Ciudad de México, México.– El cerebro es el órgano que nos hace humanos. Ahí se procesan nuestras emociones, reflexiones, inteligencia, entendimiento o simpatía. Muchos animales tienen cerebro, pero nosotros tenemos capacidades intelectuales únicas que nos permiten procesar datos y tener conciencia de nosotros mismos en un nivel superior al de todas las especies. Ahí radica su importancia, dijo Luis Tovar y Romo, investigador del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM.
La mejor manera de cuidarlo es mantenerlo estimulado. Para ello, el neurocientífico recomendó, en especial a los jóvenes, leer, aprender idiomas, hacer ejercicio y escuchar música, pero también despegarse un poco del teléfono y de otros dispositivos electrónicos.
En la charla ¿Qué pasa cuando las neuronas se mueren?, efectuada en el marco de la Semana del Cerebro 2018 que organiza el IFC, el académico resaltó que esas células nerviosas se comunican unas con otras, y cuando lo hacen establecen redes que a su vez forman circuitos que integran la estructura fisiológica que permite generar ideas, conceptos, almacenar memorias y llevar a cabo procesos autonómicos, como la respiración.
Pero esas células no son inmortales, sino susceptibles a diversos daños, y cuando mueren muchas, en regiones particulares o en poblaciones selectivas, hay consecuencias muy graves.
Según estudios realizados en mamíferos, en los que se contaron núcleos de las neuronas en una escala pequeña para después hacer proyecciones, un adulto tiene 86 mil millones de neuronas. “Tal vez nacemos con un poco menos, porque durante los primeros años de vida sigue el proceso de neurogénesis, que se detiene alrededor de los 13 años”.
Tovar y Romo expuso que por años se pensó que un cerebro humano adulto tenía un número determinado de neuronas, y una vez que morían ya no se generaban más, pero hace unos 20 años surgió el concepto de neurogénesis, que sostiene la capacidad de ese órgano de crear nuevas, pero es una idea que aún no se confirma y sigue en debate.
Asimismo, mencionó el proyecto del Conectoma, en Estados Unidos, que pretende conocer cuáles son las conexiones de unas neuronas con otras dentro del cerebro. Esto producirá información importante, pues hasta hoy se han inferido las funciones de cada región cerebral mediante sus lesiones.
La especificidad de esas células depende de la región en donde se ubiquen, y si son dañadas se generarán ciertas patologías o se perderán funciones, como ocurre en el caso de las enfermedades de Alzheimer, Parkinson o Huntington.
Por último, Luis Tovar refirió que hay mecanismos celulares y moleculares que permiten al cerebro recuperarse hasta cierto grado de las funciones perdidas, pero aún no se entienden del todo y “ésa es la principal línea de investigación de mi laboratorio”.