Sarukhán evoca a Charles Darwin y describe su admiración: “ha sido el personaje que le dio el concepto unificador a toda la biología, que también generó los elementos que afectan profundamente todos los demás campos del conocimiento; no hay ninguna persona en el área científica o académica cuyo trabajo haya impactado de manera tan amplia, tan profunda nuestra vida”.
Luego el exrector de la UNAM, comentó que los problemas ambientales no son nuevos, vienen del siglo XIX, pero la parte más seria de la afectación a nuestro entorno natural se generó en la segunda mitad del siglo XX, con varias cuestiones, una muy importante el crecimiento poblacional que fue exponencial en México.
Esta situación se ha agravado por la falta o la existencia de políticas públicas verdaderamente desastrosas, como la instituida en los años 70, una Comisión Nacional de Desmontes; a ello se suma la ignorancia o desdén hacia el conocimiento, resaltó el coordinador y fundador de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
Antes en el siglo XIX no teníamos la información que ahora tenemos, que debe ser utilizada para el desarrollo de políticas públicas relacionadas con el manejo responsable y sustentable del capital natural, expuso. “Estamos comiéndonos el ambiente de las siguientes generaciones; es el de ellos, no es el nuestro. Tenemos que darnos cuenta de esto y hacer un esfuerzo mayor las universidades y las instituciones que generan el conocimiento”.
La academia y los tomadores de decisión comparten la responsabilidad, al igual que la comunidad científica, que no ha hecho esfuerzos para comunicarse con los políticos en un lenguaje que puedan entender, “deben darse cuenta que no están hablando con colegas, sino con gente que tiene la responsabilidad de tomar decisiones”, remarcó.
Muro
El primer animal que tiene problemas con el muro que busca robustecer el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es la gente, y “no es grosería, somos animales”, dijo.
Pero las fronteras son líneas artificiales, subrayó. “La naturaleza sólo conoce límites de la naturaleza, con el clima, con las montañas, con los ríos. México es la continuación de las grandes planicies de la Unión Americana, que vienen prácticamente del norte de ese país; las especies no tienen por qué pararse en la frontera de El Paso, Texas, porque del otro lado ya no es Estados Unidos, o al revés”.
Hay muchos esfuerzos de áreas protegidas binacionales, compartimos un territorio biológico, y tratar de dividirlo es un despropósito fenomenal, concluyó.
José Sarukhán recibió recientemente, en Washington, Estados Unidos, el Premio Tyler, el más importante en el área ambiental, destinado a reconocer el trabajo en ecología, diversidad biológica, química atmosférica, contaminación y salud, entre otros ámbitos.