“iNuestro Presidente”

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No debía extrañarle, amigo, amiga, que diga: ya tenemos presidente. Y, como se ha puesto de moda, tenemos a un presidente marioneta, manipulado por un Gran Titiritero, que pretende resguardar los intereses de un selecto grupo de dueños del mundo, También entre ellos hay clases.

Funcionó la estrategia de darle confianza al miedo. En la campaña, el magnate ofreció resolverle la vida al ciudadano que va por la vida con miedo a perder sus riquezas, o sus ilusiones de ser rico. Es el ser humano guiado por el dios de la Ideología, sin conciencia, exclusivamente entregado a satisfacer las “necesidades” materiales y los caprichos.

Campaña muy inteligente para que el payaso del tupe naranja arrasara y apabullara a Hillary Clinton, en unas elecciones que todos los observadores y analistas, en general, daban por descontada a favor de la ex secretaria de estado del gobierno de Barack Obama.

Un personaje salido de las entrañas mismas del sistema capitalista neoliberal del corazón de la ciudad de Nueva York. Un gobernante que, como hemos dicho, responderá a los intereses de los barones del gran capital y a lo filósofos de la destrucción. 

Arrasó nuestro presidente, manipulando el miedo del ciudadano estadounidense y alimentando el odio a todo lo que fuera antisistema y antisistémico. Lo más sonado fue que les prometió que iba a deportar a todos los migrantes o iba a construir un muro en el borde con México. Por ello votaron a su favor los estadounidenses que odian a los migrantes.

Pero ya no les cumplirá a sus fanáticos. Este domingo rectificó y anunció que ahora va deportar únicamente a quienes tengan antecedentes penales, que serían dos o tres millones de migrantes.  Y así tendrá que ir reculando, decepcionando a muchos de quienes votaron por él. 

Sea lo que fuere, es obvio que Donald representa el fin de una época, de una era, de un modo de ver, analizar la realidad y de actuar. Es el fin del neoliberalismo, pero no crean ustedes que para volver a una economía de mercado que respete y que defienda los derechos humanos de los consumidores, sino una política económica más salvaje que las reaganomic. 

La nueva política económica, encabezada por Trump, estará enfocada totalmente a privilegiar al capital con el sacrificio de millones de trabajadores. No se extrañen muchos de los electores que sufragaron a su favor, que serán afectados.

En México, el presidente en turno, que por los próximos dos años seguirá siendo Peña Nieto, tendrá que estar preparado para jugar el juego de los amos y manipuladores de Trump. Acá, la mafia, como la llama el del señor 0, tendrá que bordar fino, que el chupacabras ya llegó a la Casa Blanca y amenaza inclusive sus intereses.

Los mexicanos tendremos que estar preparados para lo que venga. Lo único claro es que el 8 de noviembre nos cambió la vida y aún no digerimos lo que nos pueda pasar en el futuro inmediato. No quiero compararlo con lo que ocurrió en la Alemania nazi, cuando un individuo tan payaso como el de la Casa Blanca, alimentó el odio de los alemanes en contra de los migrantes, lo que llevó a matanzas escalofriantes de judíos, Espero que aquí sólo los deporten, aunque no estoy seguro de qué es peor.

Pero habrá locos, como los que hace unos meses plantearon la posibilidad nada remota de repatriar los restos del dictador Porfirio Díaz, aunque lo de la repatriación de un montón de huesos no es el meollo, sino el resurgimiento de una derecha radical que ahora seguramente será apoyada desde Washington para desestabilizar a México y ganar La Silla para un presidente que sea grato a los ojos de los estadounidenses.

Ah. Se me olvidaba. No presuma nadie de que desde el poder en México se haya impulsado el triunfo de Trump. Lo de la recepción en Los Pinos sólo fue algo que el del tupé quiso aprovechar, pero no se puede presumir que fue determinante.

Y aclaro que digo “nuestro presidente” porque no se moverá el follaje de Los Pinos sin la aprobación de Washington. Algo así como lo que pasaba en Centroamérica en donde primaba la voluntad del gobierno de México, entonces encabezado por Luis Echeverría Álvarez, un episodio que conoce mejor que yo el gran amigo Salvador Flores Llamas.