EL LAVADERO
Raúl D Domínguez
Administrador de justicia se asila en EU
Esta semana el presidente Enrique Peña Nieto y el embajador Edgar Elias Azar en Holanda.
Siendo presidente del Tribunal Superior de Justicia de la CDMX, el tal Edgar (a) tropelías al azar, amenazó de muerte al decente y valiente Juez Justino Montes de Oca Contreras, quien por ello solicitó y obtuvo asilo político en los Estados Unidos de América, a donde sigue refugiado; el juez iba a ser asesinado por oponerse a turbios negocios inmobiliarios para instalar juzgados.
Al dolerse conmigo sobre la amenaza de muerte, intercedí por el Juez ante Edgar Elías Azar, quien me dijo que no lo mataría, pero lo metería a la cárcel dizque por cometer un delito contra la administración de justicia, y que desde ahí se podría defender, por tanto, si salía exonerado, lo haría magistrado, pero Justino temió ser asesinado en prisión, y por ello se asiló en los EEUU.
Años antes de ese episodio, Edgar ya era magistrado en el DF, y se encontraba prácticamente secuestrado en Chilpancingo por el gobernador Rubén Figueroa Alcocer, porque aquél había robado a éste 30 millones de dólares por concepto de la venta al senador Santos Hoyos del Hotel Tres Vidas en la Playa en Acapulco, tras ser expropíado por su antecesor José Francisco Ruiz Massieu.
Intercedí ante Rubén a favor de Edgar (quien temía por su vida), ya que juraba que esos 30 millones de dólares los tenía Fernanda Riverol o sea la viuda de Pepe Ruiz Massieu; pero lo que realmente salvó a Edgar fue su audaz oferta de enseñar al ignorante góber Figueroa a recuperar ese dinero vía internet en los off shore de Islas Caymán, con participaciones federales; bastaron unos minutos en la PC de Jorge Leypén Garay, asesor financiero del propio gobernador, para que el chómpiras Burrén Figuermex quedase satisfecho con Edgar (a) tropelías al azar.
Poco después, vino la matanza de campesinos en Aguas Blancas, prohijada por Figuermex, quien luego abandonó el Estado, pero vino una era peor de violencia con la gubernatura intrauterina de Ángel A Rivera, quien propició sembradíos de amapola para elaborar estupefacientes y aplicó la Ley del Hierro a los que suponía sus adversarios e insurgentes, dándoles entierro, encierro o destierro; en ese contexto salí de mi natal terruño sin concluir el sexenio jurisdiccional para el que me designó el Congreso Local como magistrado-presidente del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de Guerrero.
_________________________
.
PD de RD estos episodios forman parte del borrador de mi libro autobiográfico intitulado 1OO años de maldad en Guerrero, de próxima aparición y venta en