Dar a luz con violencia

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Cesárea
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Dejemos por unos momentos a la economía, a Peña Nieto, al Payaso de las Bofetadas y vayamos a escribir, este domingo, por las mujeres parturientas que son obligadas a dar a luz por medio de cirugía, olvidando que el parto natural es el más sano tanto para la madre como para el producto, independientemente del dolor que es parte connatural del dar a luz. El dolor es duro pero reafirma los lazos materno-paterno infantiles. La cesárea puede significar la muerte.

Lo que ocurre actualmente, de unos años para acá, es que la mayoría de las mujeres que van a parir tanto en hospitales públicos como en particulares prácticamente son obligadas por los médicos a recurrir la cesárea, otorgándoles información falsa, errónea, de lo negativo del parto natural.  Pero lo que pasa es que a los médicos les conviene más económicamente realizar cuatro cesáreas al día que esperar 24 horas a que un vientre se decida a expulsar al producto por la vía natural. Es cuestión de dinero, Y de paso violentan los derechos humanos de la mujer con la violencia obstétrica- Violentar los derechos de la mujer es delito según las leyes por una vida libre de violencia.

Y las cifras son aterradoras. Según información proporcionada por la prensa en México nacen por cesárea la mitad de los mexicanos Las mujeres están teniendo más cirugías de las que son médicamente necesarias. El sector de salud pública gasta cada año 10 mil millones de pesos en estos procedimientos. Yanet Rodríguez le cuenta al reportero de El Universal que fue presionada en hospitales públicos y privados desde la séptima semana de su embarazo para que programara una cesárea. Cuando Yanet Rodríguez se enteró de que estaba embarazada les dijo a todos que quería un parto natural. Acostumbrada a la medicina homeopática, Rodríguez estaba decidida a sentir las contracciones. En sus planes no estaba tener a su hijo con ayuda de una cirugía. Pero cuando llegó al consultorio privado de la clínica Nuestra Señora del Rayo, en Cuautitlán, Estado de México, con apenas siete semanas de embarazo, todas las opciones que le presentaron terminaban en una cesárea.

“Desde el inicio le dije a la doctora que yo quería un parto natural y se burló de mí. Me dijo que no tenía idea de lo que era un parto primerizo, que era algo muy viejo, muy tardado, que dolía muchísimo, que me podía desgarrar y que hasta se me iba a caer la vejiga”, recuerda. Ese día salió con el ánimo por los suelos. Jamás pisó de nuevo ese hospital. En México casi la mitad de las mujeres que dan a luz de todos los estratos sociales tienen partos por cesárea. El país ocupa el cuarto lugar en el mundo con el mayor número de cesáreas sin urgencia médica, después de China, Brasil y Estados Unidos. De 2010 a 2015 nacieron 12 millones 947 mil mexicanos, de los cuales 5 millones 900 mil llegaron al mundo por medio de una intervención médica, según las cifras de la Secretaría de Salud. Pero el problema no son las cesáreas, sino que se abusa de ellas. “Nueve de cada 10 bebés pueden nacer solitos; el médico ahí está, pero nada más vigila. Sólo entre 13% y 16%, aproximadamente, requieren de la ayuda directa del ginecobstetra”, explica Norberto Reyes Paredes, subdirector del servicio de ginecología del Instituto Nacional de Perinatología (Inper).

La falta de información sobre las opciones de partos naturales, el interés económico de hospitales privados y doctores por obtener altas ganancias y el poco personal médico en el sector salud causan que un alto porcentaje de los partos sean por cesárea. De 2010 a 2015 ocho de cada 10 nacimientos en hospitales privados (2 millones 51 mil) y cuatro de cada 10 en hospitales públicos (3 millones 504 mil) fueron por cesárea, de acuerdo con datos de la Ssa.

“En el sector público hay un problema entre el número de médicos y pacientes. Cualquier ginecólogo te va a decir que el nacimiento por parto es la mejor opción, pero si tienes a un doctor con 10 mamás en trabajo de parto puede ser un problema”, explica Reyes. A pesar de que para el gobierno es más económico practicar un parto que una cesárea, la falta de camas y de doctores en las instituciones         es un factor predominante. Para lograr una atención total los hospitales tienen que completar partos rápidos y con poco tiempo. Si el IMSS, ISSSTE y Ssa, que atienden a siete de cada 10 madres que dan a luz en el país, lograran reducir esta práctica a dos de cada 10 nacimientos, como lo marca la Norma Oficial Mexicana 007-SSA2-1993, se generaría un ahorro de 5 mil millones de pesos anuales. Cada cesárea le cuesta al Estado un aproximado de 17 mil 500 pesos, según datos con los que cuenta el especialista del Inper.

Las cesáreas se idearon para ayudar a las madres en riesgo. En México, sin embargo, existe un boom de esta práctica. Entre 2010 y 2014 el número de procedimientos iba en aumento. Cada año, en promedio, se registraban cerca de 30 mil nuevas cirugías. En 2014 tocó su punto más alto: un millón 14 mil 336 niños nacieron por cesáreas. En 11 estados del país 50% de las madres optaron por este rápido método. Los datos de 2015 muestran una ligera disminución: 966 mil 607 partos por cesárea, 45% del total de registros. En Sinaloa, Nuevo León, Tlaxcala, Tamaulipas y la Ciudad de México este método todavía conserva un amplio porcentaje ya que 50 de cada 100 nacimientos se realizaron mediante este procedimiento. “Son cirugías que pueden ayudar a salvar vidas cuando existen complicaciones, pero todos los nacimientos deberían ser planeados como partos naturales”, afirma Adriana Albarrán, ginecobstetra e integrante de Poder es Parir. Ante las negativas, Yanet decidió dejar a un lado los hospitales privados y mensualmente asistía a su consulta en el Seguro Popular. Pero cada 30 días sentía que vivía un embarazo en el que no tenía ni voz ni voto. “Ahí [en el sector público] te tratan como una mujer enfermiza, que no sabes nada de tu cuerpo y parece que no tienes derecho a preguntar”, recuerda. En la Clínica Materno Infantil de Santa María las Torres, Cuautitlán, Yanet recibió la misma “recomendación” que en el hospital privado: tener un parto natural no era una opción. Con 35 semanas de embarazo, los médicos le aseguraron que no podría parir porque su hija estaba atravesada dentro del vientre. La indicación se hizo con 28 días de anticipación, ya que la OMS señala que una cesárea no puede ser indicada antes de la semana 39. Yanet no sucumbió ante las insistencias de los doctores. La información que nunca le brindaron era que un bebé puede acomodarse en el canal de parto aún después de la semana 35 e incluso en el momento del nacimiento, según los especialistas. Ese fue su caso. Una semana después de su revisión, su hija ya estaba en la posición ideal para nacer. Contra las opiniones del sector público y privado, Yanet encontró una casa de partos en la CDMX. Ahí la atendieron parteras que la ayudaron durante el nacimiento de su hija y le brindaron atención emocional en las últimas semanas. “Lo que a mí me dio mucho poder como mamá primeriza fue la información”, dice.

Médicos y organizaciones civiles aseguran que las mujeres embarazadas son bombardeadas con datos erróneos sobre el parto natural y lo que las lleva a elegir una cesárea es el miedo. Cuando este procedimiento es realizado de manera programada alteran el proceso fisiológico, explica Hazeel Zárate, educadora perinatal. Los riesgos de estas cirugías son altos. Además, los niños que nacen por cesárea requieren una mayor estancia en la Unidad de Cuidados Intensivos porque su proceso de adaptación es más lento, asegura Albarrán. A pesar de eso, es una práctica que no logra bajar al nivel que los especialistas desearían. “Con este procedimiento se tiene tres veces más riesgo de morir que en un parto”, asegura el especialistas del Inper, quien afirma que actualmente ya se están pagando las consecuencias del uso desmedido de la cirugía. La práctica excesiva ha generado que lleguen pacientes con dos o tres cesáreas previas que tienen placenta acreta, una anomalía en la que la placenta se inserta en el útero. El resultado: hemorragias o extirpar la matriz completa.

El día que Yanet supo de su embarazo su primera opción fue un hospital privado. Erróneamente creía que ahí tendría el control del parto. No había elección. Los médicos querían programar la cesárea desde la semana siete.

Médicos y especialistas coinciden en que los principales factores para la práctica rutinaria de cesárea son económicos y de productividad. “A un médico le conviene más programarse cinco cesáreas en un día que estar pendiente de una mujer en un solo trabajo de parto natural que puede tardar más de 24 horas”, asegura la ginecóloga Adriana Albarrán. Altos costos En hospitales privados, cuando se realiza una cesárea se consideran dos noches de estancia y el uso de quirófano, sala de recuperación, incubadora, material de curación y medicamentos básicos. Todo esto incrementa los costos. Además se toman en cuenta los gastos por concepto de honorarios, que también se elevan en casos de cesáreas, ya que además de la presencia de médico, enfermera y pediatra se requiere un anestesiólogo. El costo promedio por atender una cesárea en un hospital privado de la colonia Roma es de 24 mil 290 pesos; 4 mil 429 pesos más que un parto natural.

El 26 de diciembre de 2016 la Comisión de Salud del Senado solicitó a la Ssa un informe en el que se explique la elevada cantidad de partos por cesárea y las acciones que se han tomado para promover el parto natural. “A las mujeres ya no se les pregunta por qué van a optar, el procedimiento más sencillo para los médicos es una cirugía y eso pone en riesgo incluso la vida de las mujeres, lo que tampoco ayuda a reducir otra de las metas que tiene México”, señala la senadora Martha Tagle, integrante de esa comisión. Yanet se dio cuenta de que los médicos utilizan una posición de jerarquía para convencer a las mujeres de aceptar la cesárea: “Intentan hacerte creer que quien está detrás del escritorio sabe todo, que tú eres la que está llena de miedos y no puedes tomar decisiones”, dice. El parto natural tiene riesgos, pero se ha difundido tanto lo negativo que se le considera más un evento peligroso que fisiológico, afirma Alina Bishop, partera profesional. “Se nos olvida que gracias al parto poblamos el planeta”.