Urge oposición en ALDF proyectos viables para solucionar abasto y mala calidad del vital líquido

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Ciudad de México
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Al participar en una reunión de trabajo con la Asociación Nacional de Ingeniería Urbana, la legisladora resaltó que las proyecciones para la capital del país entre 2010 y 2030 indican que la población del Valle de México puede llegar a aumentar en un 13 por ciento, lo que nos plantea la necesidad de revisar los paradigmas del desarrollo metropolitano para su eventual reformulación.

Por ello, la perspectiva que debe permear en el diseño e instrumentación de las políticas públicas en materia de desarrollo debe garantizar la sustentabilidad en el marco del pleno disfrute de los derechos fundamentales de todos los habitantes de la Ciudad de México.

De tal manera que debemos revisar y buscar solución a los pendientes más urgentes de esta capital, como por ejemplo la escasez de agua, que de continuar así pondrá en riesgo a las futuras generaciones que requerirán tres sistemas como el Cutzamala para atender la demanda en 2030, según un estudio del Banco Mundial.

Aunado a lo anterior, dijo, 12 por ciento del agua es de mala calidad y se concentra en las delegaciones del oriente de la ciudad. Para atender este problema se requieren 22 plantas potabilizadoras.

Explicó que el abasto de agua tiene implicaciones metropolitanas por el incremento poblacional de la Zona Metropolitana del Valle de México, pero a nivel local se requiere la instrumentación de proyectos para la captación de agua de lluvia y su infiltración al subsuelo; potabilización y consumo humano, así como el uso agropecuario que nos ayude a dignificar las condiciones de vida de los productores rurales.

 

Otras acciones, dijo a los ingenieros, son la rehabilitación y mejoramiento de la red de drenaje, así como para incrementar las capacidades de tratamiento de las aguas negras; rehabilitación y operación de presas como la de San Lucas, Anzaldo, Mixcoac, San Joaquín, Tacubaya, Tarango Texcalatlaco, Becerra y la salvaguarda de los ríos Santiago, San Lucas y Magdalena, principalmente.

Al problema de abasto de agua, agregó, hay que sumar los relacionados con la calidad del aire, el manejo de los residuos sólidos, el impulso a la agricultura orgánica, la ampliación de la participación ciudadana, el desarrollo rural, la salvaguarda del patrimonio natural, cultural e histórico y la protección del suelo de conservación, entre muchos otros.           

Por ello, los ejes rectores del desarrollo deben ser los derechos a un ambiente sano; a la protección, preservación y mejoramiento del medio ambiente; y al acceso y uso del territorio urbano y rural dentro de las condiciones ambientales y económicas, concluyó.