Ante la “escasa viabilidad” para que el Tratado de Asociación Transpacífico (TPP) se concrete, México debe “voltear a ver” al mundo para construir acuerdos comerciales que permitan alojar la producción mexicana, señaló el presidente del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, senador Miguel Barbosa Huerta.
Durante el seminario “TPP ¿riesgo u oportunidad?”, que se realizó en el Senado de la República, el legislador recordó que en días previos, el presidente electo de los Estados Unidos de América, Donald Trump, anunció que durante sus primeros 100 días de gobierno emitirá una notificación de intenciones para retirar a su país del TPP.
No obstante, es necesario que se analice la viabilidad del Tratado, pues aún no hay certeza de su ratificación o no, por parte de Estados Unidos. Por otra parte, en caso de ratificarlo, México mostraría su vocación multilateralista en materia comercial.
El senador Mario Delgado Carrillo, del Grupo Parlamentario del PRD, dijo que ante el nuevo modelo económico internacional que podría plantearse, México debe fortalecer su mercado interno, ya que esta situación representa una oportunidad de vincular a diversos sectores productivos.
Al referirse al TPP, aclaró: “La cosa no es aprobarlo o no aprobarlo”. La ruta que debe seguir México ante la negativa de Estados Unidos y de Japón tiene que ser la de voltear al mercado interno y a la economía nacional, especialmente en lo que refiere a manufactura, resaltó.
Roberto Zapata Barradas, director general para Asia, Oceanía y Organismos Multilaterales de la Secretaría de Economía (SE)¸ señaló que los intereses sensibles de México como las cadenas autopartes-automotriz y textil-vestido fueron acomodados; mientras que los ultrasensibles no llegaron a los esquemas de libre comercio.
De concretarse el TPP, se requiere generar condiciones y políticas públicas para que el mercado interno tenga dinamismo y mayor competitividad a mediano y largo plazo. Asimismo, es necesario desarrollar infraestructura y reforzar la mejora regulatoria para facilitar el comercio, comentó.
Mauricio de María y Campos, del Colegio de México, comentó que las ventajas del TPP para México son pocas y difíciles de justificar, sobre todo en el nuevo contexto internacional y de la nueva visión de nuestro socio comercial más importante: Estados Unidos. En cambio, los peligros para la economía mexicana son enormes, y lo que más conviene es esperar la decisión de Norteamérica en este terreno, agregó.
El Senado debe definir si procede o no la firma del TPP, sin dejar de tomar en cuenta que las grandes empresas trasnacionales las dueñas de este tratado, que ven mermada su competencia en el mundo y buscan la forma de recuperarla.
En cambio, el TLCAN requiere revisarse pues existen cuestiones en las que México podría cambiar favorablemente las condiciones, si tiene la capacidad de negociación para hacerlo.
Enrique Dussel Peters, de la facultad de Economía de la UNAM, aseveró que México juega un papel secundario en el proceso del TPP, por lo que si nuestro país no hubiera entrado en esta negociación, no hubiera pasado nada. El núcleo de esta negociación, precisó, está entre Japón y Estados Unidos, sobre todo por la cadena de autopartes y automotriz.
Hizo énfasis en que México no debe insistir en el tema; y en cambio, el Senado debe prepararse y ocuparse para un debate sobre el TLCAN, pues ya se ha dicho claramente que a partir del 20 de enero de 2017, el señor Donald Trump nos dice: “Jóvenes, prepárense”. Se debe hacer la tarea y prepararnos para ese nuevo escenario, fortaleciendo el mercado interno.
Arturo Oropeza García, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), subrayó que el TPP no es una estrategia mexicana, por lo que México no debe ser el defensor de este proyecto; y en cambio debe tomar la oportunidad que se abre para repensar el futuro económico del país de otra manera, sobre todo para buscar el fortalecimiento de nuestro mercado interno.
Aseveró que cuando Trump expresa su rechazo a lo mexicano y nos dibuja en un espejo en el que nos vemos débiles, sin margen de maniobra y preocupados, nos quita un dogma y un discurso que se habían alimentado del raquítico dos por ciento de crecimiento, desde hace 30 años, y también nos quita el problema de una ideología política que se sostiene con el TPP.