Además de pobreza, nos agobia la desigualdad

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Análisis a Fondo

Los sismos se ensañaron con los más pobres

Chiapas sigue siendo el más desafortunado

Por Francisco Gómez Maza

Hablar y escribir de la pobreza en México es como las llamadas a misa. Algunos oyen las campanadas, otros ni se dan cuenta y a la clase política y empresarial, en general, le tiene sin cuidado y que haya personas que sobrevivan de milagro y no dispongan de medios para llevar una mejor calidad de vida no tiene la mejor importancia ni para la mayoría de los políticos ni para los empresarios.

Pero bueno, críticas aparte – que yo soy un criticón empedernido empezando con autocriticarme –, el Coneval dio a conocer hace poquito los resultados de la medición multidimensional de la pobreza: entre los años 2014 y 2016, el porcentaje de personas en pobreza “disminuyó” (bueno, eso dicen) de 46.2% de la población nacional, a 43.6%. Se trata del porcentaje más bajo de personas en pobreza que se ha registrado entre los años 2010 y 2016. Bueno, tres puntitos no hacen una golondrina, pero aceptemos sin conceder lo que afirman que yo, en mi diario, recorrer tan solo la Ciudad de México cada vez veo a millones de personas muy mal vestidas, cansadas en el metro, durmiéndose en los camiones de transporte urbano y hay mucho limosnero en las calles. Y si eso pasa en la capital del país imagino que en las ciudades medias y pequeñas y en los pueblos y comunidades la inmensa mayoría vive pobremente.

Pero según Coneval, en el año 2010 el indicador fue de 46.1% de la población en situación de pobreza multidimensional; en 2012 fue de 45.5%; en 2014 fue de 46.2% y en el ya mencionado 2016 fue de 43.6%. No obstante, el indicador que tenemos es apenas inferior al registrado en 2008, año en que el porcentaje fue de 44.2% de personas en pobreza. Con todo, en números absolutos, lo primero que debe destacarse es que la población nacional ha continuado creciendo y que este crecimiento impacta de manera relevante en la suma de personas empobrecidas:

En 2008, el número estimado de personas en pobreza fue de 47,189,963- En 2010 la cifra se disparó a 52,813,020. Para 2012 creció nuevamente a 53,349,902 personas. En 2014 se incrementó una vez más a 55,341,556 de personas, aunque, según las cuentas de Coneval, en 2016 disminuyó a 53,418,151 millones. No obstante, en números absolutos, se tiene una cantidad ligeramente mayor de personas en pobreza al que había al inicio de la presente administración.

En 2016, hubo entidades en las que de manera sorprendente se registraron descensos “drásticos” en los niveles de pobreza, aun cuando no hay elementos muy claros que expliquen tal modificación:

Nuevo León, en donde la pobreza disminuyó en 28% en sólo dos años.

Baja California Sur, en donde se registró un descenso de 22%.

Sinaloa y Baja California, con una reducción de 20% en cada uno de ellos.

Aguascalientes, con una disminución de 17%.

Coahuila, en donde la pobreza se habría reducido en 16%.

Durango y Quintana Roo, con una reducción de 15% en cada uno.

Tamaulipas, en donde se registra un decremento de 13% en el nivel de la pobreza estimada.

Pero luego aparecen los contrastes; Las tres entidades más pobres muestran indicadores preocupantes:

En Guerrero no hubo un cambio relevante en el porcentaje de personas en pobreza entre 2014 y 2016.

En Chiapas hubo un incremento de 4% en su indicador de pobreza.

En Oaxaca la pobreza incrementó 7% de 2014 a 2016.

Los estados ricos tienen ahora menores índices de pobreza, mientras que los estados pobres están sumidos ahora en mayor miseria. Hay entonces un modelo de crecimiento económico que no distribuye de manera equitativa ni equilibrada las oportunidades para el desarrollo. En ese sentido, lo que está ocurriendo es un efecto híper concentrador del ingreso, que tiene como correlato la profundización de la desigualdad y la polarización entre personas y entre territorios.

Otro dato a destacar es que hay nueve entidades en las que el porcentaje de personas en pobreza es de 50% o más, y que, a pesar de los avances en algunos estados, hay otros que presentan preocupantes retrocesos que, una vez más, evidencian que no hay un proceso uniforme de reducción de la pobreza en el país.

Chiapas sigue siendo el estado más pobre, al pasar su indicador de 76.2% de su población en pobreza en 2014 a 77.1% en 2016. En segundo lugar, se encuentra Oaxaca, en donde la pobreza pasó de 66.8% a 70.4%, y en tercer lugar se encuentra el estado de Guerrero, en donde el porcentaje pasó de 65.2% a 64.4% entre los señalados 2014 y 2016.

Veracruz se ubica ahora en el cuarto peor lugar nacional, al crecer la pobreza de 58% en 2014, a 62.2% en 2016, mientras que Puebla pasó del cuarto al quinto lugar nacional, al haberse reducido su indicador de 64.5% a 59.4%.

Otro de los aspectos que deben tenerse en cuenta sobre los niveles de pobreza es cómo se comporta entre diferentes grupos de población. (Chiapas sigue siendo el estado más pobre del país). Los indicadores del Coneval sobre el porcentaje de pobreza entre estos grupos son: Personas indígenas: 77.6%. habitantes de zonas rurales: 58.2% y niñas, niños y adolescentes: 51.1%

Y como bien lo interpretan Mario Luis Fuentes @MarioLFuentes1 y Saúl Arellano @saularellano, en las entidades mayormente afectadas por los sismos de septiembre, se tienen porcentajes de pobreza que rebasan la media nacional, que es de 43.6%. Frente a ese indicador destaca que en Morelos el porcentaje es de 49.5%; en Puebla, de 59.4%; en Guerrero, de 64.4%; en Oaxaca, de 70.4%; y en Chiapas, de 77.1%. Ése es el contexto del desastre y el principal argumento para exigir una reconstrucción, sí de las viviendas, pero también de un proyecto nacional incluyente de todos.