EL LAVADERO
Raúl Domínguez D
Ha trascendido en medios y cuartos con miedos, que antes de que Andrés Manuel López Obrador llegue a encaramarse en la silla máxima de la República Mexicana, ya se están ofreciendo en venta los muebles usados de la Casa Blanca en Las Lomas de Chapultepec y de la residencia oficial Los Pinos y hasta se rematan helicópteros Falcon del Hangar Presidencial.
Pero lo más penoso, escabroso o escatológico e ilógico es que al vanidoso magnate-presidente Donald J. Trump, se le ofrece en remate este retrete dorado; un excusado, wáter, baño o urinario de oro maciso de 24 kilates. Uff
Ha trascendido también en medios y cuartos de guerra, que el 1° de diciembre del 2O12 el fino y delicado notario-secretario del Trabajo Alfonso Navarrete Prida (Ponchito para los amiguitos, según Mario Ruiz Massieu en su libro póstumo), se sentó en el mullido sillón que habría sido usado por sus antecesores Adolfo López Mateos (quien luego llegó a ser Presidente de México) y Carlos Abascal Carranza (cuya causa de beatificacion ya había sido incoada en El Vaticano).
Pero Ponchito, al instante de poner sus posaderas, ipso facto se quejó de que el sillón de marras despedía un escatologico e insoportable olor a pedo, y se la hizo de idem a su Oficial Mayor, el cual raudo y veloz lo cambió por uno nuevo, sillón que compró sin licitación pública a un elevado costo de un millón de pesos.
La joven Directora del Área de Adquisiciones de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (panista del servicio civil de carrera) el mismo día 1° de diciembre del 2O12 presentó una denuncia ante la PGR por coalición de servidores público para cometer peculado u otros delitos graves, haciendo imputación directa al Secretario, al Oficial Mayor y al Director General de Administración de la STyPS, pues, el nuevo sillón no costaba $ I,OOO,OOO.°° sino solamente 25 mil pesos.
Ponchito hubiera querido defenestrar al Director General de Administración y al Oficial Mayor, pero no lo hizo así, sino les dio instrucciones de correr a la jovencita panista, pero no pudo hacerlo, ella aún sigue en su Dirección de área en la STyPS
El final triste e infeliz de esta histerieta, es que el vendedor de La Lagunilla fue obligado a devolver $ 9OO,O75.°° a la Tesorería de la Federación; y la STyPS registró el costo del sillón de marras en sólo 25,000 pesitos