Emite AICM un millón 612 mil 124 toneladas de dióxido de carbono en 2014

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Por ello, exhortó a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y a la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAme), a instalar estaciones de monitoreo permanentes de calidad del aire en aeropuertos con mayor número de operaciones, con el objetivo de supervisar y regular los niveles de gases contaminantes en el Valle de México y sus alrededores.

Resaltó que al instalar estos centros de revisión de la calidad de aire sería posible saber con precisión cuál es el índice de partículas y gases contaminantes en las terminales aéreas del país, en cuya mayoría no se lleva ningún registro.

En su punto de acuerdo, presentado ante la Comisión Permanente y remitido a la Tercera Comisión, el legislador enfatizó que el sector aeronáutico es una fuente importante de emisiones de dióxido de carbono, que representa una “gran amenaza” para la Ciudad de México en términos de crecimiento de gases contaminantes, “ya que las emisiones de los aviones seguirán contaminando el aire sin ningún control, convirtiéndose además en uno de los mayores contribuyentes al calentamiento global”.

Mencionó que según estimaciones del Inventario de Emisiones de la Zona Metropolitana del Valle de México, en 2014 el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) emitió un millón 612 mil 124 toneladas de dióxido de carbono al año, es decir, 4 mil 416 toneladas diarias, mientras que los vehículos contribuyen con 3 millones 131 mil 791 toneladas de CO2 al año.

Precisó que sólo el aeropuerto de la capital emite gases contaminantes equivalentes al 50 por ciento de todo el parque vehicular de la Ciudad de México diariamente, mismo que asciende a 2 millones 116 mil vehículos, lo que corresponde al 10.7 por ciento del total de autos que circulan en la República Mexicana, según la Secretaria de Transporte y Vialidad.

Hernández León subrayó que la exposición a la contaminación atmosférica es, para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el principal factor de riesgo ambiental en el mundo, afectando especialmente a los adultos mayores, niñas y niños, personas de bajos estratos socioeconómicos y deportistas, apuntó.

En México, agregó, las muertes prematuras asociadas con la contaminación atmosférica aumentaron de 17 mil en 2005 a más de 21 mil en 2010. Las partículas madre 2.5 (PM2.5) suspendidas en el aire son las más peligrosas, ya que al penetrar en los pulmones pueden llegar al torrente sanguíneo y provocar problemas cardíacos, asma e infecciones en vías respiratorias inferiores.

Asimismo, indicó, el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C (IMCO), estimó que a causa de la contaminación hay alrededor de 5 mil 68 muertes y 14 mil dos hospitalizaciones, ocasionando una pérdida anual de 3 mil 396 millones de pesos únicamente en gastos de hospitalización, situación que genera un gasto anual en salud de 728 millones de pesos.

Estos datos, añadió, permiten conocer la importancia y necesidad de controlar toda fuente de emisión de gases contaminantes, que no sólo impactan la salud, sino también afectan la economía de los mexicanos y del gobierno.

El legislador señaló que además se deben considerar las emisiones de gases producidas por la quema de los combustibles que utilizan las aeronaves, mismas que generan las llamadas “estelas”, que se observan como nubes blancas en forma alargada que dejan tras de sí los aviones, otro motivo de preocupación medioambiental.

Comentó que actualmente el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), estima que el sector aeronáutico podría ser el causante del 15 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, al no existir ninguna otra alternativa de combustible para los motores de inyección, utilizando turbosina o queroseno.

Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) precisó que de enero a diciembre del 2015 se despacharon más de 4 mil 091 millones de litros de turbosina, que equivale a vender 11.2 millones de litros de turbosina diariamente en el territorio nacional, apuntó.

Por ello, dijo, resulta indispensable tomar medidas individuales como lo hacen Estados Unidos y Canadá, que buscan que los aeropuertos tengan un menor impacto ambiental al controlar la emisión de gases y energía de todas sus instalaciones, mismas que regulan desde la instalación de aire acondicionado hasta las aeronaves que aterrizan y despegan de todos sus aeropuertos.