Tiene todo para lograrlo: un año y meses de plazo, el control del partido con mayor historia y poder, estructura y votos, y una bolsa con miles de millones de pesos que puede usar en forma discrecional.
Cierto, no cuenta con una historia política contundente, pero encuadra perfectamente en edad, experiencia administrativa y perfil de lo que se requiere para dirigir al país.
No tiene sombra de corrupción que lo opaque, y le sobra carácter y arrojo para alcanzar lo que se proponga.
En corto se dice que es un delfín de Luis Videgaray y que tiene una cercanía comprometida con los Murat: José el exgobernador le habría conseguido una beca esencial para su formación académica y Alejandro lo hospedó en su lujoso departamento de Nueva York cuando Ochoa Reza era menos que un pobre estudiante por aquellos lares. En fin, no hay en política perfiles completamente puros.
Pero lo que más cuenta es que este dirigente del PRI tiene sobre todo el evidentísimo respaldo del presidente Enrique Peña Nieto.
A 5 meses de su ascenso desde la nada como líder nacional del tricolor, ya le ha dado la vuelta al país, se ha reunido con prácticamente toda la estructura territorial del tricolor, ha realizado 2 sesiones del Consejo Político y ha recibido la visita y respaldo del presidente Enrique Peña Nieto y prácticamente de todo el gabinete.
Pero sobre todo ha iniciado una depuración interna con la expulsión de los exgobernadores Javier Duarte y Tomás Yarrington y ha suspendido derechos al de Quintana Roo, Roberto Duarte mientras mantiene un proceso para incluir en esa lista al de Chihuahua, César Duarte y a Rodrigo medina, ex de Nuevo León.
Todos acusados por corrupción.
Nunca antes, desde 1929 en que fue creado, se había procedido en contra de tantos exgobernadores dentro del PRI a la vez.
Hoy con Ochoa Reza a la cabeza, el PRI tiene una Comisión de Justicia partidaria que sí actúa y que usa la guillotina para deshacerse de la parte podrida de su rebaño.
¿Hasta dónde llegará la poda de corruptos?
Ni idea. Pero con los que van y están en la sala de espera ya hay una muestra de que eso de las expulsiones va en serio.
El ejecutor de este proceso es Fernando Elías Calles, un político de larga experiencia, quien preside la Comisión de Justicia, ahora mismo la más temida dentro de las filas del PRI.
En el otro extremo de esta cadena está la PGR, ahora dirigida por Raúl Cervantes, exjefe del jurídico del PRI y exrepresentante de este partido ante el INE, senador del tricolor con licencia.
El binomio perfecto para una campaña d esta naturaleza, pues. Claro, en beneficio de la candidatura en construcción de Ochoa Reza. ¿O no?
El 21 de julio pasado –apenas 8 días después de la toma de posesión de Ochoa Reza al frente del PRI-, cuando el consejero político nacional del PRI, Armando Barajas, interpuso una solicitud de expulsión contra los todavía entonces gobernadores priistas Javier Duarte, de Veracruz; César Duarte, de Chihuahua y Roberto Borge, de Quintana Roo ante la Comisión Nacional de Justicia Partidaria prácticamente nadie creyó que aquello fuese parte de algo serio.
El asunto medio tomó color cuando la comisión indicó que le daba entrada a la denuncia.
“Todo ello, hasta en tanto se resuelva el procedimiento iniciado en su contra dada la gravedad de las acusaciones, con efectos jurídicos de cara a cualquiera de los escenarios que contempla el artículo 58 de los estatutos del PRI”, se dijo.
Prácticamente nadie confiaba en que ese proceso iba a proceder.
RUBEN MOREIRA
Todo lo realizado a la fecha y lo que queda pendiente por resolver, que ya nadie duda resultará en la expulsión de lo que están en la antesala, ha derivado –reportan las áreas electorales del tricolor-, ha logrado que el PRI y Ochoa Reza recuperen 5 por ciento de simpatizantes y militantes.
De acuerdo a los indicadores y registros del dirigente, la afiliación –sobre todo de jóvenes- ha crecido en esa proporción en estos últimos 5 meses.
Hoy las redes sociales han comenzado a ser también menos agresivas en contra del tricolor, sus cuadros y acciones, se asegura.
En este contexto Ochoa Reza y su partido entran en el proceso electoral de 2017 en que se deberán definir en las urnas las gubernaturas de Nayarit, Coahuila y el Estado de México y las 212 alcaldías de Veracruz.
De estos 3 procesos el PRI tiene garantizada hasta ahora –si no se da la alianza opositora PAN-PRD en el Edomex-, la victoria absoluta en el Estado de México. Ahí a la cabeza va Alfredo del Mazo Maza, a pesar de sus malquerencias y enemigos internos.
La candidatura de Nayarit no tiene en los hechos gran connotación a pesar de que ahí se localiza hoy una de las riveras turísticas más importantes de México.
Donde comienza a darse una fuerte y rápida descomposición es en Coahuila. Ahí al parecer la tozudez de Rubén Moreira, mandatario saliente, podría derivar en una derrota para el tricolor.
Moreira, todos en el estado y fuera de él saben que apoya y ha dado recursos a Miguel Riquelme, alcalde de Torreón, para que compita por la candidatura del PRI a la gubernatura del estado.
Ello ha provocado ya la renuncia al PRI del diputado Javier Guerrero y del exdiputado Noé Garza Flores, quienes ya anunciaron que irán como candidatos independientes, y mantiene al filo de la salida de Humberto Moreira, antecesor de Rubén, y expresidente nacional del PRI.
Aquello ya se convirtió en un batidero político.
El asunto requiere hoy de la intervención directa de Enrique Ochoa Reza, quien no puede darse el lujo de perder en su primera elección a gobernadores, a ninguno de ellos.
Pero sobre todo, Ochoa Reza no puede permitirle a Rubén Moreira imponerle candidato.
Así que el caso de Coahuila es ya el primer gran reto del cual depende que Ochoa Reza se posiciones como un dirigente nacional REAL del PRI.
¿CAMPAÑA ADELANTADA?
Sea o no esto una campaña de posicionamiento para alcanzar la candidatura del PRI a la presidencial de 2018, Ochoa Reza ha anunciado que este fin de año él no tendrá descanso, que continuará con sus giras por la República para impulsar la construcción de la “Agenda México 2040”.
Y dentro de estas visitas no sólo dará conferencias de prensa, encabezará eventos, sino que dará posesión a nuevos cuadros en los comités directivos estatales. Es decir: continuará construyendo su red territorial de dirigentes leales a su liderazgo.
De igual manera realizará encuentros con la estructura y la militancia priista y acudirá a la instalación de varios Consejos Políticos Estatales.
Y por si no fuese claro que detrás de él hay ya la construcción de una candidatura presidencial, ha anunciado que va a fortalecer las alianzas del PRI con otros partidos y fuerzas políticas en todo el país.
¿Cómo la ve Usted? ¿También cómo yo?