Remedo de investigación

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espionaje
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”La preocupación, la angustia, el temor, el miedo  que ocasiona el hecho de que compruebes que estás siendo auditado, observado diariamente, – como en aquel mundo perverso del Big Brother de George Orwell – a través de tu smartphone, de cuestiones muy personales e íntimas como a dónde vas, qué haces, con quién te reúnes, qué trabajo de investigación periodística estás realizando, en dónde y quiénes colaboran contigo, no serán paliados sólo con la promesa de las autoridades de procuración de justicia de investigar tales tareas de espionaje, sólo porque fueron denunciadas en un reporte periodístico del New York Times, el rotativo más importante e influyente del mundo.

Si se dan cuenta, el gobierno de Enrique Peña Nieto ya dictaminó desde que leyó el reporte del diario neoyorquino: Declaró el lunes, al revelarse el caso, que condena “cualquier intento de vulnerar el derecho a la privacidad de cualquier persona” y que “no hay prueba alguna de que agencias del gobierno mexicano sean responsables del presunto espionaje”. Y punto. No lo echarán atrás, aunque los afectados por los espías tengan pruebas suficientes de que han sido espiados por agencias gubernamentales, con sofisticados equipos pagados en dólares y hasta dispongan del nombre del proyecto spy: Pegasus de nacionalidad israelí. Peña Nieto nunca aceptará culpabilidad en estos hechos como nunca la ha aceptado en otros de mayor gravedad como las desapariciones forzadas,

La investigación de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) no arrojará resultados ni satisfactorios ni insatisfactorios como no han dado resultados, no han descubierto a los asesinos de los seis periodistas asesinados en los primeros meses del año (ni de los 172 asesinados durante los sexenios neoliberales), o sobre los autores de la desaparición de los 43 estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa, Guerrero, caso en el que todo indica que estuvieron involucrados elementos de las fuerzas de seguridad del Estado en contubernio con elementos de una poderosa banda de narcotraficantes. Cualquier asunto grave – Aguas Blancas, San Fernando, Tlatlaya etcétera -, en el momento que caen en manos de los investigadores gubernamentales se vuelven 0old cases-.

Las autoridades mexicanas dicen que abrieron una investigación sobre el espionaje a los activistas, los defensores de los derechos humanos y periodistas, revelado por el The New York Times y cuyo modus operandi fue detallado en un informe del grupo Citizen Lab. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho. La pesquisa quedó a cargo de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE). Y esta fiscalía nunca, jamás, da pie con bola.

Aunque es poco probable que la indagatoria de la FEADLE sea suficiente para satisfacer a varias de las víctimas del programa espía Pegasus, quienes habían exigido que también haya una investigación independiente y a cargo de alguna entidad internacional por desconfiar de las autoridades.

“Pedimos como condiciones mínimas para investigar estos casos de espionaje la integración de una comisión independiente de expertas y expertos que hagan un escrutinio y un monitoreo expreso y profundo a las investigaciones”, declaró el lunes en una conferencia el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez, cuyos abogados defienden a víctimas de abusos de derechos humanos en casos como la desaparición de los 43 estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa y el abuso sexual a mujeres detenidas durante protestas en San Salvador Atenco, en el estado de México.

Así las cosas, habrá que prepararse para que las autoridades le apuesten, como siempre, al olvido y con mayor discreción continúen observando, a través de su teléfono celular, a sus nuevos enemigos, que no son los capos de la delincuencia organizada. Ya de por sí el espionaje ha sido una práxis cotidiana de las agencias del Estado en contra de quienes considera sus enemigos, gente de la oposición, izquierdistas, comunistas, marxistas, guerrilleros, ministros religiosos progresistas, defensores de los derechos humanos, de las mujeres, de todos los derechos para todos, y periodistas que no son propagandistas de las buenas noticias del gobierno. Ahora les es más fácil dependiendo de la inteligencia o estupidez del propietario del celular a espiar. Así que, amigos, ojo con msn extraños, No los abran. Bórrenlos ipso facto. Y se evitarán estar en el chismorreo de la PGR, de Gobernación, del Cisen, de los órganos de inteligencia militares y policiales, y sobre todo, podrán prolongar su estancia en este mundo, donde nadie se escapa de morir, pero no por las balas de un asesino pagado.

Así seguirán estando en la mira:  Funcionarios del INAI, artistas, hijos de políticos, empresas de seguridad, periodistas, abogados de narcotraficantes, estudiantes universitarios, policías federales, médicos, defensores de derechos humanos; integrantes del Consejo de la Judicatura Federal, miembros de la Sección 22 de la CNTE, exdiputados federales y locales, órganos de fiscalización estatales, deportistas, funcionarios públicos de alto nivel, municipales y estatales Guerrero e Hidalgo…