Ninguna abdicación comprará clemencia

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CNTE
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Primera abdicación: darle largas al asunto y no gobernar

El primer escenario sería el de darle largas al problema y continuar con las  negociaciones (disfrazadas de “diálogo” con la CNTE). Si alguien en el gobierno cree que así se desgastará la rebelión que inició la CNTE ni siquiera lee los periódicos ni habla con los ciudadanos a pie en las calles, mercados o cafés.

De hecho está sucediendo todo lo contrario al desgaste. Los bloqueos de carreteras pasaron de Oaxaca a Chiapas, Guerrero y Michoacán y de ahí a….la misma Ciudad de México. Además surgen nuevos focos de la rebelión en otros puntos del país.

En diversas ciudades directores de escuelas llaman a juntas de padres de familia para decirles que a partir del próximo ciclo escolar el gobierno cobrará inscripción y colegiaturas mensuales, los libros de texto ya no serán gratuitos sino que se venderán en tiendas, que aquellos gobiernos que dan vales para adquirir útiles escolares y uniformes ya no los darán y que en todo esto consiste la reforma educativa. Se trata de reclutar a nuevos “mártires” como los de Nochixtlán que le sirvan de carne de cañón a los criminales de la CNTE y MORENA, pero por todo el país.

Y ante esta campaña de mentiras ¿qué hace el gobierno? Nada. Dispone de abundantes tiempos en radio y TV y los recursos necesarios para emitir spots para desmentir semejantes patrañas, explicar a la población las bondades de la reforma y denunciar a la CNTE y sus aliados por sus acciones criminales, pero prefiere el silencio, otorgar callando.

El gobierno no sólo renuncia a su obligación de aplicar la ley para preservar la paz y el orden, sino que renuncia al habla, claudica en la lucha por la opinión pública. Pareciera que el Presidente Peña estuviera avergonzado y arrepentido de la reforma educativa y que todo lo que dice la CNTE es la pura verdad.

Si los bloqueos y demás hechos de violencia persisten, se siguen perdiendo empleos y sigue habiendo escasez de toda suerte de productos, el descontento va a ser creciente contra el gobierno por su impotencia, pusilanimidad y abdicación de facto, no por simpatía hacia la CNTE.

En las elecciones de 2018 muchos ciudadanos hartos de tanto caos podrían llegar a la conclusión de que la única manera de tener un poco de paz será darle el poder al principal instigador del desorden: a Andrés Manuel López Obrador.

La estrategia de en lugar de buscar simpatías de la población mejor aterrorizarla y chantajearla es precisamente la que llevó a Evo Morales al poder en Bolivia, después que mediante motines tiró a dos gobiernos.

Pero si López Obrador obtiene el poder desatará una persecución inmisericorde contra Enrique Peña y no por razones personales sino políticas. Si López encarcela a su predecesor aterrorizará a la clase política y a la sociedad y así nadie se opondrá firmemente a su proyecto de destrucción del país, de hacer de México otra Venezuela.

 

Segunda abdicación: ponerse de rodillas ante los violentos

El segundo escenario también es una abdicación. Consiste en ceder ante las exigencias de la CNTE, ya se trate de promover la derogación de la reforma educativa o ya sea mediante alguna forma de restauración de los privilegios que la CNTE gozaba en Oaxaca, que se reduce a mucho dinero…de los contribuyentes.

Es de llamar la atención que después de la más reciente reunión de los líderes de la CNTE con el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, se haya reducido el número de puntos de bloqueo de carreteras. Pero lo que resulta enigmático es el mensaje de los líderes de la CNTE a los reporteros de que habían una propuesta de su interlocutor que llevarían a sus bases para su discusión. Lo curioso es que tal discusión no ha trascendido.

Pero ya sea que el gobierno claudique ante la CNTE mediante algún ofrecimiento corrupto o mediante el compromiso de promover la derogación de la reforma, no hay garantía de que los desórdenes se terminen. Simplemente ningún otro grupo de malvivientes extorsionadores como la CNTE le tendrá el menor respeto al gobierno, que dobla las manitas a la menor provocación.

Pero aun en el supuesto de que no siguiera el caos, de cualquier modo habrán quedado claras dos cosas para todos: que este gobierno se rinde fácilmente y no es capaz de garantizar orden.

El resultado final será el mismo del primer escenario: López llega al poder y encarcela a su predecesor ¿Quién saldrá en defensa de un ex presidente preso que cuando tenía el poder no lo usaba para defenderse?

 

Tercera abdicación: repetir operativos como el de Nochixtlán

Los que insisten dentro y fuera del gobierno para que el gobierno no aplique la ley recurren a su espantajo predilecto: la masacre de estudiantes del 2 de octubre de 1968, esto es, no una acción para liberar una vía de comunicación bloqueada por un grupo violento, sino el asesinato planificado de personas desarmadas en una reunión pacífica.

Y para terminar de venderle a Enrique Peña miedo en cubitos de hielo le dicen: ahí está, vea lo que pasó en Nochixtlán, señor presidente y podría haber sido peor; si se repite el 2 de octubre estallará una rebelión popular en todo el país y usted no terminará su gobierno.

Y por supuesto si realizan operativos como el de Nochixtlán, sin un labor previa de comunicación para movilizar a la opinión pública en favor de restablecer el orden, si las acciones policiales y la respuesta de los criminales de la CNTE y sus aliados no son cuidadosamente videofilmadas para tener plena constancia de donde proviene la agresión homicida y si se manda a los policías (para colmo ¡desarmados!) a la lucha cuerpo a cuerpo con sujetos dispuestos a lesionarlos, quemarlos y matarlos, en lugar de aplicar otras tácticas antimotines, por supuesto que sobrevendrá el desastre.

Y entonces el resultado final sería el mismo: la gente harta del desorden le entregará el poder a su principal instigador y el ex presidente Peña Nieto irá a la cárcel, acusado de “crímenes de lesa humanidad” (de lo que también lo acusarían en el desenlace de los otros dos escenarios).

Todos estos escenarios son falsas alternativas. La opción verdadera es aplicar la ley de manera inteligente, sin los errores y omisiones del operativo en Nochixtlán.

Si el gobierno actúa conforme a ésta verdadera opción saldrá fortalecido de la prueba y habrá confirmado a la sociedad que no se equivocó, ni en 2006 ni en 2012, cuando le negó el poder a López y que sigue habiendo alternativas para lograr vivir en paz, distintas a la de rendirse ante al principal instigador de la discordia, el desorden y la violencia en este país.