Indaga UNAM desarrollo de la enfermedad de Alzheimer con dos marcadores neuronales

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Salud
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“En el laboratorio nos interesa saber qué factores de riesgo y estilo de vida favorecen el envejecimiento patológico y contribuyen a la aparición de algunas demencias, en particular de la enfermedad de Alzheimer”, dijo la académica.

Para saberlo, Arias y su grupo trabajan en condiciones que generan estrés oxidante relacionado con la proteína beta-amiloide, asociada al padecimiento.

“Trabajamos con un modelo de ratón transgénico que genera estas placas de beta-amiloide, que aumentan en presencia de dicha afección, y analizamos cuáles son las consecuencias del desarrollo de aquéllas en la función mitocondrial de las sinapsis”, señaló.

La beta-amiloide es endógena, es decir, la produce el organismo humano a lo largo de la vida, pero a un nivel muy bajo. “El problema es que todavía no se sabe por qué inicia la sobreproducción de esta proteína en algunas personas que desarrollan Alzheimer”, abundó.

Con la beta-amiloide como marcador neuronal, la universitaria y su grupo estudian qué factores (metabolismo energético, el estrés oxidante, las dietas altas en grasas y el colesterol) promueven esta acumulación de la proteína.

“Nos interesa más el colesterol directamente sobre el metabolismo neuronal, porque hemos visto que el cambio de colesterol en la membrana de neuronas o de astrocitos puede promover el metabolismo patológico de esta proteína e incrementar su producción”.

Entre los factores de riesgo que han encontrado asociados a la enfermedad están: una pobre estimulación cognitiva, alimentos ricos en azúcares, consumo exagerado de dietas con ácidos grasos saturados y una vida sedentaria, resaltó.

Parte de la investigación consiste en vincular esos elementos con la aparición de dichas proteínas en cantidades anormales en el cerebro.

Tres modelos

Para analizar la acumulación de beta-amiloide asociada al Alzheimer, Clorinda Arias y su grupo trabajan con tres modelos experimentales.

“Tenemos uno de neuronas de origen humano in vitro. Son de un neuroblastoma, que es un tumor, y las diferenciamos a neuronas. Ahí estudiamos el metabolismo de la proteína que genera beta-amiloide, y exponemos estas neuronas a estrés oxidante, a ácidos grasos saturados, a exceso de colesterol, y vemos cómo se modifica la producción y la toxicidad de la proteína”, expuso.

Otro modelo es de ratas in vivo, que se someten a dietas altas en grasas, colesterol y fructuosa, el azúcar de los refrescos, que se transforma casi toda a ácidos grasos saturados.

 

Un tercer modelo es de ratón transgénico, que sobre expresa beta-amiloide. “Pretendemos saber cuáles son las consecuencias tóxicas de esta proteína en las neuronas y cómo prevenirlas”.

En estos animales se ha visto que si además de sobre expresar la beta-amiloide se les da una dieta rica en grasas, la situación se agrava.

Hay otras lesiones asociadas a la enfermedad, que tienen que ver con otra proteína, llamada tau, que forma marañas entre las neuronas, lo que impiden la comunicación entre ellas y hace que el paciente pierda la memoria y sea totalmente dependiente de otras personas. La tau es ahora explorada por la universitaria y su equipo como un segundo marcador neuronal.