Mencionó que la investigación “Cutzamala Diagnóstico Integral”, publicada en julio de 2015, respecto a las siete presas almacenadoras, muestra que la erosión afecta la cubierta vegetal de bosque, reduce la zona de filtración pluvial y produce azolve en los embalses.
Expresó su preocupación porque en las últimas dos décadas, el agua de las presas del Sistema Cutzamala ha sufrido un deterioro significativo en su calidad, como resultado de la deforestación, la expansión de la frontera agrícola sin prácticas adecuadas de conservación de suelo, el crecimiento de una población urbana y rural que no cuenta con servicios adecuados de alcantarillado ni tratamiento de aguas residuales.
Urgió a la Conagua a atender las recomendaciones del Banco Mundial para preservar las óptimas condiciones del Sistema Cutzamala, entre ellas, evitar la invasión de terrenos con vocación no agrícola, controlar los procesos de erosión, preservar los bosques y los suelos, cuidar los ecosistemas regionales, ordenar el crecimiento de las ciudades y sanear los cauces de los ríos tributarios del sistema de presas.
Así como la advertencia que hizo el organismo internacional en el sentido de que, de no actuar, será inevitable un incremento de los problemas relacionados con el deterioro de la calidad del agua.
El reporte establece que en torno a Valle de Bravo, donde se sitúa la presa abastecedora más grande del Cutzamala, la cubierta forestal se enfrenta a cambios de uso de suelo, como la expansión urbana y los asentamientos rurales. Además, en Villa Victoria, donde está la segunda presa del Sistema, la agricultura de temporal aumentó 20 por ciento a partir de 1980.
