Pero qué les ocurrió a los mexicanos. Antes de que apareciera la maldición Trump ya eran víctimas de su propio pasado, de su presente y, algo inédito porque el futuro no existe, de su propio futuro. Su futuro de infortunios los alcanzo a medio camino. Fueron, son y siguen siendo víctimas de la democracia, esa democracia que sólo les sirve a las clases dominantes para mantener sus lujuriosos niveles y calidad de vida de millonarios, aunque sólo sean miembros de la estúpida clase media acomodada.
Los mexicanos, y dígame que no, fueron víctimas de esa democracia, esa que fue inventada por las clases dominantes de la Hélade para defender sus intereses del pueblo ramplón, inculto e ignorante que creía en los dioses porque era la única manera de mantener la esperanza en una vida mejor que la que le daban los dueños de la Grecia. Y esa democracia es la que está jodiendo diariamente a Méxicoj principalmente a los millones de mexicanos que la única riqueza de que disponen es de su fuerza de trabajo y, si bien les va, y consiguen un empleíto, los dueños hacen como que se los pagan a cambio de que los dependientes del la vida por la camiseta del negocio. Y la dan no porque estén convencidos de sus bondades, sino porque nadie les da 3 mil pesos mensuales, por ejemplo, para medio comer y medio alimentar y vestir y curar a la familia.
Y me voy a robar la convicción del ex ombudsman, Emilio Álvarez Icaza, cuya conclusión pareciera que está en consonancia con el sondeo que le hacen los perredistas para ver qué planes tiene para dentro de dos años, porque creen que es buen candidato para la presidencia en el 2018, Esta malvada democracia, que llevó a la presidencia de los Estados Unidos a un sicópata, a un esquizofrénico, a un representante de los millones de estadounidenses fascistas y también sicópatas y víctimas de las drogas malditas, sólo ha significado para los mexicanos desigualdad, violencia, corrupción, ataques a la libre expresión y yo agregaría violaciones terribles a la libertad de prensa, secuestros, levantones, agresiones violentas, asesinatos de periodistas cuyas investigaciones atentan contra los intereses de una clase política corrupta y amparada por ministerios públicos y jueces corruptos y cómplices de la delincuencia organizada, que han institucionalizado la impunidad. Y ahora cárcel y expulsiones masivas desde el imperio del mal.
Buen análisis el del ex dirigente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de la OEA, y por consiguiente de lo que era el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Sin embargo no le apuesto a que le haga el juego a los perredistas que quieren verlo como su abanderado en la batalla electoral democrática por la sucesión presidencial dentro de dos años. Álvarez Icaza no sería ni buen candidato ni buen gobernante en esta democracia ramplona, de corruptos e impunes, de casas blancas y villas de descanso (en Malinalco), de asaltos y atracos cotidianos a las arcas de la nación, perpetrados por personajes que ahora, con la hostilidad que ha mostrado Trump hacia todo lo mexicano, con la instauración del fascismo de mercado en la sociedad estadounidense, con un enajenado a la cabeza, están bebiendo agua de su propio chocolate. Dicen los comentaristas que Luis Videgaray; dicen que el Delfín de Peña Nieto para perpetrar el fraude electoral de 2018, cada vez que llega a Washington con encomiendas oficiales, es recibido con actitudes y mensajes de odio por parte del equipo de Trump, como en días pasados en que estuvo a platicar con los secretarios de Estado y de Seguridad, Rex Tillerson y John Kelly,
Pero si Peña no fuese tan miedoso, tan timorato, tan fácil que sería desarmar a un loco, y ni siquiera empleando la tradicional camisa de fuerza, sino sólo un tratamiento humano, como el que yo le doy a los enajenados, inclusive a los que han perdido millones de neuronas, por el alcohol. Se dejan domesticar los locos, hasta los sicópatas como el inquilino de la Casa Blanca. Pero EPN no se domestica ni a sí mismo, con ninguna terapia, ni siquiera con la logoterapia de los AA, imagine si va a domesticar a un animal en celo pero todo un fracaso porque al primero que odia es a sí mismo y luego a los mexicanos, a los musulmanes y a todo el que se deje.
Pero los gobernantes mexicanos tienen que apurarse. Las deportaciones masivas no las pueden parar. Y van a venir más, aunque difícilmente sumen once millones, que son los mexicanos que andan mostrando sus miserias en una sociedad de consumo y desperdicio. Y debe apurarse en lo que toca al TLC. No nos ha servido más que para privilegiar la concentración de la riqueza en muy pocas manos y globalizar la pobreza, la miseria y la indigencia entre los mexicanos. Que bueno. Esto de multiplicar pobres es una operación aritmética que tiene sin cuidado a los gobernantes, y a los diputados y senadores que ni siquiera saben qué número es el articulo constitucional relativo al trabajo, o a la educación y así por el estilo.
Pero bueno. Independientemente de los infortunios. Los mexicanos tenemos que celebrar. Mucho qué celebrar. Ya viene el día del amor y los restaurantes y hoteles y moteles están repletos de tantas reservaciones, por ejemplo. Ese día si que va a arder Troya con tanto despapaye entre hombrecitos y mujercitas que están dispuestos a deliciosas celebraciones.