El futuro del peso mexicano no es nada halagüeño, aunque digan que la devaluación nos beneficia en los ingresos turísticos. Sin embargo un peso muy devaluado como el de ahora encarece la importación de materias primas y maquinaria y equipo, entre otros bienes indispensables para el proceso productivo. La devaluación genera inflación, que es el impuesto de los pobres, lo que junto con el estancamiento de la producción mata de hambre.
Las agencias de prensa especializadas destacaron que el precio del dólar estadounidense ya había rebasado los 20 pesos y llegó casi 21 (20.75) en ventanillas bancarias, lo cual no es nada halagüeño porque en economía lo que sube no baja y tiene la tendencia de subir más, o de caer más dependiendo del ángulo desde el que se le mire.
No es que haya alguien indispensable en el manejo de las variables económicas, pero una mala noticia, sobre todo cuando ni siquiera es sospechada, causa inquietud entre los agentes económicos y esto fue lo que pasó con el anuncio del gobernador del banco central; Agustín Carstens de que renunciaría para irse como gerente del Banco de Pagos Internacionales a Suiza, anunció que aún no ha asimilado el mercado local. Carstens ciertamente está en todo su derecho de servir a quien se le hinche, pero tendría que haber sido más prudente en su anuncio porque esto no es de comprar o vender cebollas o tomates,
El anunció de Carstens, aunado al nerviosismo natural de los mercados ha venido descomponiendo las cosas en la economía. Y lo curioso es que el peso mexicano perdía en una sesión de escasos indicadores económicos, mientras el mercado asimilaba los mensajes enviados durante semana por los bancos centrales de Estados Unidos y México respecto a sus políticas monetarias.
La mañana del viernes pasado el dólar en ventanillas se vendió en 20.75 pesos, 10 centavos más que el cierre del jueves, de acuerdo con datos de Citibanamex. El Banco de México elevó su tasa referencial por quinta ocasión en el año dizque para contrarrestar presiones inflacionarias, mientras que la Reserva Federal de Estados Unidos apuntó a un ritmo más rápido de alzas a los tipos de interés en 2017.
La moneda mexicana se negociaba en 20.3735 por dólar, con una pérdida del 0.2 por ciento, ó 4.15 centavos, frente a los 20.332 pesos del precio de referencia de Reuters del jueves. Y todo se descuaragingó:
La mañana del viernes, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) operaba con una baja de 0.53 por ciento, luego de datos económicos en Estados Unidos, mientras que se sigue incorporando el aumento en las tasa de interés de referencia de los bancos centrales.
El Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) se ubicó 45 mil 623.82 unidades, con un descenso de 240.83 enteros respecto al nivel previo, en donde destacó la baja de emisoras de alta ponderación en el indicador. En Wall Street, los índices operaron con ganancias, donde el promedio industrial Dow Jones subió 0.18 por ciento, el Nasdaq 0.11 por ciento y el Standard and Poor’s 500 avanzó 0.13 por ciento.
En el mercado de renta variable se operaba un volumen de 5.6 millones de títulos por un importe de 153.4 millones de pesos, con 34 emisoras que ganaban, 33 perdían y nueve se mantenían sin cambio.
Las emisoras que contribuyen al descenso del IPC son: América Móvil que pierde 0.69 por cierto; Grupo Financiero Banorte con menos 1.41 por ciento; Cemex con 0.48 por ciento; Wal-Mart que retrocede 0.45 por ciento y Grupo México con una baja de 0.80 por ciento.
Este viernes, se dio a conocer en Estados Unidos que los inicios de vivienda de noviembre cayeron a una tasa mensual de 18.7 por ciento, en su mayor retroceso desde febrero de 2015, mientras que los permisos de construcción retrocedieron a una tasa mensual de 4.7 por ciento, mayor al retroceso esperado de 1.6 por ciento, durante el mismo mes. El mercado está preparándose para que los bancos centrales en Estados Unidos y México tengan en 2017 un ciclo de incrementos a la tasa de referencia más agresivo de lo que se tenía previsto.