Solamente los incondicionales, los que se benefician opíparamente del presupuesto están felices, están contentos con el desempeño del señor presidente. No es asunto personal, señor Peña Nieto. Es que las grandes mayorías están que hierven por su des-empeño, porque no hay condiciones de vida digna, porque “la mejor calidad de vida” es uno de aquellos mitos geniales de su maestro, el decepcionante Pedro Aspe Armella, que vergonzosamente lleva también en apellido Maza, apellido de prosapia, no por las riquezas, ni los pañales de seda, ni porque en casa se coman frijoles y en la calle se eructe pollo, como decía la tía Chata Rincón, sino por la dignidad enaltecida.
Y lo manifiestan tirios y troyanos, los que siempre están del lado de los poderosos, los que siempre hacen alianzas con el PRI en los momentos de dictar leyes de grandes políticas públicas, el PAN y el PRD. No Morena, que hasta el momento se ha mantenido incólume de alianzas vergonzantes con el poder,
El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se ha caracterizado por un doble discurso: mientras el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2013-2018 tiene como objetivo combatir la pobreza, a la mera hora se ordenan recortes a los programas sociales, afirmó hace unos días la diputada Karina Barón Ortiz (PRD). Lo peor para Karina es que “dichos recortes son sin el aval, sin el punto de vista previo del Congreso y, desde luego, sin discusión alguna, al tiempo que demandó que los programas de desarrollo social deben ser intocables, porque la finalidad para lo que fueron etiquetados es abatir la pobreza.
Así, afirmó que “del IV Informe de Gobierno del presidente de la república, no hay nada que aplaudir, pero mucho que cuestionar y reprobar en materia de desarrollo social”. Por el contrario, siguió, “lo que ha vendido haciendo el gobierno priista es empobreciendo aún más a la población y de ello las cifras muestran que se está retrocediendo de manera preocupante”, por lo que calificó como “grave el doble discurso del Ejecutivo federal de que se va bien”.
Recordó que el PND destaca como fundamento principal el combate a la pobreza y que los programas sociales no sufrirían recorte alguno, y sí, por el contrario, la integración de programas se verían fortalecidos con presupuesto suficiente que no alteraría de forma alguna la distribución de beneficios.
Lamentó que el gobierno asegure en los medios de comunicación que en materia social hay grandes avances, cuando desigualdad y pobreza se mantienen en niveles inaceptables y no se consigue abatir. “Por el contrario se ha ampliado la brecha entre ricos y pobres”, aseveró.
En tal sentido, lamentó que en estos cuatro años de gobierno de Enrique Peña Nieto, el desarrollo social esté siendo una quimera, un mal cuento y una realidad que significa que en esta administración se permitió que la población en pobreza haya aumentado de 53.3 a 55.3 millones de personas.
Ejemplificó que entre 2012 y 2014, la población urbana en pobreza pasó de 40.6 a 41.7% y en ocho entidades aumentó el porcentaje de pobreza y pobreza extrema, donde una de las causas fundamentales fue la reducción del ingreso en los hogares, además del debilitamiento de las políticas en la materia.
Lo más preocupante es el hecho de que los programas han sido seriamente afectados por los recortes, como sucedió con el Programa de Empleo Temporal o situaciones irregulares con el programa de Coinversión Social que afectó al INAIS, cuyos recursos del 2016 se utilizaron para pagar proyectos comprometidos del 2015.
Barón Ortiz consideró lamentable que desde la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), el gobierno priista se siga aprovechando de la pobreza de la población para obtener beneficios electorales para la consecución del poder, y que de ello no fueron pocas las denuncias que se presentaron por la compra del voto en los pasados comicios que se llevaron a cabo en el país.
La diputada panista, Eloísa Talavera Hernández, acusó que el presupuesto de gasto federal 2017, de Peña Nieto, condena a México a más estancamiento económico. Y dijo que en la administración del mexiquense, la fuente para detonar el desarrollo económico dejo de ser la inversión.
El gobierno de Peña Nieto ha sido obtuso para el manejo económico del país; en su propuesta para 2017 plantea que para administrar un peso de gasto en inversión, se necesitan dos pesos en gasto corriente, cuando en 2012 la relación fue de uno a uno, aproximadamente.
En la propuesta de Peña Nieto, por primera vez en la historia presupuestal del país en 2017, la estructura porcentual del gasto en inversión es menor al de las participaciones que se destinan a las 32 entidades federativas, refirió. Para 2017, Peña Nieto propone disminuir el gasto en inversión en -27.4% en términos reales y crecimientos del 4.5 y 5.8% en el caso del gasto corriente y participaciones, explicó.
Talavera Hernández indicó que se calcula que el gasto de inversión representó el 23.5% del gasto corriente en 2012 mientras que en la propuesta de gasto para 2017, esta relación es del 13.4%. “Con otras palabras, la brecha presupuestal entre gasto corriente y de inversión es cada vez más amplia, el gasto de inversión se anula y dificulta por el incremento desmedido del gasto corriente por parte de la administración de Peña Nieto”.
En 2012, de cada peso que se destinó para gasto en desarrollo económico 54 centavos fue para gasto corriente y 46 para gasto en inversión mientras que en 2017, 67 centavos se plantean para gasto corriente y, apenas, 32 para gasto de inversión. Con estas cifras, dijo, se muestran las incongruencias presupuestales en las que cae la administración de Peña Nieto, en donde la fuente para detonar desarrollo económico dejo de ser la inversión.
En este sentido, refirió, por cada peso que en 2012 se destinó a desarrollo social, 90 centavos fueron para gasto corriente y 10 para inversión, mientras que para 2017, se pretende que 94 centavos sean para gasto corriente y sólo 6 a gasto en inversión.
Talavera Hernández señaló que el comportamiento es similar en el caso del gasto para gobierno, de 2012 a 2017, donde el gasto en inversión disminuye su participación en cerca del 3.15% aproximadamente.
Puntualizó que en términos reales, el gasto de inversión que detona desarrollo económico, desarrollo social y de gobierno disminuyen -28.5, -28 y -7% para 2017, en donde queda claro que el ajuste presupuestal para 2017 no es más que el ajuste al gasto de inversión, en consecuencia el ajuste al crecimiento económico y la generación de empleos.