Durante su intervención en la Sesión Solemne para conmemorar los sucesos del 2 de octubre, el legislador de MC sostuvo que en el 48 aniversario de la matanza de Tlatelolco, la herida sigue abierta y no cicatriza.
“A casi medio siglo de distancia, desafortunadamente lo que mantiene viva la indignación y el dolor es la impunidad y la negativa a escuchar. El rechazo oficial a investigar y deslindar responsabilidades lacera a la sociedad. El que se sigan suscitando desapariciones y hechos de violencia, así como la criminalización de la juventud, vulnera a nuestra sociedad, a nuestros hijos”, expuso.
Señaló que el encubrimiento, la minimización de hechos, la mentira y la descalificación de las demandas, no han podido acallar a los jóvenes, “en las nuevas generaciones, hoy hay mayor conciencia social y más interés por participar; y eso, tenemos que alentarlo. La participación ciudadana es la única forma de legitimar la democracia”.
El líder de la bancada de MC en la Asamblea Legislativa, indicó que la degradación de la política ha alcanzado niveles tan bajos que la sociedad está harta de los partidos y de los políticos, lo que se refleja en los elevados índices de abstencionismo electoral.
Sin embargo, refirió que al igual que hace 48 años, nuevamente la juventud es la que dice basta, es la que reclama para sí, su derecho a incidir y a ser tomados en cuenta, a participar y ser promotores del cambio, señalan lo que está mal y quieren ser parte de la solución.
“Sabemos que la intolerancia y la cerrazón han sido el común denominador a lo largo del tiempo, tanto en octubre de 1968, como en junio de 1971 y septiembre del 2014. No nos vamos a equivocar, enfatizó.
Dijo que la Ciudad de México a pesar de que cuenta con la mayor infraestructura a nivel nacional, no es capaz de ofrecer suficientes oportunidades a sus jóvenes, ni los empleos ni las escuelas que se requiere, “por eso al menos démosles la capacidad de formar parte de las decisiones sobre su futuro. Nuestros jóvenes enfrentan niveles jamás vistos de violencia y desempleo; la movilidad social es nula, permitamos que sus expresiones de indignación se traduzcan en derechos y cambios profundos”.
En este sentido, remarcó que una de las limitantes para que los jóvenes puedan ejercer sus derechos es la edad, pues únicamente pueden ser electores aquéllos hombres y mujeres mexicanos que hayan cumplido 18 años. No obstante, esta restricción se fundamente más en el convencionalismo, que en una razón justificada, lo cual provoca que un notable sector de la población sea dejado al margen de la vida política: un segmento de menores de edad.
A los jóvenes, abundó López Campa, los dotamos de elementos para enfrentar la vida y no les reconocemos la capacidad para hacerlo, “no esperemos a que salgan a la calle a arrebatar su derecho a decidir. Tal vez la mejor manera de honrar la memoria de los desaparecidos es otorgar el voto desde los 16 años. Reconozcamos a los jóvenes y hagámoslos protagonistas del cambio”, apuntó.