Pero hoy los sondeos muestran un claro y fuerte sustento de sus votantes y su partido, quienes respaldan contra viento y marea sus acciones, declaraciones y decretos de las primeras semanas de gobierno.
Considerado como un rupturista por la temerosa dirigencia de su partido; visto en Europa como un riesgo insospechado para su sobrevivencia; percibido en México como un miserable e injusto verdugo, y en el resto del mundo como un loco que tiene en sus manos el botón nuclear, Donald Trump es para sus votantes la confirmación de que no se equivocaron.
Estados Unidos requería, dicen, de un gobernante fuerte, y Trump les está demostrando que lo es, afirma la mayoría casi absoluta de su base republicana.
Hoy su popularidad entre su base republicana, que al inicio de su mandato era del 82 por ciento ha crecido al 86 por ciento según una encuesta realizada apenas el 4 de febrero.
Y pareciera que uno de los elementos de este creciente apoyo se encuentra precisamente en el repudio y las manifestaciones que sus opositores han realizado en su contra.
De igual forma mientras la prensa del mundo y en especial de EU arremeten contra Trump, sus bases crecen.
Al parecer de poco sirvió la gran manifestación realizad por mujeres de EU y de todo el mundo.
Según un reporte publicado ayer por El País, en algunas regiones de EU hay expresiones como la siguiente:
“Es el mejor presidente de la historia, he tenido que cumplir 72 años para conocer al político que cumple su palabra”, decía este miércoles Tessa Lawrence, una de las congregadas en la reunión mensual del club republicano de Frederick.
El reporte agrega:
“Esa noche, el sheriff del condado, Chuck Jenkins, era el ponente invitado. Estaba exultante con la llegada de Trump: “Creo que sí va a ser el tiempo de la ley y el orden”, dijo al medio centenar de presentes.
“Yo estaría más contento si no usase Twitter como lo hace, si fuese más moderado, pero está haciendo lo que dijo y su orden migratoria no es racista, es temporal, hasta que haya mejores controles”, apuntaba a su vez Mark Schaff, presidente del club”.
Lo más sobresaliente es que, en medio de la efervescencia social surgida por los decretos anti-inmigrantes de Trump , los sondeos indican que sus decisiones casi suman mayoría.
Así el decreto con el que pretendía cerrar las fronteras norteamericanas a los ciudadanos de 7 naciones de mayoría musulmana logró un 47 por ciento de apoyo, frente a un 53 por ciento de rechazo en la población abierta.
Eso significa que sus decisiones más controvertidas están soportadas por caso la mitad de los norteamericanos. Un país partido, peligrosamente confrontado. Y mientras esto ocurría entre toda la población, entre los republicanos este apoyo supera el 80 por ciento.
“Sus acciones, de momento, han complacido a sus votantes. Las encuestas muestran una dura división partidista ahora mismo, con el Partido Republicano respaldando las políticas de Trump. Y los republicanos, en el Congreso, no han hecho demasiado para forzarle a dar marcha atrás”, apunta Julian Zelizer, profesor de Historia y Asuntos Públicos de la Universidad de Princeton, indica el reporte de El País.
Y si su decreto antimusulman supera el 85 por ciento el que dio fin al Tratado Transpacífico y el que ordena y compromete a su administración a construir el muro en su frontera con México, casi llega al 90 por ciento entre sus bases republicanas.
Por ello las redadas de la semana pasada, con que Trump inaugura su persecución a mexicanos indocumentados, podría muy bien superar estos porcentajes ya cercanos al 100 por ciento.
Con tales resultados en las encuestas, las versiones que advierten que Trump podría enfrentar un impeachment o destitución suenan vacías, sin sustento.
Populista, apolítico, loco, irrespetuoso, poco confiable, arrogante, rupturista o lo que sea, al parecer Trump juega un papel meticulosamente creado para ajustarse a su personalidad y estructura interna, a fin de garantizarle no sólo sus 4 años de gestión, sino su reelección para cumplir un mandato de 8 años.
Las encuestas indican que Trump no se ha equivocado y que su base de apoyo social se amplía rápidamente por esos ciudadanos medios que se sienten reivindicados en sus reclamos y quejas por las muy controvertidas decisiones y acciones el nuevo presidente norteamericano.
En un estudio aludido por el reporte de El País, se toma como base una investigación de la Universidad de Quinnipiac de Connecticut, realizada en 11 estados de Estados Unidos.
El resultado es por demás crudo:
“Aunque por increíble que parezca, el 52 por ciento de los encuestados mencionaron sentirse optimistas ante los 4 años de Trump en la presidencia de los Estados Unidos, la mayoría de los optimistas son hombres de raza blanca, republicanos mayores de 50 años y que no poseen estudios de licenciatura”, indica.
NUESTRAS MARCHAS
Acostumbrados a cosas inútiles como la realización de marchas que nunca solucionan nada, e inmersos en la crítica y la queja contra todo, nosotros los mexicanos despotricamos por todas las vías contra Trump –en especial por redes sociales- y hasta realizamos marchas como las de ayer que sólo sirven para mostrarnos tal cual somos: débiles y desorganizados.
En lugar de estar metidos en una serie de alternativas para hacerle frente al regreso masivo de indocumentados; o para ver qué rumbo viable vamos a tomar ante el cierre de las fronteras estadounidenses a los productos mexicanos con la consecuente pérdida de millones de empleos y la precaria estabilidad económica que a pesar de todo tenemos todavía, lo único a lo que acertamos es a convocar a marchas por la defensa de la unidad y la dignidad de México y los mexicanos y que sólo sirve para pelearnos, despotricar y descalificarnos unos a otros y mostrar que la unidad es un sueño guajiro entre los mexicanos y que la dignidad simplemente ni la conocemos.
¿Cuántos fueron a las marchas de ayer? Apenas unos cuantos miles en una ciudad que cuenta con casi 10 millones de habitantes y una zona metropolitana que suma los más de 20 millones.
¿Qué onda?
Y como el sospechosismo y la culpa donde no hay culpa nos corroe y domina, entonces la manta sobresaliente fue la de “Estamos contra Trump… pero no a favor de Peña”.
Súper.
¿Y entonces a quién vamos a darle nuestra unidad para que vaya a negociar con Trump si no es a Peña?
Pobre México, no da pena, sino vergüenza ser ciudadano de este México de hoy.