Frente Opositor Non Nato

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Elección Presidencial
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Pero si a estas alturas del tiempo lo que menos importa son los principios, la doctrina, los objetivos. PRD y PAN perdieron el rumbo, ni uno quiere ser contrapeso del sistema priista ni el otro un luchador por la revolución democrática.

En esos términos, señor López Obrador, no son promiscuos al aliarse; sólo encuentran como los arroyos contaminados y desbordados su verdadero cauce. O sea, PAN y PRD son dos ramas del ente llamado partidocracia, que ya no funciona en esta época en la que Francia o Islandia son gobernador por ciudadanos, o una tercera parte del estado de Chiapas es representado por las Juntas de Buen Gobierno, auténticos representantes populares.

Y hay que agregar al PRI, la cabeza de la partidocracia, a la que siguen los demás partidos en sus usos (abusos) y costumbres. El PRI es el maestro de la corrupción. Así que no hay que asustarse porque a los perredistas les importa un comino que el PAN les haya cometido fraude en el 2006, cuando usted “perdió” con el tequilero por medio voto. Hágame favor. En cualquier “democracia” del mundo, medio voto habría implicado una segunda vuelta.

Así que no se acongoje, señor López. PAN, PRI y PRD son franquicias del mismo sistema donde la democracia no es más que una palabra imaginaria que sirve para dominar a pueblos y comunidades e inclusive a la ciudadanía escolarizada y a los mismísimos universitarios y a la gente culta. Que no se imaginaba que democracia, como justicia, como soberanía, como patria, como nación, sólo son lo que le he dicho. Palabras imaginarias para dominar a los pueblos y vaya que el pueblo mexicano está dominado por una clase política que no ve más allá de sus propios intereses de partido, de grupo, de tribu, de parroquia.

Más bien, de los tres podría hacerse uno y lo harán para aliarse en contra de López Obrador y de Morena porque lo odian. Le dicen a la gente, a los votantes, que no sufraguen por Morena porque si usted gana y no lo pueden desconocer, México estará como Venezuela, cuando no dicen que actualmente está igual o peor con sus millones de pobres, de miserables, de indigentes que no tienen medios para vivir decorosamente.

 

Así que más bien cuídese de que Morena no siga el mismo camino del PRD. Y deje el fundamentalismo a un lado porque entonces será usted mismo la causa de que en unos años su partido ande de ofrecido proponiendo frentes opositores como el que ahora trae desvelados a la señora Alejandra Barrales y al joven maravilla del queretano Ricardo Anaya, una pareja embelesada y tratando de confundir a la gente de que van contra el PRI cuando en realidad intentan juntarse para hacerle el servicio de que López Obrador no llegue a la presidencia.

Los priistas, odiados de dientes para afuera por las mayorías enojadas, van en caballo de hacienda gracias al apoyo de sus aliados de hecho, panistas y perredistas. Mentira que estos quieran sacar al PRI de Palacio. Una gran mentira. Lo que quieren es que los tricolores, los dictadores, como les llama el peruano español, Emilio Vargas Llosa, les compartan una buena porción del pastel del Erario.

Con todo, no se preocupe nadie, ni los panistas ni los perredistas decentes, que se oponen al frente, Este frente murió desde que lo concibieron Anaya y Barrales, dos terrícolas que de ciencia política saben lo que yo sé de geografía marciana y de qué se alimentan los alienígenas. Como opinan muchos observadores y analistas, colegas periodistas, que no son simpatizantes partidistas, mientras tanto los tricolores hacen su trabajo planeando su estrategia electoral basada en la compra de votos y el reparto de basura electoral atractiva para las clases hambrientas.