ÍNDICE POLÍTICO
Por FRANCISCO RODRÍGUEZ
El 6 de julio de 1988 se inauguró en México la era del PRItanic. Un cascarón marino sin fuselaje, timón, ni brújula que acabó con la democracia e impuso el reino del terror y del abuso. Barco que jamás debió zarpar, pues estaba condenado a causar las tragedias más grandes de la Nación. Sus tripulantes traicionaron la confianza y la esperanza.
Antes, desde su desangelada campaña, Carlos Salinas de Gortari fue abucheado casi en todo lugar por donde pasaba. Jamás en la historia del PRItanic pueblos enfurecidos con la decisión de ungirlo a costa de lo que fuera, salían a la calle para lanzar huevos podridos a las caravanas oficiales. El repudio era total. La división al interior de su partido era mayúscula.
El desgajamiento que sufrió el PRI con el descarado destape de Salinas fue histórico. La Corriente Democrática profetizó que se trataba de un aprendiz de tecnócrata que venía por el resto, el desmantelamiento del Estado, el encarecimiento de la vida y la entrega del país. Maquío Clouthier, candidato ciudadano del PAN, y Cuauhtémoc Cárdenas abanderaron la inconformidad ciudadana.
Campañas a ras del suelo por parte de la oposición, con apoyo popular indiscutible lograron lo impensable: el triunfo electoral sobre el impuesto oportunista, el enviado del Imperio para continuar la zapa del gobierno tricolor. Los sindicatos, las organizaciones campesinas y el pueblo raso en las ciudades reclamaban ser escuchados.
El candidato oficial, declarado electo la noche de los comicios por el que era presidente del PRI, Jorge de la Vega Domínguez, a quien el abanderado oficial llamaba tío desde que era niño, fue un fiasco. Manuel Bartlett operó desde Gobernación la caída del sistema electoral y el manejo inicial del programa de resultados preliminares para consumar el atraco electoral.
Cuauhtémoc y Maquío al frente de las protestas contra el usurpador
El sistema empezó a sentir miedo de las tomas de palacios de invierno, de la ira pública y de sus sentencias incómodas. La mafia del poder, naciente en ese momento, incubó el huevo de la serpiente. A espaldas de Maquío Clouthier se transó el enjuague, como todo hombre o mujer vivo lo comprobó después.
Los oficios de Diego Fernández de Ceballos y de Luis H. Álvarez, los gerifaltes blanquiazules de entonces, culminaron el desastre: el primero, quemando las boletas electorales y, el segundo, declarando a voz en cuello que la legitimidad de Salinas se conseguiría con sus acciones del ungido en el gobierno. ¡Hágame usted el refabrón cavor!
Después de protestar ante tirios y troyanos, los candidatos de la oposición reunieron multitudes impresionantes que se arremolinaban pidiendo justicia electoral ante todas las instancias nacionales y extranjeras. Todo fue en vano. Pudieron más las concesiones y prebendas que los gritos de cientos de miles indignados por los enjuagues.
De la Madrid, arrepentido: empoderó a un ratero y narcotraficante, dijo
Años después, en el 2009, Miguel de la Madrid, quien había portado la banda presidencial en el desarrollo de aquellos episodios, declaró insólitamente su arrepentimiento por haber empoderado a un delincuente , complicitado con el narcotráfico, cuya riqueza se había asentado sobre el robo inicial de todas las partidas secretas de Los Pinos.
Enfurecidos, Salinas desde su exilio forzado en Londres y la mafia del poder del tricolor y del panismo, reaccionaron de inmediato. Junto con los hijos del colimense se apersonaron en la Casa del León Rojo, domicilio de los De la Madrid, para presionar al viejo a que se desdijera de sus acusaciones.
Francisco Rojas Gutiérrez, Emilio Gamboa Patrón, Diego Fernández de Ceballos –el panpriísta que de la noche a la mañana, igual que todos, había acumulado una gran fortuna a costillas de las concesiones estatales–, pusieron lo mejor de su mediación para aterrorizar al culpable de tanta maledicencia y amenazarlo de muerte si volvía a abrir la boca.
Los hechos consumados debían lavarse en casa, decían. Al tiempo que Manuel Bartlett y Luis H. Álvarez, arrepentidos ante la evidencia descubierta, se deslindaban inútilmente de todos los atropellos y de haber asesinado a la democracia. Mentaban la soga en la casa del ahorcado.
CSG cargó contra quienes hizo responsables de su ilegitimidad
El candidato ungido en diciembre de 1988 llegó a la silla con todos los rencores de su vida. Cargó contra todos aquéllos que juzgó responsables de su ilegitimidad. Acabó, por mediación de Fernando Gutiérrez Barrios, con la vida política y la libertad personal de Joaquín Hernández Galicia, líder de los trabajadores petroleros inconformes…
… sembrando muertos y acusaciones de asesinato en las afueras de su domicilio en Ciudad Madero. Contó con la traición de Carlos Romero Deschamps, ex chofer y protegido de La Quina Hernández Galicia , y de todas las instancias posibles de la dirigencia de la fantasmal CTM, que no movieron un dedo en su defensa. Se agregaron a la mafia del poder... y al desaguisado económico, político y social que siguió a los hechos.
El vengativo Salinas también se las cobró, uno a uno, a los gobernadores de los estados en donde lo habían vencido palmariamente. Fueron defenestrados
El “accidente de Maquío ejecutado por la Sección II de la Sedena
Pero faltaban venganzas: el primero de octubre de 1989, Salinas armó el “accidente” de carretera en Culiacán donde perdió la vidaMaquío. Fue una operación de Estado que, relataba el recién fallecido coronel Robles –viejo auxiliar de Marcelino García Barragán y “hermano” de Javier García Paniagua– que ejecutó el aparato de Inteligencia Militar de la Sedena, y la dirección impecable de García Paniagua desde sus oficinas de la policía preventiva en el Distrito Federal.
Manuel Clouthier Carrillo, hijo del fallecido, declaró su impotencia para comprobar el asesinato, pero confirmó que a su hermana Tatiana la perseguían carros oficiales fantasmas tratando de descarrirarla y matarla en cuanta ocasión podían, para mandar sus mensajes macabros sobre toda la familia que quedaba viva.
A Carlos Hank se le encargaron los detalles del asesinato de Colosio
Así, también, cuando se planeó asesinar a Colosio, por no haber cumplido el capricho gringo de la dinastía Clinton de Yale de empoderar a Zedillo, el sistema buscó los oficios pertinentes de Carlos Hank González, el único sicario del sistema con los poderes necesarios dentro y fuera de las fronteras para dirigir el magnicidio en la Tijuana de sus poderes.
Y lo lograron. El daño fue consumado a contrapelo de cualquier sospecha, por encima de cualquier obstáculo, comprometiendo los dichos de cualquier persona, elaborando un tinglado de complicidades que involucró casi a toda la clase política al servicio del PRI. Había llegado la era del terror político, del asesinato proditorio, del salvamento de los enjuagues a costa de la Nación en cualquier rubro de la actividad pública.
La fiesta de Salinas, escenario macabro para preparar otro asesinato
En la cena del sábado pasado, en el palacete del culpable Carlos Salinas de Gortari, volvieron a juntarse los septuagenarios conspiradores. Los mimos de siempre, con el añadido de Enrique Peña Nieto, su nueva adquisición. Consideraron innecesaria la asistencia de Meade y de Videgaray pues sería demasiado para efectos de lo que se busca. Sería descubierta la infamia.
Se trató, en la intimidad del festejo macabro el tema indeclinable. Ganar las elecciones de julio próximo eliminando al obstáculo. Desaparecer físicamente al puntero, utilizando las viejas formas aprendidas y ejecutadas con antelación. Sólo que se encontraron ante dos problemas difíciles de resolver:
El primero, que la mafia del poder ya no cuenta con un sujeto acreditado en las altas esferas para arrogarse la responsabilidad del magnicidio. Están demasiado vistos y demasiado débiles para siquiera intentarlo. No cuentan con el sistema de lealtades apropiado. El sistema está en estado terminal y fallarían indiscutiblemente ante la indignación nacional y extranjera.
El segundo, que todo sería inútil para salvar al pringado Meade, toda vez que según los últimos tantaleos al agua de los camotes arrojaban la imposibilidad de que se pudiera vencer a Anaya, el que quedaría vivo en la competencia. Todos han opinado que también apabullaría electoralmente al ungido oficial. Prueba no superada.
Matarnos, la forma de desaparecer todos los peligros que los asustan
Queda sólo una alternativa: asesinarnos a todos. Que para eso están nominados. Se trata de no dejar huella en el amasijo. Que no quede nadie que pueda reclamar el triunfo del PRItanic. Se trata de asesinarnos a todos. Así como suena. Es la solución final, la única forma de supervivencia del complot contra México. La única forma de desaparecer a todos los peligros que proclaman.
Esta columna se publica queriendo denunciar y conjurar estos despropósitos. Que sepan que todo mundo avizora sus conspiraciones. Que ahora ya no podrán irse tan campantes como siempre.
Que ya todos sabemos de qué lado masca esa iguana.
Índice Flamígero: “Las fiestas políticas” es el título de la colaboración que envía desde Coatepec, Veracruz, don Rafael Segura Millán: “De nuevo me acerco a usted, don Francisco, para reflexionar sobre el desastre de país que nos está dejando esta –ni modo, hay que aceptarlo– mafia del poder ‘ya sabes quien’ dixit. Para empezar, ¿quién pagó el fastuoso sarao del pasado sábado 7 en la “casita” de la Calle Santa Teresa? ¿Seríamos nosotros? ¿Y las suculentas viandas enviadas desde Sinaloa para tal efecto? Ni hablar de meseros, valet parkings (en nuestra también maltraída lengua antes los llamábamos acomodadores). Pues sí, ¡todo lo pagamos nosotros! Recordemos las fabulosas pensiones, que también el cacique mayor obtiene con partidas y personal de ‘apoyo’ extras. Bueno, estoy seguro que hasta las prendas de vestir de los participantes las pagamos nosotros. Esto sólo lo vemos en México, una cosa así en otro país, aunque sea bananero o emirato, no sucedería, pues en ningún lado el cinismo de nuestra clase política y sus aliados ha llegado a esos niveles. Ahora que, hay que ver con mayor detalle, este festín lleva un mensaje implícito: estos sátrapas quieren mostrar su unión para lo que viene el próximo 1 de julio y que van a luchar con todo para mantener sus privilegios e impedir que el pueblo designe a quien les ofrece iniciar un cambio radical sin violencia. Veneno puro para esta sarta de infelices que no tienen llenadera y van a utilizar todos los medios para sus fines. Esta muestra es sólo un botón de lo que preparan. Por todos los flancos viene el ataque. Ya veremos la próxima semana los spots del candidote, en los que volverán a utilizar sus tan conocidas frases de los empleos que se perderán, la inseguridad por amnistiar a todos los delincuentes, etc., etc. Como si la gente no supiera que día con día se cierran más negocios, talleres y todo tipo de fuentes de trabajo por las políticas neoliberales que nos impuso el festejado septuagenario desde que gobernó detrás de aquel presidente gris que inauguró la dinastía de los norteamericanos nacidos en México y preparados en las ‘mejores’ universidades del imperio. De la inseguridad, ya ni hablar, lo impuesto en el Plan Mérida al alcohólico llegado al poder por el primer gran fraude electoral de este siglo, lo único que hizo fue amalgamar a la delincuencia con las fuerzas de seguridad y las políticas abiertamente, para así esquilmar y matar libremente a la población, sobre todo a la más pobre e indefensa del país. Otro notable ejemplo de cómo se las gastan es el aberrante fallo del TEPJF, que acaba de aceptar la candidatura de El Bronco, violando las reglas que él mismo impuso, para así tener un frente más contra el candidato puntero. Estemos alertas, pues lo que viene de aquí al día de las elecciones y después, para calificar las mismas será una lluvia de estiércol contra AMLO y una muestra de las más malas artes para lograr que el sistema imperante se siga manteniendo a cuesta de este sufrido y humillado pueblo. Como siempre, reciba un saludo cordial desde la tierra que aspira a tener una monarquía tropical.” + + + Pertinentes preguntas hace don Raúl D. Domínguez en su muy leída columna El Lavadero: “Enrique Peña Nieto ordenó la noche del lunes a los 19 secretarios del gabinete presidencial, darle elementos de apoyo para devolver al idiota Donald Trump todas y cada una de sus amenazas u ofensas e insidias de los dos últimos años. Ante la larga, cruenta y tonta guerra que viene del Norte, es menester preguntarnos los 80 millones de ciudadanos de a pie: ¿Estaremos preparados para enfrentar la carestía, la estanflación, la hambruna, la pandemia, el terror y la muerte que nos traerá la riña de Peña y Trump? ¿Tendremos recursos económicos infinitos para adquirir armas, balas, agua, alimentos y medicamentos que nos permitan incoar, articular y continuar una prolongada, popular, clandestina y extensa guerra de guerrillas contra los marines del poderoso y odioso Pentágono norteamericano, como en Siria? ¿Se pondrá el presidente de México en manos de los cárteles del narcotráfico?” + + + Y desde Torreón, Coahuila, don Miguel Ramírez apunta: “La validación que el TEPJF dio a la candidatura presidencial de Jaime Rodríguez, El Bronco, debe ponernos en alerta máxima. Esta institución, y también el INE, es capaz de cometer cualquier tropelía para que el candidato oficial, José Antonio Meade, El Palomito Gris, triunfe el próximo 1 de julio. Uno de los escenarios que se pueden presentar es que se anule, por cualquier motivo, la votación de los candidatos que hayan superado a la conseguida por Meade y, por consiguiente, se le dé el triunfo a éste. Nuestras putrefactas autoridades electorales son capaces de esto y más.”
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