Pero qué necesidad de exponerse al insulto, al odio racial, al fascismo de locura. Ya sabemos que con Donald Trump es imposible hablar y menos dialogar. Ya sabemos que ese sicótico odia a los mexicanos y por tanto odia a Peña Nieto, a quien siempre intenta, y lo logra, poner en ridículo. Qué necesidad de negociar con él en persona, un hombre que debería de estar con camisa de fuerza en un hospital de locos violentos.
El presidente Peña Nieto se reunió con el susodicho en Hamburgo, en ocasión de la reunión del Grupo de los 20, que al unísono reprobó la presencia del conductor de la política de la Casa Blanca, odiosamente antimexicana, lo que se traduce en la detención masiva de mexicanos indocumentados y no indocumentados, la escalada en contra de las ciudades santuario que es en donde pueden guarecerse los migrantes sin ser tocados por los agentes de migración, Recientemente, el gobierno de Trump fastidió a México con un acuerdo de importación de azúcar mexicana totalmente desfavorable para los ingenios mexicanos.
Luis Videgaray ya lo sabe. En su calidad de canciller ha sufrido en carne propia los desplantes de la Casa Blanca en contra de México,. Por qué no le sugirió a su jefe que no concertara ese desafortunado encuentro con el loco de Trump en Hamburgo. No logró nada positivo y sí fue el blanco de la burla del negociante estadounidense,
Burlón, en la mera cara de Peña Nieto, Trump le dijo a una periodista que le “absolutamente” seguía con la decisión de que él gobierno de México pagaría la construcción de su irrealizable muro. Pero esta afirmación fue burlona. Claro que destacada por la prensa que dio cobertura al encuentro. Cuando el mandatario estadounidense dijo eso, esbozó una sonrisa, al igual que los cuatro funcionarios que lo acompañaban: el secretario de Estado, Rex Tillerson; el del Tesoro, Steve Mnuchin, y el de Comercio, Wilbur Ross, así como su asesor en Seguridad Nacional, H. R. McMaster.
Narran los periodistas presentes en Hamburgo que, en ese instante de la reunión se tornó confuso, ya que fue justo cuando los representantes de los medios presentes fueron retirados, tras la pregunta que deslizó una corresponsal de Estados Unidos: “Señor Presidente, ¿usted todavía quiere que México pague por el muro?”. “Absolutamente”, soltó el mandatario y esbozó una sonrisa que compartieron sus acompañantes, según se puede ver en un video compartido por ABC News, donde se observa incluso a Ross mirando a McMaster.
En un principio, el gobierno mexicano había negado el momento, pero los medios lo captaron en video, hasta que finalmente el presidente Peña Nieto aseguró que la relación entre México y EU no puede manejarse a través de “murmullos”.
No volvieron a tocar el desaguisado y la Casa Blanca sólo informó en un comunicado que habían hablado de narcotráfico y libre comercio (del TLCAN.)
Algunas fuentes indicaron que al Gobierno mexicano sí le indignó que Trump empañara el encuentro con un tema sensible para México, como es el muro. Incluso, consideraron que pudo haberlo hecho de manera intencional, pues tenía la opción de no responder al cuestionamiento.
Sin embargo, de acuerdo con algunos asistentes, desde que ambos presidentes se estrecharon la mano, el ambiente fue de tensión y rígido. Ambos soltaron una ligera sonrisa cuando posaron para la foto, pero fuera de eso, la conversión fue fría, con respuestas generales y, por momentos, hasta cortantes. En esas condiciones, el gobierno de Peña tiene que sopesar muy prudentemente si debe o no ir a la renegociación del Tratado de Libre Comercio, donde, como en el caso del azúcar, y como dicen en mi terruño, nos van a meter la varita. Los mexicanos deben de voltear hacia los pueblos con los que son culturalmente afines, a quienes abandonaron desde que los neoliberales se posesionario de Los Pinos, y fortalecer los acuerdos comerciantes en los que participa Peña. Y en lugar de ser humillados por un atarantado, ver hacia otros continentes. El mundo es amplísimo. No sólo es EU.
“Vamos a negociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y algunas otras cosas con México. Veremos qué resulta, pero creo que estamos progresando”, se limitó a decir Trump, no muy convencido de que debe reactivar el acuerdo. Más bien, si por él fuera ya lo habría destruido.
Humillado por el sicótico presidente de EU, Peña habló por casi dos minutos, en los que todavía agradeció en dos ocasiones la oportunidad de hablar con su “homólogo” estadounidense y expuso los temas que interesaban a México, como el TLC y el combate al crimen organizado, temas que le tienen sin cuidado a Donald Trump. Qué pena, por dios.