a nivel mundial se ha mantenido en desaceleración, dada la baja constante del precio del producto ante la sobreoferta de acero y aluminio que China realizó al mercado mundial, lo que se vio reflejado en un decremento de la inversión en este sector.
Con ello, se advierte que este tipo de medidas podrían aumentar el deterioro del mercado mundial de acero, particularmente en las regiones de Norteamérica y de la Unión Europea.