La titular del Laboratorio de Citopatología Ambiental de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) dijo que si nuestro sistema no es capaz de reparar el daño producido por estas radiaciones se suma a otras mutaciones obtenidas por herencia, edad y agentes ambientales que pueden derivar en carcinoma.
Indicó que la exposición solar es acumulativa, por lo que produce inflamación crónica en la piel y con los años evita que las células de la misma se reparen adecuadamente, lo que lleva primero a un envejecimiento prematuro, con la presencia de arrugas, pecas y alteraciones en la textura.
Posteriormente, se pueden formar queratosis actínicas, las cuales se consideran lesiones premalignas, y si la exposición persiste, entonces aparece el carcinoma basocelular, carcinoma epidermoide y melanoma, malignos en orden creciente.
Eva Ramón Gallegos, quien realizó un muestreo en personas con lesiones benignas, premalignas y malignas del Hospital Gea González, en colaboración con la jefa del Departamento de Dermatología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, Judith Domínguez Cherit y la alumna de doctorado, Zazil Herrera Carrillo, aconsejó una autoexploración constante ante alguna anomalía en la piel (mancha o lunar).
También recomendó utilizar un protector solar diario (en playa o ciudad), no obstante el uso de éste no da derecho a sobre exponerse. Asimismo, explicó que es necesario aplicarlo cada tres horas cuando se está al aire libre porque pierde su efectividad.
La especialista sostuvo que a pesar de que el bloqueador solar no es un producto de uso cotidiano en la población, cada día hay más conciencia de su importancia. “En algunos países a los niños se les pide llevar una crema con protector solar y ellos mismos se la aplican a corta edad”, mencionó.
Además la académica instó a emplear medios físicos para la protección (ropa de manga larga y clara, gafas especiales que bloqueen la luz UVB/C, gorra, sombrero o sombrilla), rehidratar la piel después de asolearse con una solución libre de alcohol, tomar suficiente agua, consumir protectores solares naturales como jugo rico en carotenoides, resveratrol, chocolate y cafeína, entre otros.
En su investigación, Eva Ramón Gallegos y sus colaboradoras desarrollaron un algoritmo para ofrecer un método de diagnóstico y/o terapia, encaminada a detectar el cáncer de piel mediante el análisis de proteínas biomarcadoras.