Todo se derrumbó entre México y Estados Unidos, en cuanto se instauró el fascismo de mercado en una nación que se ufanaba de ser cuna de libertad, en donde los visitantes e inmigrantes que llegaban les daba la bienvenida La Estatua de la Libertad, obra de Frédéric Auguste Bartholdi y regalo del pueblo francés a los Estados Unidos, monumento que viene iluminándolos desde 1886. (La libertad iluminando el mundo) y todo lo hizo caca, especialmente el sueño americano que atraía a cientos de miles de mexicanos que simplemente no tenían buenas oportunidades de buena vida en sus pueblitos de origen.
Donald J. Trump llegó a la presidencia que le regalaron los fascistas estadounidenses que votaron en mayoría por él, con un odio sin igual hacia los mexicanos, hacia los migrantes mexicanos, hacia el gobierno de México, hacia las empresas mexicanas, y decidió que ya era hora de parar el ingreso de los prietos a territorio gringo porque llevan pulgas, piojos, y les quitan el pan de la boca a los güeros marihuanos y decidió también acabar con el libre mercado destruyendo (Dice que renegociando. No lo creo) el Tratado de Libre Comercio, cosa en que sí estoy de acuerdo porque el tal tratado ha servido para maldita sea la cosa para las mayorías de los mexicanos, los trabajadores, que sobreviven con salarios de hambre.
Muro para los prietos y que tiene que pagar el gobierno de México, muro para que no entre nadie ni siquiera los trabajadores que le aportan una buena parte del producto interno bruto de la economía otrora la más poderosa del planeta. Proteccionismo para la economía local porque México les roba cientos de miles de empleos, castigos fiscales para las empresas que se queden en tierra mexicana. Un nuevo mundo de sufrimiento para los trabajadores mexicanos y también para muchos trabajadores estadounidenses.
Ante esta situación, el gobierno de México no sabe qué hacer, su presidente está lleno de temor, miedo y pánico, como ya todo el mundo sabe. Y como siempre, la ciudadanía le toma la delantera, aunque no toda. Las mayorías son tan timoratas como sus gobernantes. ¡¿Cómo boicotear a Walmart si sus mercancías son baratas!?
Pero los tijuanenses por lo visto no son cobardes. Tijuana es un crisol de mexicanidades, ahí viven mexicanos de todas las latitudes y han tomado conciencia de que en este asunto de la agresión de un loco, hay que tomar providencias y atacar con la vieja ley del ojo por ojo, diente por diente. Y así, reportan las agencias de noticias, Tijuana pone el ejemplo: miles de consumidores aplican boicot a comercios en Estados Unidos y anuncian que van por Walmart.
El parte de la agencia de prensa española Efe, reporta que, luego de que en redes sociales se promoviera #UnasHorasporMéxico, un boicot contra los comercios fronterizos, durante siete horas las garitas de San Ysidro y Otay, en la frontera con California, notaron la ausencia de los miles de mexicanos que cruzan a diario. El presidente de la Cámara de Comercio de Tijuana, Gilberto Leyva Camacho, comentó que con esto los tijuanenses demostraron que, “cuando se trata de estar unidos, la ciudadanía responde”, y dijo que es importante demostrar al mercado estadounidense “que no somos sus enemigos, sino sus aliados, y que tanto nos necesitan ellos a nosotros como nosotros a ellos”.
Y el llamado al boicot pegó al mismo Trump: productos de Ivanka salieron de 2 grandes cadenas de almacenes. Aunque por la tarde de este lunes no se habían proporcionado cifras oficiales de los automovilistas y peatones que atravesaron el domingo la frontera a través de las garitas de San Ysidro y Otay, fue notable la ausencia de miles de ellos.
Ambas garitas permiten el cruce internacional desde Tijuana, la ciudad más poblada del estado de Baja California, en el noroeste de México. Particularmente, advirtió el corresponsal español el vacío durante las siete horas que se determinaron para el boicot, que en las redes sociales fue promovido con la etiqueta #UnasHorasporMéxico.
Sumado a ello, se llevó a cabo una marcha en contra de los incrementos en los precios de las gasolinas y la privatización del agua en Tijuana, que arribó hasta el cruce de San Ysidro, por lo que las autoridades estadounidenses cerraron algunas horas el paso. De esta manera, la garita de San Ysidro estuvo desierta buena parte del domingo, mientras que en la de Otay no se registraban más de treinta vehículos haciendo cola para cruzar al país vecino.
El presidente de la Cámara de Comercio de Tijuana, Gilberto Leyva Camacho, comentó a Efe que todavía no se tiene conocimiento de la magnitud del impacto del boicot en los comercios del sur de California (EU). Agregó que lo que sí mostraron los tijuanenses es que “cuando se trata de estar unidos, la ciudadanía responde”, y dijo que es importante demostrar al mercado estadounidense “que no somos sus enemigos, sino sus aliados, y que tanto nos necesitan ellos a nosotros como nosotros a ellos”. Hay un intercambio comercial de muchos millones de dólares de lado a lado de la frontera.
Según información oficial, en la garita de San Ysidro se estima que más de 30 millones de vehículos cruzan anualmente, y unas 20 mil personas a pie cada día. Leyva Camacho deseó que el boicot “sirva como un escarmiento” hacia algunos estadounidenses “que nos tratan como personas de segunda”. Pidió que ambos países estén “en iguales circunstancias” y advirtió de que, si el Gobierno de Estados Unidos continúa amenazando con “poner trabas o atacándonos, iremos por más”.
En este sentido, adelantó que hay propuestas de no comprar en centros comerciales de origen estadounidense como Walmart o no consumir la famosa bebida de cola “made in USA”. Habrá que ver por qué los mexicanos de otros estados no responden a los llamados al boicot. Se entiende que Peña Nieto no lo haga porque defiende sus intereses personales y de banda. Pero los mexicanos están atacados por dos frentes. Por el externo desde la Casa Blanca y por el interno, desde Los Pinos.