Ciudad de México, México.– La gira del presidente Donald Trump por Asia estuvo marcada por una retórica previsible, sin que hubiesen avances o resultados concretos en alguno de los tres temas que la Casa Blanca planteó como objetivos: ejercer presión para resolver el problema nuclear en la Península de Corea; promover una región del Indo-Pacífico abierta y libre, y asegurar la prosperidad estadounidense mediante acuerdos comerciales justos.
En el estudio “El presidente estadounidense Donald Trump realiza gira a Asia: resultados e implicaciones”, elaborado por el Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques, se señala que, más allá del tema norcoreano, donde sí hubo notorias coincidencias con todos los actores con los que se reunió Trump, su agenda comercial bilateral tuvo “poco eco”.
Se menciona que la narrativa de “Estados Unidos primero”, enarbolada por el mandatario, ha sido interpretada como una declinación tácita a seguir ejerciendo varias funciones importantes inherentes a su papel de potencia hegemónica; sin embargo, ello no significa que ese país ha cedido el dominio regional a China.
Los investigadores del Centro Gilberto Bosques refieren que el objetivo de la gira asiática del presidente Trump – independientemente de su estilo e insistencia en buscar resultados inmediatos – no puede evaluarse con toda claridad en los días posteriores a su conclusión.
Es posible que factores coyunturales como la debilidad interna de Donald Trump derivado de sus índices de aprobación y la investigación que involucra a sus colaboradores de campaña; o la reciente consolidación de Xi Jinping como el líder chino más poderoso, influyan en las críticas al desempeño del mandatario estadounidense en la gira.
“Sólo el tiempo y las acciones que cada uno de los países asiáticos tome en los próximos meses, dirán si Donald Trump tuvo éxito en la promoción de sus tres objetivos en el que fue su viaje de trabajo más largo hasta el momento o si, por el contrario y como vaticinan las voces más críticas, la gira será recordada como el punto de inflexión a partir del cual se trastocó el equilibrio de poder en la región”, indica el documento.
La primera parada del Presidente estadounidense fue Japón. En dicho país, Donald Trump mandó señales de que la alianza bilateral es de “carácter indestructible”, al tiempo que manifestó su interés en redefinir la relación comercial para reducir el déficit de Estados Unidos.
En Corea del Sur, el mandatario dio un discurso ante la Asamblea Nacional, donde reafirmó su compromiso con la alianza militar bilateral y con la defensa de Corea del Sur frente a la amenaza de su vecino del Norte.
En Beijing, discutió con su homólogo chino el futuro de las relaciones bilaterales, así como los temas primordiales en la agenda asiática de Donald Trump: Corea del Norte y las relaciones comerciales. Como en sus dos paradas previas, si bien se reflejaron coincidencias con relación al primero, las diferencias comerciales se mantuvieron patentes.
En Vietnam, participó en la Cumbre de Líderes del Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC), donde planteó su visión para una región del ‘Indo-Pacífico’ abierta y libre, la cual estaría regida por acuerdos comerciales bilaterales, en detrimento de las iniciativas multilaterales.
Por último, visitó Filipinas, con la intención de reparar la deteriorada relación bilateral con el Gobierno del Presidente Rodrigo Duterte. Participó en encuentros multilaterales de la Asociación de Naciones del Sureste de Asia (ASEAN).