Y mientras el presidente electo de los EU recorre su país a la caza de empresas con filiales en México para obligarlas a cerrar sus plantas mexicanas y regresarlas a territorio estadounidense, en México seguimos sin atinar a diseñar una estrategia antitrump o al menos para dilucidar en qué áreas es dónde sus acciones causarán más daño.
Metidos de cabeza en cuestionarlo todo, en descalificarlo todo, en atribuirle todos los males al presidente Enrique Peña Nieto y su gobierno, el segmento social aparentemente mayoritario o dominante ha colocado al mandatario y su gabinete a en una burbuja donde el discurso es decir que no va a pasar nada.
En esa burbuja confían en que Trump no va a cumplir todo lo que dice y que el país y los mexicanos no sólo estamos preparados para el terremoto y tsunami junto con el megahuracán que se nos viene encima, sino que después de ello vamos a ser más felices que nunca.
Y frente a esto hay quienes insistimos en que se nos debiera decir cuáles son los riesgos reales a los que nos enfrentaremos y cuáles son las acciones que deberíamos estar ya realizando para salvar lo más posible.
Pero nada de eso ocurre.
El republicano tomará posesión del cargo el 20 de enero próximo y mientras la fecha llega todo va mal en peor para nuestro país.
Al fin genio y figura, Donald Trump continua reiterando cada que puede y cuando no también, que apenas llegue a la Casa Blanca, iniciará la construcción del muro y que hagamos lo que hagamos, lo pagaremos hasta la última piedra.
Sin mayores complejos o cuidados ha dicho que impondrá fuertes aranceles e impuestos directos a empresas y capitales norteamericanos que tengan plantas de producción en México, hasta que las reabran y den empleo a ciudadanos en EU.
Al parecer ya tiene la fórmula para requisar los envíos de dinero de EU a México para utilizar las remesas en el pago del muro y ya ha subrayado varias veces que va a deportar entre 2 a 3 millones de indocumentados, en su mayoría mexicanos.
Lo que muchos acá temían ya se cumplió: sus más cercanos afirman y confirman que el nuevo presidente de EU ya ha iniciado el proceso para tener todo listo a fin de sacar a su país del TLC.
Por supuesto que ello no significa una acción loca o desquiciada de Trump, sino un paso dentro de una reforma de la política comercial de EU con miras a intentar reactivar la economía estadounidense en favor de fortalecer sus sectores productivos y volver a crear empleos internos.
El proyecto de Trump, dicen, establece que el equipo de transición del republicano tiene pensado iniciar con el proceso de desechar al TLC con México y Canadá desde el primer minuto de su ingreso a la Casa Blanca.
El plan contempla una serie de acciones a seguir durante los primeros 200 días de la administración de Trump.
Primero se llamaría a una renegociación del TLC para llegar al día 200 con su eliminación total, indica el documento.
Con ello se cumpliría una de las promesas de campaña del empresario que no pocos calificaron de absurdas y que ahora son ya planes de gobierno.
El memorándum que define las nuevas políticas comerciales y de impulso a los sectores de la producción en EU, advierte que el plan final es el de “romper con las ideas globalistas”.
El golpe va contra el partido demócrata como y algunos sectores del republicano, que abogan por la realización de acuerdos comerciales internacionales o regionales.
Se trata de “dar marcha atrás a décadas de política comercial conciliadora. Serán negociados nuevos tratados de comercio que darán prioridad a los intereses de los trabajadores y las empresas de EU”, indica el documento.
El memorándum contempla 5 principios básicos:
Primero renegociar o retirarse del TLCAN.
Segundo, detener el Acuerdo de Asociación Transpacífico;
Tercero, parar las “importaciones injustas”;
Cuarto, acabar con las “prácticas injustas de comercio”, y;
Quinto, dar paso a acuerdos comerciales bilaterales.
El objetivo último es el de “mantener y regresar los trabajos de manufactura a EU”, a través de la reducción de impuestos, la eliminación de las regulaciones y las restricciones de energía para los negocios y empresas que apoyen la visión de la administración Trump.
La idea es que el republicano arranque su administración con la construcción del muro y con la reforma o retiro del TLC.
Trump y su equipo saben que el TLC no puede acabar de un día a otro. Pero están decididos a recorrer el camino del fin de este tratado lo más pronto posible, a través de involucrar al Departamento de Comercio y a la Comisión de Comercio Internacional en el análisis de las repercusiones para EU de esta acción.
El empresario ahora presidente electo, tiene de su lado a las mayorías republicanas en el Congreso para hacerlo.
Trump ordenaría al representante comercial de EU, notificar a México y Canadá que su gobierno buscaría reformas al tratado.
Quiere iniciar con una revisión de las medidas sobre la manipulación monetaria, la industria maderera, etiquetado del país de origen, y estándares ambientales y de seguridad. En el día 200 de la administración Trump anunciaría el fin del TLC.
El memorándum afirma que los líderes republicanos en el Congreso le han garantizado ya a Trump, Autoridad de Promoción Comercial, una herramienta legal que le daría poder para procesar acuerdos comerciales vía el Congreso, en forma más rápida hasta el 2018, con una posible extensión hasta el 2021.
Los asesores de Trump consideran que los efectos negativos de dar fin al TLC, se podrían superar con la realización de acuerdos bilaterales con México y Canadá.
CONSECUENCIAS
El memorándum muestra que declaraciones de campaña de Trump son ya proyectos concretos de Gobierno.
Los datos globales nos indican que sería un superdesastre para los mexicanos. Evidentemente que automáticamente dejaríamos de enviar el 80 por ciento de nuestros productos a EU.
Cancelar el TLC sería el fin de una balanza comercial anual que hoy asciende a los 500 mil millones de dólares, esenciales para la supervivencia económica, política y social de nuestro país y sociedad.
No hay en el mundo otro mercado que pudiera absorber de un día para otro lo que EU nos dejaría de comprar si Trump pone fin al TLC.
Y esto no es broma o un panorama irreal. Es el plan de Trump para ser aplicado en sus primeros 200 días de gobierno. Es decir, de enero a cuando más agosto de 2017.
Y si a eso le sumamos la requisa de remesas, la deportación de un par de millones o más de mexicanos, y el retiro de plantas, comercios y empresas con sus capitales norteamericanos de México hacia EU, pues es peor que la tormenta perfecta.
Y aquí nosotros chiflando en la loma