El especialista en audiología, foniatría, comunicación humana y otoneurología de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Norte del IMSS, Fernando Arredondo Resillas, explicó que este problema del lenguaje se detecta en aquellos niños que tienen dificultades para pronunciar palabras de manera continua y se les dificulta llegar a decir una idea concreta.
En la etapa de la niñez, agregó, se presentan algunos crecimientos que no se dan de manera simétrica; es decir, lo que la persona piensa con lo que va a decir, situación que es normal hasta los cuatro años de edad. Pero si persiste a los cinco años, es posible que haya un problema de lenguaje.
“Muchas veces pensamos más rápido de lo que podemos hablar, por lo que hay que buscar ese equilibrio, para que el niño logre expresar de forma adecuada lo que está pensando”, aseveró el especialista del Seguro Social.
Explicó que previo al tratamiento, es necesario realizar algunos estudios para ver que no haya problemas respiratorios, de ataxia (movimientos involuntarios) o algún trastorno músculo esquelético que no le permita tener un buen control de su respiración para poder emitir el lenguaje.
La tartamudez tiene una frecuencia de 25 por ciento de los padecimientos de lenguaje, seguido de los trastornos de articulación y de la expresión. Muchas de sus causas se relacionan con alteraciones emocionales en los niños, principalmente en aquellos que están sometidos a constante estrés o que viven en un entorno familiar complicado, mencionó.
Lo anterior se refleja en el menor con dificultad para socializar, bajo rendimiento escolar, porque le cuesta trabajo entender qué hacer cuando va a empezar a escribir. De no atender a tiempo esta situación, los niños que van a tener dificultad para descifrar lo que está escrito y esto trae como consecuencia que se refleje una baja autoestima.
El doctor Arredondo Resillas comentó que la terapia que se aplica en la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Norte del IMSS –ubicada frente a los hospitales de Traumatología y Ortopedia de Magdalena de la Salinas– consiste en que el niño practique ejercicios de respiración, relajación, de ritmo entre lo que piensa y lo que dice, junto con otro tipo de instrumentos como cantar y decir trabalenguas para que logre la fluidez.
Además, realiza ejercicios como sonreír, llevar la lengua hacia arriba, abajo, a un lado, a otro; que el niño aprenda a utilizar todos los órganos y músculos que hay dentro de la boca, como el paladar y lengua.
Aunque el menor acude de dos a tres veces a la semana a terapia, el apoyo familiar en casa es de suma importancia, porque si es un problema emocional, se debe ver con psicología para percibir si el papá, la mamá o los hermanitos tienen algún problema similar y poder resolver el trastorno en conjunto.
Leerles, ponerles música, aprender con ellos canciones, platicar mucho con ellos, explicarles todo lo que hay a su alrededor y resolverles todas sus dudas, es parte del apoyo que se les debe brindar en el entorno familiar, recomendó el especialista.
Afortunadamente no es necesario ningún medicamento, éste es considerado un problema psicológico y emocional y se resuelve después de un análisis del entorno del paciente para identificar que no haya ningún problema agregado.